¿Por qué los logos de las compañías son cada vez más parecidos?

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Muchos expertos en diseño gráfico y de producto argumentan que los logotipos de las compañías líderes cada vez se parecen más entre ellos. Es una insistencia, percibida en casi todos los sectores, que lleva a muchas empresas a cuestionarse la necesidad de simplificar su marca. ¿Cuáles son las razones?

Los ejemplos son numerosos. Compañías de éxito internacional y grandes corporaciones, conocidas por haber protegido su imagen durante décadas, aplican rebrandings a sus marcas que simplifican sus logos, haciéndolos más parecidos a los de la competencia. Es una tendencia conocida como ‘blanding’, de la cual internet es en parte responsable. [hde_related]

El logo, fundamental en la imagen de marca

El producto o servicio que proporciona una empresa es muy importante, pero no el único factor que cautiva a un cliente. La imagen que proyectamos tiene una relación directa con la reputación de marca y, dentro de esta, el logotipo es, en la mayoría de las ocasiones, el primer impacto sobre el público.

Es un mantra en toda lección de marketing: el logo es una pieza fundamental, reconocible con facilidad, que debe poder asociarse de una manera sencilla a los valores de la marca. Otro de los objetivos, también bastante lógico, es que ayuda a diferenciarla de la competencia. En él hay que poner un cuidado y atención especiales.

Es la razón de que existan estudios y profesionales especializados en su diseño, capaces de transmitir información a partir de unos simples trazos. Un buen logotipo sería el que condensa los valores del proyecto y resulta coherente con el resto de la identidad corporativa. Ni más, ni menos: el resumen en un único vistazo de qué es la compañía y a qué aspira.

¿Qué es el ‘blanding’?

Lo explicado en el punto anterior hace que esta tendencia común en los últimos años resulte tan llamativa. Son muchos los análisis de expertos que explican cómo los logotipos de las compañías se están pareciendo cada vez más. Esto produce que sus identidades, en contra de lo que en teoría debería de suceder, resulten muy similares.

¿En qué consiste este efecto unificador que han abrazado las grandes marcas? Por explicarlo de una manera sencilla, se trata de aparcar sus logos tradicionales y sustituirlos por otros más simples. Logotipos que antes eran personales e incluso enrevesados se cambian por tipografías sans serif, en color negro y asépticas. Tanto, que a veces cuesta distinguirlos.

El fenómeno fue bautizado con el nombre de ‘blanding’ tras un artículo del medio especializado en negocios ‘Fast Company’. Sus autores, Thierry Brunfaut y Tom Greenwood, directores creativos, utilizaron el término ‘bland’, que puede ser traducido como ‘insustancial’ o ‘soso’, para dejar clara su opinión sobre esta moda que protagonizan incluso marcas de lujo con amplia tradición en defender sus diferencias.

Internet, uno de los factores decisivos

Hay una razón que puede explicar que se esté optando por mayúsculas, la citada letra sin gracia y el interletraje amplio. También la eliminación de todo elemento tipográfico que pudiera ‘estorbar’, incluyendo algunos tan señeros como la tilde en Celine o la coma que separaba “London, England” en el logo de Burberry, sustituido por vez primera en un siglo.

Los entendidos apuntan a las consecuencias y necesidades de esta era digital. Al vivir ‘conectada’, una marca tiene que funcionar en una gran cantidad de pantallas, con tamaños y formatos diversos. Sus logos deben reconocerse hasta en pequeños thumbnails de redes sociales, por lo que, cuanto más sencillos sean, más fáciles se adaptarán a web, móvil e incluso metaverso.

No es la única razón. Otros expertos apuntan que si una marca se basa más en palabras que en cómo estas se muestran, más sencillo resultará protegerla frente a la piratería y blindar su propiedad intelectual. Tampoco hay que olvidar la importancia de las modas: si los ‘grandes’ se deciden por estilizar sus logos, otras muchas compañías tenderán a imitarlos.

Entonces, ¿cambiamos el logo de nuestra empresa?

Podríamos pensar que si hay unanimidad a la hora de optar por esta simplificación del logotipo, un fenómeno al que también se apuntan las tecnológicas, deberíamos valorarlo para nuestra empresa. Sin embargo, ante esta lógica pregunta no hay una respuesta clara.

Conseguir que un logotipo sea un éxito no es tarea sencilla, con infinidad de factores que pueden resultar decisivos. De hecho, si nos atenemos a un sentido más clásico, el branding en teoría debería buscar estrategias óptimas de diferenciación, sobre todo en un mundo digitalizado en el que resulta capital destacar frente a la competencia y distinguirse.

Tengamos en cuenta que esta tendencia a lo espartano no se limita a la identidad gráfica. El interés de marcas de lujo por captar nuevos públicos, tal como ocurrió en su día con el prêt-à-porter, encaja con el ‘blanding’. Aunque puede que a nuestro cliente le atraigan estéticas llamativas o rompedoras, que consigan fijar el recuerdo. Conocerle bien será, pues, un necesario primer paso antes de tomar decisiones.

Por Pablo Vinuesa

Imágenes | Fotografías de Aleks Dorohovich, Sunil Kumar y UX Store, todas en Unsplash

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