Una plantilla motivada es un requisito imprescindible para el éxito empresarial. La cuestión es cómo conseguir tener un equipo entusiasta y alineado con la estrategia de la dirección. No es fácil y son muchos los factores que entran en juego. Como casi todo en la vida, uno de los secretos está en fomentar el diálogo y comunicar con sinceridad. Que los empleados se sientan escuchados y atendidos.
La fintech Creditas es una de esas empresas que en los últimos tiempos ha apostado por abrir estos canales de comunicación que para otros resultan irrelevantes o muy secundarios a la hora de lograr objetivos de negocio. La compañía, especializada en créditos personales, anima a sus 2500 empleados a tener reuniones donde se traten cuestiones profesionales de forma abierta. En la firma están convencidos de que el fomento de esta “cultura del feedback” es clave para incrementar el rendimiento y compromiso de la plantilla.
En plena crisis financiera, en 2012, al español Sergio Furio, un banquero que había pasado por Deutsche Bank y la filial estadounidense del BBVA, se le ocurrió lanzar Creditas en Brasil. Con pocos recursos (150 000 dólares, unos 127 000 euros al cambio), este emprendedor valenciano puso en marcha una plataforma para dar créditos a los brasileños, tomando como aval la casa, el coche o el salario de la persona que lo solicita. De esta forma, Furio pretendía llevar financiación a clientes que no suelen ser atendidos por un banco al uso.
Con el paso del tiempo y después de levantar hasta 570 millones de dólares en varias rondas de financiación respaldadas por fondos internacionales de capital riesgo, aquella idea se ha convertido en un proyecto multinacional que tiene oficinas en Brasil, México y España. Furio, tirando para casa, ha establecido en Valencia el centro tecnológico de la fintech, donde ahora mismo medio centenar de profesionales desarrolla su labor.
Más allá de su vertiginoso crecimiento, Creditas llama la atención por el novedoso sistema que usa para mejorar la productividad y el compromiso de su equipo humano. En la compañía y en su equipo de recursos humanos hablan de la “cultura brutally honest” como base para hacer que sus equipos evolucionen. Un modo de gestionar recursos humanos basado en la “comunicación abierta y el aprendizaje continuo”.
Las reuniones son voluntarias
¿Cómo aterriza Creditas estas ideas y pretensiones? En la compañía dicen que están familiarizados con la cultura del feedback y, para sacarle provecho, han implantado un sistema que permite a sus empleados organizar reuniones y seleccionar a los compañeros con los que quieren tratar alguna cuestión específica.
Las reuniones pueden tener un máximo de ocho participantes y duran menos de dos horas (hay 15 minutos iniciales de reflexiones y algo más de una hora para comentar esas reflexiones). El objetivo de estos encuentros es mejorar la relación laboral y personal entre los miembros de la plantilla.
La reunión (que a nivel interno de la compañía denominan ‘feedback canvas’), es voluntaria para la persona evaluada. Sin embargo, la mayor parte de la plantilla de la fintech ya ha pasado por alguna. Además, es la persona que va a ser evaluada la que escoge al resto de compañeros que le darán su feedback o impresiones. Por eso los temas no trascienden a la dirección de la compañía, sino que se plantean como vía para mejorar el funcionamiento, lo que propicia el acuerdo y el entendimiento entre iguales.
Laura Ramón y Carlos Cáceres trabajan en Creditas y son promotores de este sistema. Ellos aseguran que en las reuniones se intenta despersonalizar en la medida de lo posible y que no se convierta en un examen a la persona, sino en un debate sobre “sus actitudes y acciones concretas”. “Por ejemplo, no decimos ‘eres muy impulsivo’, sino que decimos ‘en esta situación actuaste de forma impulsiva y podrías haber tenido una actitud más paciente”.
Es clave cuidar las formas
También reconocen que las personas evaluadas se suelen mostrar vulnerables al principio, pero al final de la sesión agradecen haber participado. “¡No tenemos malas experiencias!”, recalcan. Eso sí, para conseguirlo, en Creditas cuidan mucho las formas y cómo se transmiten de unos empleados a otros las impresiones. “Si no se hace de forma correcta puede ser contraproducente”, explican Ramón y Cáceres. En este sentido, no solo sirve para destacar lo que no se ha hecho bien, sino también para reforzar y visibilizar las virtudes del empleado que centra la conversación.
“Muchas empresas en España huyen de este tipo de métodos y se sirven de excusas como la falta de tiempo, la incomodidad que genera entre equipos o lo poco necesario o prioritario que es frente al trabajo y el rendimiento en términos de negocio”, explica David Stanete, responsable de ingeniería de Creditas. “En muchos otros casos, se intenta maquillar el feedback para no ofender a los demás y no se consigue el principal objetivo: ser honesto para evolucionar en equipo”, añade.
Al día de hoy, la mayoría de los más de 2 500 empleados de Creditas ya participa en estas reuniones de feedback, que complementan a las habituales reuniones con los jefes sobre objetivos y rendimiento de la compañía. Aunque la empresa aconseja que la persona que es evaluada al menos haya estado en la firma tres meses, con el fin de que todos puedan tener una idea clara de su desempeño. “La cultura del feedback se ve como algo peligroso que puede dar pie a roces y problemas, sin embargo, la realidad es completamente opuesta”, recalca Ramón.
Para romper con ideas preconcebidas, el equipo de recursos humanos de Creditas organiza sesiones formativas sobre feedback y comunicación asertiva. Y más allá de estos ejercicios de sinceridad, Creditas también presume de preocuparse de su plantilla promoviendo hábitos saludables, ofreciendo un horario flexible y la posibilidad de teletrabajar y dando tickets restaurante y clases de idiomas, entre otras cosas.
Imágenes | Creditas