El entorno empresarial ha cambiado mucho a lo largo de las últimas décadas. Antes, oficinas de mesas en cuadrícula, cálculos a mano y mensajeros repartiendo el correo interno se encontraban saturadas del humo de los cigarros y del ruido de la mecanógrafa. Tiempo ha.
Las máquinas de escribir, de cuyo número las empresas presumían, fueron uno de los primeros elementos en transformarse y desaparecer, pero no fueron las únicas. Repasamos nueve dispositivos y útiles desterrados de las empresas (o en proceso) de los que en su momento se presumió mucho.
¿Sigue existiendo el fax?
El fax supuso toda una revolución tecnológica en las empresas: del envío postal a la llegada casi instantánea de documentos. No es raro que las empresas quisiesen invertir en esta tecnología de copiado electrónico.
Su uso hoy, más allá del BuroFax (que tiene un importante valor legal), es cosa de la historia debido a la llegada de las comunicaciones instantáneas como el email y, más tarde, distintos métodos de mensajería como WhatsApp Business.
La calculadora está desapareciendo (lentamente)
Es curioso cómo esta máquina con décadas de antigüedad, y muchos lavados de cara, sobrevive hoy día en algunos nichos mientras ha sido desterrada en otros. Con cada nueva versión (digital, con memoria, solar, con pantalla…), volvía a los despachos con cierta demanda para ir poco a poco desapareciendo.
Pero la calculadora científica, casi todas Casio o Hp, todavía acompañan a arquitectos, ingenieros, matemáticos, programadores y contables, quizá por el modo en que estos fueron educados con ella, aunque está desapareciendo con las versiones de escritorio de los sistemas operativos.
La máquina de escribir supuso una revolución
Aquellos trabajadores que lleven décadas en una misma empresa habrán convivido con las máquinas de escribir, utilizadas para la elaboración de todo tipo de documentos. Hubo un tiempo en que «mecanografiar» era una palabra muy usada en los currículums y un valor profesional clave.
Ya desde 1950 los ordenadores de negocio como el UNIVAC I intentaron desbancarla, así como en 1973 el Xerox Alto trató de sustituirlas como ordenador personal. Sin embargo, no fue hasta la llegada del Apple I (1976) y del Sol-20 (1977) que los ordenadores terminaron por despegar en las oficinas.
El teléfono fijo, símbolo de la modernidad
Cuánta chulería y descaro había en el gesto de un ejecutivo descolgando la línea fija de su oficina cuando no todos podían disponer de ese privilegio. Durante un tiempo, las palabras número privado se convirtieron en un símbolo de estatus profesional, y los trabajadores rápidamente se imprimían tarjetas de visita para mostrarlo.
Luego vino el teléfono móvil, y el abaratamiento de las líneas móviles dio como resultado que todo el mundo podía disponer de varios números de teléfono: uno profesional y otro personal. Se había acabado el alardear de fijo.
Calendario, agenda y carpetas para organizarse
Hay un conjunto de elementos que todavía suelen verse en las oficinas, quizá más por costumbre e inercia que porque sirvan a un uso práctico. El calendario en forma de pirámide, la agenda de bolsillo o las cajoneras con carpetas organizadas son algunos de ellos.
Hoy todo esto lo ha absorbido nuestro sistema operativo, las aplicaciones de organización y las carpetas en la nube. Y también ha arrastrado a muchos otros elementos, como las tijeras, el tipex, el lapicero y la goma de borrar… O los clips, que ahora solo vemos como el pictograma que simboliza los archivos «adjuntos».
Sala de audiovisuales y presentaciones de Powerpoint
En muchas empresas todavía hay una o dos salas repletas de sillas que guardan varios tesoros. Uno de ellos es un gran televisor, probablemente con el mismo fondo que ancho, con un novedoso mando a distancia y sin TdT. La suele acompañar un reproductor de DVD, una minicadena y, con suerte, un proyector que apuntaba bien contra una pared más o menos lisa, o contra un fondo blanco desplegable.
Durante un tiempo, las reuniones con material audiovisual fueron cruciales en los negocios de finales de siglo pasado, y las presentaciones de PowerPoint se convirtieron en una herramienta clave de comunicación y marketing interno. Hoy hay otros modelos, como unos valores sólidos compartidos por la plantilla o distintas metodologías de organización foráneas.
¿Llevar la oficina en tu móvil?
En general, los últimos 50 años de las herramientas dentro de las empresas se pueden resumir en que el ordenador personal de escritorio, seguido del portátil, la tablet y el teléfono móvil han ido asimilando los diferentes instrumentos de trabajo. Condensándolos cada vez en un espacio más pequeño. Lo último en este sentido es el llevar la oficina en el bolsillo.
No ya en una tablet con teclado o un portátil transformable, sino dentro de un teléfono móvil. Por ejemplo, el Samsung Galaxy Note 8 ya permite la instalación de un módulo llamado DeX Station que convierte una pantalla, teclado y ratón en un ordenador del que el teléfono móvil es su núcleo. Este tipo de iniciativas facilitarán mucho más la movilidad de los profesionales.
Marcos Martínez
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