Aún no son escenarios muy concretos. Sin embargo, es importante tratar de entender cuándo y cómo las nuevas fronteras que ofrece el metaverso podrán ayudar al sector de recursos humanos. Y cuáles son sus posibles riesgos. De hecho, el metaverso existe y debemos comenzar a conocerlo sin que nos parezca una alternativa aterradora al mundo real. Al contrario, puede ser una nueva oportunidad para humanizar aquellas experiencias que cada vez más se desarrollan de forma virtual. [hde_related]
Las generaciones más jóvenes se reúnen en el metaverso desde hace varios años para jugar con sus comunidades. Lo cierto es que, hasta hace poco, todo se circunscribía a la industria del gaming. Hoy, sin embargo, el vertiginoso avance tecnológico hace suponer que esta experiencia pronto podrá expandirse a los más diversos sectores. Sobre todo cuando se enriquecerá no solo con soluciones 3D, a través de hologramas y realidad virtual (RV o VR, por sus siglas en inglés), sino también 4D. Gracias a herramientas de realidad aumentada como guantes para permitir el tacto.
El sector educativo está comenzando a hacer uso de estas tecnologías, cuyas perspectivas son notables. Por su parte, el mundo laboral también está atento a los desarrollos que giran en torno al metaverso. Por ahora, es algo que ocupa en primer lugar a los departamentos de marketing, pero es previsible que en un futuro no muy lejano también se involucren los despachos de recursos humanos.
Según un estudio de Lenovo, el 44 % de los encuestados estaría dispuesto a trabajar en el metaverso y cree que podría obtener beneficios, como un aumento de su productividad. Sin embargo, alrededor del 43 % de los encuestados también opina que los empleadores no tienen el conocimiento ni la experiencia necesarios para permitirles trabajar en el metaverso en el futuro.
El metaverso en el trabajo
A raíz de la pandemia, el mundo laboral ha tenido que hacer frente a varios desafíos. Ante todo, por la dificultad de desconectarse del empleo remoto. Y también por una falta generalizada de formación tecnológica por parte de los trabajadores. Por último, se ha notado la dificultad de las empresas a la hora de capacitar a los nuevos empleados sin tener que imponer una presencia física a los más expertos.
Mientras que, por un lado, el smart working ha fomentado la flexibilidad laboral, por el otro, ha hecho que las reuniones y las relaciones se volvieran más impersonales y ‘bidimensionales’. ¿Es posible entonces que el metaverso pueda representar una solución a estas nuevas necesidades? Su tecnología, al crear situaciones tridimensionales realistas en las que moverse e interactuar, podría favorecer una mayor humanidad. Eso sí, hay que saber cómo y cuándo usarlo para evitar el efecto contrario.
En la actualidad, el potencial del metaverso se está probando sobre todo en actividades de capacitación. ¿De qué otras maneras podría aprovecharse desde recursos humanos? A través de gadgets, ya es posible entrar en una dimensión donde los avatares de los empleados tienen la oportunidad de encontrarse y confrontarse. Para reuniones, formación y procesos de incorporación. Y pueden hacerlo en el marco que prefieren: junto al mar, en un jardín, en un teatro o en el gimnasio.
Por supuesto, hay que evitar situaciones distópicas en las que todo el mundo vive encerrado en casas oscuras y enganchado a unos cables desde su sofá. El metaverso por el que hay que apostar es el que potencia la realidad física y no actúa como una alternativa. Si se explota de esta manera, puede proporcionar ideas interesantes para aumentar la tasa de humanidad de las relaciones, que pueden empezar en lo virtual y luego traducirse al mundo real.
Problemas y beneficios de integrar el metaverso
Con seguridad, un primer gran obstáculo es el precio de los visores y dispositivos adecuados, aún demasiado alto para pensar que las empresas puedan dotarse de un número necesario para implementar actividades rentables en el metaverso. La única solución, por el momento, sería el alquiler, un servicio que todavía no está tan extendido.
Para quienes usan gafas, la cuestión es aún más compleja, porque se requieren lentes adicionales que no son tan accesibles en el mercado. Otro problema reportado por quienes están experimentando con esta tecnología es la pérdida del rostro y sus expresiones. Como es obvio, un avatar no tiene la misma capacidad de manifestación que un rostro humano, aunque sea detrás de una cámara web.
Esto se convierte en un obstáculo en ocasiones en las que las personas se encuentran por primera vez y es necesario y fundamental empatizar con quién se tiene delante. Como entrevistas de trabajo. En definitiva, parece que no hay muchas posibilidades a corto plazo de que las conversaciones y reuniones de negocios se trasladen al metaverso.
Por otro lado, un escenario creado en el metaverso puede aumentar en consideración la participación de las personas. Esto podría conducir a un avance real con respecto a aquellas situaciones que requieren un alto nivel de engagement. De hecho, el metaverso está resultando muy interesante para la formación experiencial a distancia, en la que el gran nudo a resolver es, de hecho, la implicación. Dispositivos como los de Oculus (ahora Meta Quest) proporcionan la sensación de entrar en un videojuego. El impacto puede ser divertido, nuevo y emocionante.
Pese a que es improbable asistir a una aplicación masiva del metaverso en recursos humanos, es importante seguir estudiando y aprendiendo sobre el fenómeno. La tecnología, de hecho, viaja más rápido de lo que imaginamos y no sería de extrañar que todo cambiara en unos meses.
Por Alberto Barbieri
Imágenes I UK Black Tech/Unsplash, fullframes/Shutterstock, Bram Van Oost/Unsplash