El horario continuo o continuado se propone como medida de flexibilidad laboral que facilite la conciliación. Debido a las múltiples ventajas de este tipo de jornada, el llamado ‘horario de verano’ (por su implantación en meses estivales) se plantea como una solución a futuro que mejore la vida de los trabajadores al tiempo que mejora el clima laboral y aumenta la productividad empresarial.
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¿En qué consiste el horario continuo?
El horario continuo es una modalidad horaria de trabajo en la que las horas trabajadas se realizan en un bloque continuado. En contraposición a la jornada partida, en la que hay dos bloques de trabajo separados generalmente por una pausa larga para comer, la jornada intensiva (que también recibe los nombres de horario continuado y jornada ininterrumpida) pretende convertirse en una herramienta básica de racionalización horaria.
Como norma general, el horario continuo puede aplicarse en aquellos trabajos en los que sea viable dejar la hora del aperitivo o comida en el límite del horario: salir de trabajar y luego comer, o comer y luego entrar a trabajar. Aunque también es probable encontrar este horario en otras franjas, por ejemplo, al compaginar trabajo y estudio o cubrir segmentos de mediodía.
¿Necesita el horario continuo una semana de pocas horas?
A menudo se relaciona horario continuo con las semanas de 32 horas del siglo XXI, aunque también es posible su aplicación en semanas de cuatro días. El motivo es que es muy frecuente observar el horario continuado en semanas de 30 horas laborales o menos, especialmente en la rotación de turnos de seis horas.
Como ejemplo de este caso, un trabajador realiza en modo continuo el primer turno, por ejemplo desde las 6:00 horas alas 12:00 horas, mientras que un segundo trabajador se ocupa del segundo, desde las 12:00 horas a las 18:00 horas. Aunque, por supuesto, existen muchas otras modalidades compatibles con la continuidad horaria.
Además, esta continuidad tiene en cuenta el descanso obligatorio no inferior a 15 minutos por cada seis horas de trabajo continuado recogido en el Artículo 34 del Estatuto de los trabajadores, así como las pausas necesarias para asuntos personales del trabajador. Eso hace posible que horario continuo se preste durante ocho horas seguidas, sumando 40 horas de lunes a viernes.
Decálogo con las ventajas del horario continuo
Respecto a las ventajas del horario continuo, casi todas están orientadas a la racionalización horaria, la compatibilidad con la conciliación familiar, la conciliación con actividades de ocio, el aumento de productividad laboral y la disminución de los niveles de estrés. Según la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arohe) existen al menos diez argumentos de peso para implantar la jornada intensiva.
Aumento de la motivación de los trabajadores
El horario de trabajo juega un importante rol en la motivación personal, como atestigua el desgaste mental de los trabajadores de sectores nocturnos y el agotamiento que supone cuadrar horarios con un turno partido. Con las jornadas intensivas el trabajador aumenta su motivación al poder compatibilizar el trabajo con otras actividades.
Fortalece la identificación con el proyecto
Poder contar con un horario continuado que respete el tiempo de ocio del trabajador también se asocia a un mayor respeto de la fuerza de trabajo hacia la empresa y sus proyectos. Dicho de otra forma: cuando las empresas tienen en cuenta las necesidades de los trabajadores, estos valoran más las necesidades de las empresas. La relación laboral se percibe como más justa.
Reduce el estrés de forma notable
Las jornadas largas favorecen la aparición de estrés. Una misma jornada de ocho horas partida en dos con una o dos horas para comer convierte esas ocho horas en nueve o diez de trabajo fuera de casa. Esto pesa en la salud de los trabajadores, especialmente cuando se suma a las horas la imposibilidad de compatibilizar trabajo y otras actividades.
Estimula la optimización del tiempo
En aquellas jornadas continuas caracterizadas por un menor número de horas por jornada, como la racionalización del tiempo en que se basa la semana de 32 horas en cinco días o en forma de semana de cuatro días, se tienen menos horas hábiles. Esto fuerza a usar el tiempo de trabajo de forma más eficiente y eficaz, estimulando la optimización del tiempo y haciéndolo más útil.
Enseña a planificar la jornada
Por el mismo motivo del punto anterior, jornadas continuas en semanas de menos horas exigen una mejor planificación, dado que no existe optimización del tiempo sin planificación del mismo. Esto hace que los empleados y mandos intermedios aprendan a planificar la jornada laboral con antelación, eliminando elementos innecesarios como reuniones improductivas.
Permite el aprendizaje y el trabajo en equipo
La jornada continua, junto a los periodos de descanso, son actualmente propios de épocas vacacionales como el verano. Es frecuente que durante estos meses los equipos de trabajo se organicen para cubrir todas las necesidades de la empresa. Por ejemplo, generando el rol temporal de backup en el que un trabajador monitoriza el puesto de otro. Lo mismo ocurre si el horario continuo se desplaza a otros meses del año, fomentando el trabajo en equipo.
Mejora el descanso personal
Además de reducir el estrés de las jornadas largas, el hecho de reducir a la mitad el número de viajes o permitir la comida en casa mejora el descanso de los trabajadores. Incluso conservando una jornada de ocho horas, un trabajador a 20 minutos de la oficina necesitará una hora y 20 minutos en desplazamientos diarios (commuting) en horario partido, frente a 40 minutos en continuo.
Facilita la desconexión laboral
La regulación de la desconexión laboral ha supuesto un hito importante en los últimos años, aunque aún queda mucho trabajo por hacer, en particular de cara a su implantación real. El horario continuo es una herramienta que puede ayudar a establecer límites claros de en qué momento se puede contactar con un trabajador y cuándo este queda fuera de su horario de trabajo.
Explora nuevas facetas de los trabajadores
Una particularidad casi siempre presente en la racionalización de horarios es la posibilidad de hacer un uso más productivo del tiempo libre. Por ejemplo, pudiendo compaginar el trabajo y el estudio. En la actualidad la formación continua resulta indispensable a lo largo de la vida laboral, y es conveniente disponer de tiempo que dedicarle. Esta desbloquea a nivel personal nuevas facetas, como habilidades, que luego acompañan a los trabajadores durante su trabajo.
Aumenta la productividad empresarial
Como consecuencia directa de muchos de los puntos mencionados en esta lista, el horario continuo aumenta la productividad tanto de los trabajadores como del conjunto empresarial. De ahí que haya empresas que valoren incorporar la jornada continuada desde un punto de vista puramente contable y de negocio, aunque valorando también el resto de impactos positivos asociados.
Existen muchos motivos por los cuales trabajar en defensa de una jornada continua, tanto por parte de los trabajadores como de la empresa, aunque esta no sea de aplicación en todos los puestos de trabajo u organizaciones.
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