Este año se pagará más en la declaración de la renta por la inflación

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Se acerca la presentación de la declaración de la renta y que salga a devolver permite a muchos un cierto respiro económico. Es una forma de obtener algo de liquidez en un momento en el que la inflación está por las nubes y muchos negocios no se han recuperado aún del ‘mazazo’ de la pandemia

Por todo ello, acabar pagando más de lo que se tenía previsto en un principio suele ser un lastre para el bolsillo y es justo lo que va a ocurrir en 2022. Este año los contribuyentes pagarán más IRPF por culpa del acusado aumento de la inflación durante 2021.

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El año pasado, el Índice de Precios del Consumo (IPC) alcanzó cotas que no se habían visto en nuestro país desde hacía mucho tiempo. Cerró el ejercicio con un incremento del 6,5 %, el dato más alto de los últimos 30 años. 

Como el Gobierno no ha ajustado los tramos del IRPF y el resto de elementos del impuesto a la nueva realidad, esta importante subida de los precios, aupada por el encarecimiento de la energía, se traduce en una mayor carga fiscal para todos los contribuyentes, tanto de rentas bajas como altas. 

La llamada ‘progresividad en frío’

Esta sobrecarga impositiva en el IRPF asociada a la inflación es un fenómeno de sobra conocido por los economistas, denominado ‘progresividad en frío’ o ‘rémora fiscal’

Así, en el IRPF que se liquidará en la primavera de 2022, los españoles pagaremos un sobreimpuesto que ascenderá a más de 4110 millones de euros, lo que supondrá, de media, 199 € per cápita. Son los cálculos que se extraen de un estudio publicado por la Fundación Disenso y elaborado por José Félix Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid

El trabajo describe dos formas de impacto sobre los contribuyentes: casi 1700 millones derivados directamente de no ‘deflactar’ (ajustar) los tramos del IRPF en función de la inflación y algo más de 2400 millones por la no indexación de los demás elementos del impuesto. 

Por un lado, el informe pone de manifiesto cómo la inflación altera la renta sometida a gravamen, ya que reduce en términos reales los mínimos exentos y las reducciones aplicadas para el cálculo de la base liquidable. 

Por otro, si se actualizan los salarios en función de la inflación, pero no se mueven los tramos y magnitudes de la renta, acabamos pagando más impuestos en proporción. Esto es porque, aunque nuestra renta real no haya variado, una mayor parte de los ingresos tributará en un tramo más alto del IRPF por la propia progresividad del impuesto.

Madrileños y catalanes, los más afectados

Fuente: Fundación Disenso

Siguiendo con el estudio, por comunidades, aquellas con una renta per cápita más alta soportarán un mayor sobreimpuesto medio. En este sentido, los madrileños pagarán de media 240 € más, seguidos de los catalanes y baleares, con 224 y 215 €, respectivamente.

Por el contrario, los contribuyentes que tendrán que hacer frente en menor medida a esta subida impositiva ‘en frío’ serán los ceutíes y los melillenses, con 80 €, y los residentes en La Rioja, con 99 €.

Un aumento de impuestos encubierto sin coste político

Desde 2008 el Ministerio de Hacienda no ha realizado los ajustes estructurales necesarios en cada ejercicio para neutralizar la progresividad en frío, con el argumento de que la inflación permanecía estable. Sin embargo, ahora, con los precios desbocados, dicho fenómeno se deja notar con claridad.

También existe otra razón de peso, quizás menos confesable, para no introducir modificaciones. «La progresividad en frío tiene la peculiaridad de pasar relativamente desapercibida, ya que supone una subida impositiva encubierta que no necesita de acciones discrecionales por parte del gobierno”, señala el informe de la Fundación Disenso. «Se trata, por tanto, de un incremento impositivo poco visible y que, precisamente por ello, suele ser del agrado de los gobiernos al no imponerles costes políticos«, añade el documento.

Quienes actualizan cada año las tarifas del IRPF en función de la inflación son las Haciendas forales navarras y vascas, lo que evita que sus ciudadanos paguen más si su renta real no ha variado.

Aunque la progresividad en frío implica una mayor recaudación para las arcas públicas, lo cierto es que asesta un duro golpe a la demanda interna, ya que reduce el poder adquisitivo de las familias y su capacidad de consumo.

Imágenes | sippakorn yamkasikorn (Unsplash) | Louis Hansel (Unsplash)

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