¿Qué es internet? La pregunta no busca ser filosófica. Internet es comunicación, redes sociales, marketing, ventas, vídeos de gatos e información, mucha información. Pero, sobre todo, internet es el reino de los bots.
Más de la mitad del tráfico que se mueve por la red (según la compañía de ciberseguridad Imperva) tiene que ver con pequeñas piezas de software programadas para ejecutar tareas automáticas en internet. Los bots son como robots, pero solo con algoritmos, sin toda la carcasa metálica. Algunos son buenos y otros son malos. En aprender a lidiar con ellos reside una de las llaves del éxito online.
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Todo empieza con un ejército de arañas
Cuando hablamos de SEO, hablamos de posicionamiento. Es decir, de cómo una página web aparece situada en el ranking de Google. Al fin y al cabo, el buscador de Alphabet mueve el 86% de las búsquedas web. Así, entender cómo funciona el ranking de Google es uno de los fundamentos del SEO. No vamos a entrar en los entresijos de los algoritmos. Sobre todo, porque son secretos. Pero sí podemos señalar que todo empieza con un bot. Un ejército de crawlers, o arañas, que recorren incansables la web.
Googlebot es un bot de rastreo web de Google que se encarga de descubrir páginas nuevas y actualizadas para añadirlas al índice de Google. Este bot se apoya en una potencia de computación muy elevada, lo que le permite recorrer miles de millones de páginas de la web cada día. Su incipiente inteligencia y su automatización se basa en algoritmos que le permiten determinar cuándo, cómo y con qué frecuencia debe dejarse caer por cada web.
El de Google es uno de esos bots buenos o, al menos, positivos, que permiten que internet sea tal como la conocemos. Por eso, saber comunicarse correctamente con él es el primer paso en una buena estrategia SEO.
“El SEO trata de entender cómo los bots y los usuarios reaccionan ante una experiencia online. Como profesionales de búsqueda […] necesitamos garantizar la mejor experiencia para los usuarios y los robots. En otras palabras, nos esforzamos en crear experiencias que atraigan a los seres humanos y que tenga sentido para los bots de búsqueda”, señala Alexis Sanders, SEO Account Manager en MERKLE | IMPAQT, en este artículo publicado por la agencia MOZ.
¿Humanos y robots? Mejor un cíborg
Hace ya unos años que los cíborgs escaparon de la ciencia ficción. Algunos, como este británico nacido en Mataró, han sido oficialmente reconocidos como tal. Mitad humanos, mitad robots (los porcentajes pueden variar), los cíborgs son el puente entre el reino de las máquinas y el del Homo sapiens.
Hasta ahora, los equipos de SEO se dividían claramente entre los que se ocupaban de la parte técnica (optimizar la web para los bots) y los que construían el lado humano (el contenido y la cara visible). Pero en los últimos tiempos algunos expertos en SEO han señalado la urgencia de contar con cíborg del SEO. Un equipo (más que una única persona) capaz de trabajar igualmente para bots y humanos. Una conexión entre la parte técnica y el contenido.
Así, como proponen desde MOZ, habría que enriquecer el modelo de SEO original (rastreo-indexación-ranking) y añadirle otras tres capas intermedias: renderizado, señalización y conexión con la audiencia. Los detalles de cada acción son complejos. Pero todo pasa porque los profesionales técnicos y de contenido trabajen codo con codo. Por romper las barreras entre los equipos de SEO off-page y on-page para lograr un mejor resultado y ser recompensado por Googlebot.
El impacto bot también puede ser negativo
Aunque lo hayamos planteado así antes, los bots, en realidad, ni son buenos ni son malos. Eso sí, pueden estar diseñados con mejores o peores intenciones. En ocasiones, el impacto de un bot puede ser negativo por nuestra propia actividad. Por ejemplo, el bot de un buscador nos puede penalizar porque estamos copiando contenido. O porque el código de la web está poco optimizado. Otras veces, el objetivo del bot puede ser afectar negativamente nuestro posicionamiento.
“Algunos bots pueden dañar un sitio web y, en última instancia, un negocio. En cierto sentido, los grupos de hackers funcionan como un negocio organizado. Aprovechan el poder de la automatización para acelerar tareas como ataques cibernéticos”, explican desde la firma de ciberseguridad Cloudbric en este artículo. Para ellos, existen cinco formas en las que los bots pueden afectar seriamente a una web, a su posicionamiento y al negocio que sustenta:
- Impacto sobre la analítica web. La actividad de bots maliciosos puede distorsionar seriamente las estadísticas de una plataforma online. Esto impide que la compañía pueda tomar decisiones basadas en datos.
- La unión bot hace la fuerza. Si los bots encuentran una puerta en una web, plataforma o servidor, pueden terminar organizándose para montar un ataque. Las redes de bots están detrás de acciones como los ataques DDoS, que pueden tumbar y bloquear una web durante horas e incluso días. Esto afecta claramente al negocio y a la reputación de la plataforma.
- Impacto sobre el rendimiento web. La actividad de bots maliciosos puede afectar a parámetros de rendimiento como el tiempo de carga. Estos se tienen muy en cuenta a nivel SEO. Además, tienen un impacto directo en la usabilidad.
- Robo de información y datos sensibles. En casos en los que las webs son muy vulnerables, algunos bots pueden ser utilizados para el robo de información o, incluso, suplantar identidades digitales (phishing). Más allá de las pérdidas directas que esto supone, cuidado con incumplir el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea.
- Pérdidas económicas. Cualquiera de los cuatro puntos señalados acabará, tarde o temprano, por tener un coste económico.
Sean cuales sean sus intenciones, o las de los que los programan, los bots tienen un claro impacto en el día a día de internet y, sobre todo, en el posicionamiento web. Ser consciente de ello y trabajar para explotar sus ventajas (y frenar sus amenazas) es fundamental para sobrevivir en el reino online de los robots.
Imágenes | iStock/Kirillm, Unsplash/Ciprian Boiciuc, Carlos Muza
