Los jefes, ¿una especie en peligro de extinción?

Empresa

Cada 16 de octubre se celebra el Día Internacional del Jefe. Y, en estos momentos, hay numerosos cambios tecnológicos y organizativos que afectan a esta figura y hacen preguntarse por el futuro de los jefes.

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La automatización y el futuro de los jefes

La automatización hace mucho menos necesario el papel del jefe tanto en la emisión de órdenes como en la recepción de reportes para la vigilancia del cumplimiento de lo planificado.

Esto tiene unos beneficios importantes en organigramas muy largos en los que los flujos de órdenes e información pasan por varios jefes. El proceso se hace más transparente y el flujo de información llega con menos ruido. En ciertos casos, es posible incluso eliminar algunos niveles de la estructura.

Los jefes de los niveles más elevados de la jerarquía pueden disfrutar de una visión más amplia y aproximada de la realidad del negocio. La información les llega automáticamente, con mucha menor intervención de mandos intermedios. Estos podrían deformarla intencionadamente por unos incentivos desalineados con los de la empresa. O solo podrían malinterpretarla. Y, por cuantas más manos pase un reporte, más probable es que acabe introduciéndose ruido.

Además, la información automatizada llega a los niveles superiores de forma muy organizada y visual. No obstante, también pierden algo de perspectiva, ya que los aportes personales de los jefes intermedios pueden ser de gran valor.

Con las órdenes automatizadas pasa algo semejante. La dirección de la empresa puede tener más confianza de que llegan a todos con claridad. Se procura que los mandos intermedios no las modifiquen. Sin embargo, en algunas ocasiones, estos cambios que evita la automatización son positivos, una muestra de adaptación al entorno de quien está más cerca de la ejecución de la tarea. Por tanto, conviene encontrar un punto de equilibrio.

La sustitución de jefes por contratos

Una empresa es, al fin y al cabo, una organización que es capaz de asignar los recursos de que dispone para producir uno o más bienes o servicios. Los jefes la dotan de una estructura que debe hacer más beneficioso trabajar los procesos de manera interna.

Las tecnologías más modernas proveen una amplia lista de mecanismos que disminuyen los costes y riesgos de efectuar las operaciones externamente y potencian sus beneficios. Así, vemos como la nubefavorece los entornos cooperativos entre empresas; la cadena de bloques, los registros seguros de todo lo que sucede; la biometría, la identificación de  partes; el aprendizaje automático, la detección de prácticas fraudulentas

Incluso el desarrollo de la programación informática facilita los contratos. Una parte de su camino pasa por estudiar a fondo algoritmos que protocolizan las operaciones empresariales. De este modo, algunos resultados se convierten en respuestas útiles a los retos de la gestión de información entre empresas independientes.

De este modo, hay más oportunidades para sustituir relaciones de subordinación por contratos. No solo estamos hablando de meras externalizaciones, sino de colaboraciones reforzadas.

No obstante, este marco hace que en ocasiones la figura del jefe traspase los confines de la empresa. Cuando varias partes independientes comparten recursos (sobre todo aquellos intangibles más ligados al conocimiento) puede hacerse necesario que alguien tome el mando de las operaciones conjuntas.

Claves en el futuro de los jefes: creatividad, responsabilidad y liderazgo

Aunque, como vemos, habrá muchas situaciones en las que los jefes sigan perdiendo protagonismo, su papel resulta crucial en otras. Por un lado, son un cauce de creatividad. No solo se trata de que deban tener ideas, sino también de que incentiven a los miembros del equipo a aportarlas. Además, dan coherencia a las soluciones a los problemas del día a día, que son, con frecuencia, imprevisibles.

Por otro lado, nadie pedirá cuentas a una máquina, a un algoritmo o a un contrato ante las dificultades que puedan surgir. El jefe es la cabeza visible y quien ha de presentar respuestas que convenzan a clientes, consumidores finales, proveedores, inversores, organismos reguladores y cualquier otra parte interesada.

Y, de manera interna, también lo vemos reflejado. El liderazgo no es ‘propiedad’ exclusiva de los jefes. Hay trabajadores que tienen un carisma especial entre sus pares y que son muy valorados por sus superiores. Sin embargo, quien está al mando debe tener la habilidad para conducir al equipo y la tarea. Es, en definitiva, un elemento regulador que contribuye a que la actividad se acomode a la evolución del entorno.

Y, por supuesto, toda la estructura de jefes, con sus virtudes y defectos, da un punto humano a la organización. Son uno de los elementos clave que contribuyen a generar un ambiente concreto, que diferencia a una empresa de todas las demás. Y eso tiene un efecto muy difícil de definir, pero muy palpable en las experiencias de consumo y trabajo. Parte del éxito o fracaso del negocio depende de ello.

Está claro que los jefes siguen teniendo futuro (y mucho), pero también que su papel está sujeto a una evolución rápida. Los jefes de hoy tienen el cambio organizativo y tecnológico remarcado en sus agendas.

Imágenes |  Dane Deaner, LinkedIn Sales Solutions, Alen Rojnic, Andrew Wise en Unsplash

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