‘Lagom’, el término sueco que resume la conciliación familiar y laboral

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Si el hygge, esa forma de entender la vida disfrutando de las pequeñas cosas, parece ser el secreto de la felicidad danesa, el lagom bien podría ser también la clave del éxito sueco.

Aunque no hay una traducción literal para este término, podríamos decir que significa algo así como “casi perfecto”, “adecuado”, “suficiente”. Ni muy poco, ni demasiado; solo lo justo. Un concepto que, extrapolado a nuestro día a día, nos habla de un estilo de vida donde no cabe sino la contención y la moderación. Ya hace siglos, en su definición de virtud, el mismísimo Aristóteles defendía la conducta humana que se situaba en el término medio entre dos extremos, lejos del exceso y del defecto.

Suecia encabeza siempre los rankings de los mejores países del mundo para vivir, ejemplo como es de políticas feministas y de conciliación, de transición ecológica, de democracia con bajos niveles de corrupción y de economía muy competitiva e innovadora. Siendo reduccionistas, podríamos achacarlo a la forma de ser lagom.

Una cuestión de equilibrio

Lagom nos enseña a evitar el exceso y la limitación extremos, lo que nos permite comprender mejor lo que nos hace felices y lo que funciona para nuestro bienestar mental”, resumió el psicólogo Niel Eék en un artículo en la BBC.

La escritora y bloguera Lola A. Åkerström señala en su libro ‘Lagom, el secreto sueco de la buena vida: “A lo que aspiraen su esencia más profunda es a garantizar que compensemos nuestras necesidades de una manera que constituya una invitación a la paz y la plenitud, más allá de lo que deseemos en la vida».

En cualquier caso, la palabra lagom puede referirse a algo tan simple como poner la cantidad justa de leche en el café (dirás ‘lagom’ y significará que ya es suficiente), o tan complejo como esa visión de “un tipo de felicidad ni exaltado ni eufórico, nada jactancioso, sino comedido”, tal como sostiene Linnea Dunne en el libro ‘Lagom, la receta sueca para alcanzar el equilibrio en tu vida’. La autora destaca que es en esa “cualidad de equilibrio” donde parece estar para los suecos “la felicidad verdadera y sostenible».

Conciliar vida social, ocio y trabajo

En el ámbito laboral, lagom se traduce en ese equilibrio entre la vida profesional y la personal tan difícil de conseguir y por el que los suecos son tan envidiados. 

Algunas empresas cierran durante el verano, las oficinas echan la llave a las 17:00 horas como muy tarde, el teletrabajo está muy extendido y padres y madres disponen de largos permisos para cuidar de sus hijos. Además, el país ha experimentado con la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas y en ella se respeta el fika, un descanso que se toma varias veces durante la misma para socializar con los compañeros alrededor de una taza de café y un bollo de canela.

Gestos lagom

Entre otros muchos ámbitos, este concepto contrario a la extravagancia y la ostentación, se manifiesta, por ejemplo, en la cocina. Los platos no son sofisticados, pero tampoco simples. No contienen demasiadas especias, pero tampoco pocas. Se come con moderación, sin atiborrarse ni quedarse con hambre.

También se refleja en un consumo sostenible, ético y local, o en un enfoque minimalista en la moda y la decoración. Las casas suecas suelen tener un encanto especial; son lugares hechos con materiales naturales, sin pretensiones, en los que se respira calma y tranquilidad. O en la práctica del ejercicio físico, haciendo cosas rutinarias (andar al trabajo, hacer recados, coger la bici) sin necesidad de machacarse en el gimnasio.

El lagom también se expresa en las relaciones sociales, como en el modo de hablar, en los largos silencios y las respuestas la mar de mesuradas, lo que puede resultar incómodo y desquiciante para alguien ajeno. «Es mejor callar y que parezca que sepas menos, que abrir la boca y despejar cualquier duda», reza un popular refrán sueco.

Una filosofía inherente a la cultura del país, que conviene conocer antes de zambullirse en ella y que en muchas situaciones se puede confundir con indiferencia o con el tópico de la frialdad nórdica.

Voces críticas

Sin embargo, no todo son parabienes, y esta filosofía tiene sus detractores, que la relacionan con altas dosis de mediocridad. Richard Orange, columnista de ‘The Guardian‘, describió el concepto como una “doctrina asfixiante de abnegación luterana”. «Los artistas suecos te dirán que odian el lagom y las autolimitaciones que impone a la autoexpresión y a la audacia en las ideas (aunque probablemente dirán que también lo aman)», escribió. Incluso hay un hashtag enredessociales, #NoMoreLagom (#NoMásLagom).

En su opinión, mientras que el hygge danés funciona como un estilo de vida al que poder aspirar, con ese tratar siempre de hacer un poquito más para crear una atmósfera especial, de intentar deleitarnos con momentos fugaces y únicos, aunque sin alharacas, su equivalente sueco, no. “Lagom, aunque siempre positivo, es casi todo lo contrario. Se trata de no hacer lo innecesario o superfluo, enfocarse en lo absolutamente esencial, saber cuándo parar”.

Lo que aseguran quienes practican y conocen bien esta forma de estar en el mundo es que no es en absoluto sinónimo de perfección, pero sí la mejor solución para encontrar el equilibrio vital que nos reporte bienestar.

Imágenes: Jon Flobrant (Unsplash) | Priscilla Du Preez (Unsplash) | Annie Spratt (Unsplash

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