La mayoría de los trabajadores que desempeñan su profesión frente a un ordenador podrían tener mascotas (un perro, un gato, una tortuga…) sin que representase un freno en su labor.
Sin embargo, pocas empresas admiten animales en sus oficinas. ¿Por qué? ¿Qué empresas permiten animales de compañía, y qué tipo de mascotas dejan pasar? ¿Hay voces en contra? Te lo contamos.
Estas empresas dejan ir a trabajar con perros y gatos
Se dice que la primera empresa en fomentar el que sus empleados llevasen las mascotas al trabajo fue Affinity Petcare, una compañía con foco en el bienestar de las mascotas y centrada, de manera mayoritaria, en gatos y perros. Para Teresa Niubó, directora de recursos humanos de Affinity, esta experiencia es «muy positiva y animamos a otras empresas que se planteen tener animales en su oficina a tirar para delante».
La empresa Purina también permite el acceso a las mascotas que estén bien educadas a las oficinas.
Otros espacios como Campus Madrid (Google), Airbnb España, Redbiliy, Utopic_US, Blitz Grácia o Dogbuddy, permiten el acceso a las mascotas de empleados, colaboradores y clientes.
En países de nuestro entorno llevan varios años de adelanto con respecto a la inserción de mascotas en el clima laboral, y en EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia o Nueva Zelanda es más frecuente que en el resto.
Tener un gato o un perro en la oficina, ¿ayuda o distrae?
Salvo animales violentos, agresivos o problemáticos, que por motivos lógicos no podrían entrar en los planes de integración entre los animales y las empresas, se tiene la impresión de que los animales pueden echar un cable a los trabajadores a la hora de rebajar los niveles de estrés. Pero, ¿no podrían también distraer?
Rose Perrine y Meredith Wells, en su estudio Percepción de los efectos psicológicos y organizacionales de las mascotas en el lugar de trabajo, demostraron que había una reducción significativa del estrés y un mejor clima laboral analizando a 193 empleados de 31 empresas. Eso sí, el estudio matiza que los principales beneficios los percibían los dueños de las mascotas, y que los que no las llevaban o no tenían apenas notaban los efectos.
A una conclusión similar llegaban Randolph T. Barker y Janet S. Knisely, de la universidad de Virginia Commonwealth, tras analizar tres conjuntos de trabajadores: grupo con perros, grupo sin perros y personas sin mascotas.
En otro estudio sobre percepción del ambiente laboral, 482 estudiantes determinaron que el que hubiese mascotas mejoraba el estado de ánimo tanto de los clientes como de los empleados, pero que, por contra, la oficina parecía menos profesional, menos limpia y menos segura. Entre perros y gatos no había diferencia, aunque los gatos de pelo corto recibieron las peores críticas.
A favor y en contra de los animales en la oficina
Un estudio de la red social Xing informaba hace unos años que el 53% de los responsables no rechazaban explícitamente un animal doméstico en la oficina (aunque tampoco significa que lo aprobaran), y que al menos el 28% de los trabajadores consideraban que las mascotas deberían estar permitidas en el lugar de trabajo, encontrando una fuerte oposición por parte de los compañeros. ¿Por qué? ¿A los empleados no les gustan las mascotas?
El gran problema de la integración entre animales y el mundo profesional no tiene que ver con la falta de afecto hacia los animales, sino que viene de parte de las alergias. En especial, del pelo, plumas y los ácaros que estos suelen tener.
En este sentido, basta un trabajador alérgico a un animal determinado para que este no pueda (lógicamente) ser encerrado junto a esta persona durante horas, ya que cualquier trabajador tiene derecho a que se respeten unas condiciones mínimas de sanidad. En otras palabras: no se puede obligar a un trabajador a medicarse. Y no es el único motivo en contra.
Laura Trillo, comunicadora felina y terapeuta de gatos desaconseja totalmente llevar el gato al trabajo porque, en líneas generales «no es un animal sociable con otros gatos, por naturaleza, es territorial y miedoso».
¿Esto no contradice los experimentos mencionados previamente? Sí, y no. Estos experimentos fueron realizados o bien con animales escogidos por su buen comportamiento o bien a distancia (percepción), por lo que incurren en un gran sesgo, y con animales poco sociables se podrían incrementar las tensiones en la oficina.
¿La conclusión? Al igual que con otros aspectos laborales, la inclusión de animales en el lugar de trabajo ha de guardar un equilibrio entre los derechos laborales de los trabajadores y las mejoras que estos animales generan en el ambiente laboral.
Siempre que la plantilla al completo esté de acuerdo, no existan problemas médicos y los animales mejoren el día a día de la oficina, estos podrán ser llevados al trabajo sin problema, aumentando la calidad de vida, especialmente, de los dueños de estas mascotas.
Por Marcos Martínez