Los datos son concluyentes y muestran que la desigualdad de género es una realidad en el ámbito laboral en España.
Las mujeres sufren una tasa mayor de paro, cobran por término medio menos que los hombres y, llegadas a un cierto nivel en la jerarquía empresarial, se encuentran con un techo de cristal muy difícil de romper.
Según datos de la EPA referentes al primer trimestre de este año, el desempleo en las mujeres se sitúa en nuestro país en el 16,7%, frente al 12,9% de los hombres. La brecha también se manifiesta en los sueldos. Según un estudio de Gestha (Técnicos de Hacienda), las mujeres en España cobran un 30% menos (casi 5.000 euros al año) que sus compañeros. Además, mientras que 6 de cada 10 licenciados en este país son mujeres, sólo el 10% de los cargos directivos están ocupados por ellas.
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Las mujeres se enfrentan a más baches a lo largo de su vida laboral. Además de la dificultad para acceder a puestos directivos, pasan más tiempo apartadas de sus funciones por el nacimiento y el cuidado de los hijos. Esta circunstancia en muchos casos las obliga también a reducir su jornada laboral, lo que supone una caída de su retribución y de sus expectativas profesionales.
Sin embargo, la concienciación sobre este problema avanza, y un ejemplo es Orange, que recientemente ha recibido el ‘Distintivo de Igualdad en la Empresa’, otorgado por el Ministerio de Asuntos Sociales. En cualquier caso, las iniciativas a tomar para reducir la brecha de género entre los empleados son muy variadas. Aquí van unas cuantas ideas.
Rangos salariales equitativos
Como hemos visto, la desigualdad de género se manifiesta sobre todo en la brecha salarial. Por ello, las políticas empresariales deben empezar a favorecer la creación de tablas salariales donde el empleado cobrará y desempeñará las responsabilidades que conlleva el cargo, independientemente de su sexo.
Currículum vitae ciego
Las nuevas tecnologías y la digitalización permiten la implantación de procesos de contratación en los que se elimina cualquier característica que pueda representar una desigualdad. Gracias a estas técnicas, los sesgos de sexo, raza, país de origen o edad, entre otros factores, quedan eliminados, favoreciendo una mayor objetividad.
De esta manera, las empresas priman la experiencia y los méritos a la hora de contratar.
Formación en igualdad de oportunidades y de género
Las empresas deben formar a la totalidad de su plantilla e incluir en su ADN la igualdad de oportunidades y de género para sensibilizar a todas las personas que trabajan en la compañía. De esta forma evitarán que se puedan producir situaciones de desigualdad en cualquier área de la organización. Además, es conveniente que las compañías creen un clima de trabajo transparente y de confianza, y en el que las personas se sientan valoradas por lo que hacen y no por lo que son.
Conciliación laboral
Aunque se han lanzado medidas para fomentar la conciliación, la maternidad sigue siendo un obstáculo para las mujeres que quieren mantener su puesto de trabajo y avanzar en su carrera profesional. Además, algunos estudios han revelado que la falta de conciliación implica un gran sentimiento de culpa entre las mujeres.
En este sentido, los avances tecnológicos pueden ayudar en el ámbito de la conciliación, puesto que facilitan, por ejemplo, el trabajo en remoto, que todavía es residual en España, pero que tiene mucha aceptación entre los empleados.
Empresas como Orange sí avanzan en este sentido. De hecho, la operadora ha revalidado este año el sello que le acredita como ‘Top Employer en España’, y trabaja activamente por promover medidas de conciliación, como son la flexibilidad horaria y el teletrabajo. También ha implantado una cultura agile, para una mejor colaboración entre departamentos.
Bajas por maternidad y paternidad
En este punto, la iniciativa ha sido política. Desde el pasado 1 de abril, el permiso de paternidad se ha ampliado de 5 a 8 semanas, siendo las dos primeras obligatorias después del nacimiento del hijo. Además, el permiso del padre se extenderá hasta las 12 semanas en 2020 y al año siguiente se igualará con el de la madre, que es de 16 semanas. La situación contrasta con la que había en España hasta 2007, cuando los padres sólo disponían de dos días para cuidar del recién nacido.
Imágenes | BBH Singapore/Unsplash, Annie Spratt/Unsplash