Las empresas no podrían funcionar sin todos estos servicios que se dan por sentado

Empresa

Las empresas no operan sobre una tabula rasa, sino que lo hacen en un complejo ecosistema de infraestructuras públicas y privadas. Sobre estas soportan la estabilidad de su actividad, y sin su apoyo serían inviables. Después de todo, ¿cuánto costaría a las empresas que el trabajador llegue tarde o esté enfermo durante mucho tiempo? ¿Cómo podrían abastecerse sin redes de transporte? ¿De dónde obtendrían la energía sin una red estatal?

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La infraestructura vial, imprescindible para las empresas

El total de las empresas españolas hacen uso directo o indirecto de la infraestructura vial. La conjunción de aceras, vías ferroviarias, carreteras, puertos y aeropuertos son elementos imprescindibles para que se de la actividad económica. Especialmente en lo que refiere llegar al trabajo, pero también para transportar los suministros imprescindibles para trabajar.

Desde material de obra a ordenadores, la infraestructura vial es el canal de envío sin el cual trabajar como se hace en la actualidad sería inviable. El grueso de estas infraestructuras se ha pagado con dinero de los contribuyentes, aunque algunas suelen operar mediante concesiones público-privadas, y muchas de ellas tienen una tasa de retorno de la inversión muy alta. Son inversiones públicas.

Una forma de comprender el papel que juega esta red de transporte en el seno de las empresas es considerar la puntualidad de los trabajadores. ¿Sería posible que los trabajadores de una empresa llegasen a tiempo sin la red de metro o autobús? Incluso las carreteras, menos eficientes para transportar personas y más dadas a los atascos, aportan beneficios indirectos.

Especialmente en áreas no metropolitanas, donde los trabajadores se desplazan sobre todo en transporte privado (coche), las autopistas y carreteras de acceso permiten llegar a tiempo al trabajo. O llegar, porque sin dicha infraestructura sería imposible establecer un centro de trabajo funcional.

Mejores infraestructuras de transporte, especialmente públicas, mejoran de forma sustancial la puntualidad de los trabajadores, lo que redunda en un menor riesgo para las empresas. El coste de la impuntualidad ha sido valorado en millones de euros en países vecinos, y en España llegar tarde puede ser castigado con descuentos en la nómina mensual.

Trabajadores sanos, el coste sanitario empresarial

Otro de los aspectos que rara vez se valora desde el punto de vista empresarial es el alivio que supone que los trabajadores estén atendidos por el sistema nacional de salud (SNS, en España universal salvo en el periodo 2012 a 2018). La seguridad de que los empleados reciben la atención que necesitan para encontrarse en buenas condiciones de salud resulta tranquilizadora. Y la tranquilidad es el primer objetivo de los inversores.

El informe ‘El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021’, realizado por la Fundación Weber, estima que por cada euro invertido en medicamentos se ahorran entre 2 € y 7 € de otros gastos sanitarios, más ahorros indirectos en productividad y otros costes sociales. Aunque el informe destaca que “la evidencia empírica es muy escasa”, sí se ha demostrado que la sanidad universal (pública o privada) es una inversión en calidad de vida para las personas, y en reducción de costes laborales para las empresas.

En varios ejemplos prácticos, que un trabajador reciba rehabilitación tras un accidente laboral o que  tenga acceso a medicamentos biológicos que le permitan no enfermar (es el caso de quien escribe estas líneas) supone un ahorro notable en costes por falta de productividad. Tanto para empresas como para autónomos, que pueden pasar de ‘carga económica sanitaria’ a ‘motor’ de la economía.

La estabilidad laboral derivada de un sistema de salud accesible permite a las empresas planificar a largo plazo, e incluso cubrir las bajas laborales cuando estas ocurren. La alternativa, trabajadores enfermos o lesionados, es todo menos productiva. Al igual que fomentar el deporte y el descanso necesario, los sistemas de salud redundan en beneficios empresariales muy superiores a sus impuestos con que se pagan, en relaciones de uno a cinco, según el servicio.

El tendido de infraestructura de telecomunicaciones, vital

En 1988 se liberalizó en España el mercado de terminales de telecomunicaciones, y en 1990 el de los servicios de valor añadido. Sin embargo, aún se sigue haciendo uso de buena parte de la infraestructura previa y de recursos público-privados. De hecho, es muy frecuente hacer uso de las ‘CT’ o Centrales de Telefónica por parte de nuevos operadores.

También es frecuente usar canalizaciones bajo suelo que datan de la época del cobre y por las que ahora pasan líneas de alta velocidad de fibra óptica. Este tipo de infraestructura está ampliamente amortizada, y décadas después sigue reduciendo costes a las empresas, no solo de telefonía, sino también el resto del tejido empresarial.

En la actualidad no se puede trabajar sin internet. Buena parte de la infraestructura de nuevo cuño, sobre todo equipos, antenas y nuevas tiradas, son de ámbito privado. Sin embargo, la condición del espectro radioeléctrico (Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias, desde 1990) sigue siendo una competencia estatal del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Desde este mismo ministerio y otros se han concedido ayudas tanto para el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones como para la transformación digital. Las subvenciones para la innovación, la digitalización y la renovación tecnológica están accesibles para las empresas generalmente por parte de las administraciones locales.

Un enorme conjunto de infraestructuras públicas actúan como base sobre la cual es posible hacer negocios y plantear actividades económicas. Sin esa base, la ‘altura’ que es capaz de alcanzar el tejido empresarial es mucho más baja, debido a la inestabilidad propia de sistemas poco desarrollados.

Imágenes | Rúben dos Santos, Jess Bailey, John Adams

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