Adquirir y montar una franquicia puede ser una buena opción empresarial. Se trata de abrir nuestro propio negocio pero bajo el paraguas de una marca con más nombre y prestigio. En España, el número de enseñas distintas supera los 1.100, con más de 57.000 locales por toda su geografía, según el informe “Marcas líderes en franquicias”.
Eso sí, antes de decidirnos y apostar por una franquicia en concreto, hay que estudiar muy bien el proyecto. Y analizar las ventajas e inconvenientes que puede tener nuestra inversión. Aquí os presentamos unas cuantas premisas que debéis tener muy en cuenta.
Ventajas y virtudes: lo positivo
- El poder de una marca. Cuando abrimos un negocio nuevo, uno de los problemas a los que nos enfrentamos es dar a conocer nuestro producto y tratar de hacernos hueco en un competitivo mercado. Eso no sucede con las franquicias. La marca ya es conocida, tiene prestigio, por lo que un cliente, simplemente al leer el rótulo del negocio, va a conocernos inmediatamente.
- Logística. En las franquicias ya existe un modelo de negocio establecido, por lo que no hay que partir desde cero. Es decir, los programas informáticos, la estructura de la plantilla, el sistema de marketing, el aparataje tecnológico… Todo viene ya preconfigurado y, lo que es más importante, ya ha demostrado su valía.
- Mecenazgo. Aquel que decide montar una franquicia no se encuentra solo. Tiene el apoyo de la empresa madre que le asistirá si tiene algún problema. Por supuesto, hay una fase de aprendizaje de todos los procesos y sistemas a poner en práctica. Por lo que el franquiciado siempre tiene marcada una ruta que seguir.
- Asistencia. En una línea muy parecida a la anterior. La mayoría de las franquicias ofrece apoyo logístico para sus franquiciados. Estamos hablando de todos los trabajos que se ponen en marcha para que el negocio eche a andar. Desde la empresa que arregla el ordenador hasta los distribuidores. Todo un equipo profesional y competente para que el franquiciado no tenga que ocuparse de estos asuntos.
- Renovación. Otra de las ventajas radica en el hecho de pertenecer a una empresa con gran experiencia. Lo normal es que la empresa quiera seguir creciendo y evolucionando, por lo que habrá una actualización permanente tanto de los procesos y el trabajo interno como de los productos o incluso el mobiliario del lugar. Así, el franquiciado obtiene un negocio ligado permanentemente a las últimas tendencias.
- Publicidad. La franquicia pertenece a una poderosa marca con poder para desarrollar campañas en radio, televisión, prensa… Algo de lo que también se beneficia cada uno de los establecimientos.
Desventajas y problemas: lo negativo
- Coste. Uno de los principales problemas a la hora de montar una franquicia radica en el desembolso económico que implica. Adquirir el establecimiento puede suponer unos costes muy superiores a si montamos nuestro propio negocio.
- Cuotas. De igual forma, cada cierto tiempo, los franquiciados han de pagar un dinero al franquiciador por estar usando el nombre de su marca. Los términos se pueden establecer a través de pagos puntuales o tal vez con un porcentaje de las ventas. Son gastos permanentes a tener muy en cuenta.
- Forma de trabajar. Lo que comentábamos como una ventaja, también puede ser un problema para muchos. La estandarización de los procesos y sistemas puede ocasionar desacuerdos entre las dos partes. Pero, aunque el franquiciado no esté de acuerdo con ciertas premisas y normas, no tiene más remedio que acatarlas.
- Proveedores. No podemos incorporar nuestras propias ideas. Los proveedores están pactados con el franquiciador, y aunque queramos cambiar a los mismos, estamos obligados a trabajar con su producto.
- Toma de decisiones. En general, no podemos tomar ningún tipo de decisión de manera unidireccional, sino que siempre hay que tener en cuenta cómo la empresa opina o actúa en determinadas circunstancias.
- Adiós. El hecho de adquirir una franquicia también puede generar problemas si en algún momento se quiere desvincular de ella. Han de tenerse en cuenta las condiciones que firmamos y, en el caso de querer venderla o traspasarla, la empresa puede ponernos pegas si no está de acuerdo con esa tercera persona a la que queremos implicar.
Algunos consejos
Como se ve, el mundo de las franquicias está lleno de luces y sombras. Por eso, antes de tomar una decisión final y lanzarnos o no a este universo, sí es recomendable seguir una serie de consejos:
- Qué es una franquicia. Parece una obviedad, pero es el primer punto importante. Hay que informarse en profundidad de qué es este tipo de negocio, qué estaremos obligados a firmar y cuáles serán nuestras responsabilidades. Entrevistarnos con otros franquiciados puede darnos muchas claves.
- Cómo es esta franquicia. No todos los negocios son iguales, ni tampoco todas las franquicias. Es importante tener pleno conocimiento sobre la empresa de la que pasaremos a formar parte y cuál es su manera de trabajar, porque, como decimos, cada franquicia tiene sus propias especificidades.
- Aptitudes y capacidad. Como decía el sabio, “conócete a ti mismo”. Hay que preguntarse “¿por qué queremos abrir esta franquicia? ¿estamos cualificados para llevarla a buen término?” Y, de igual forma “¿tenemos solvencia económica y capacidad de inversión para llevar adelante los gastos que comprende?”.
- Analizar todos los detalles. Atesoraremos toda la información que podamos conseguir. Sobre el negocio, sobre su modelo empresarial, sobre las condiciones, información económica de la empresa, la ubicación en la que se quiere abrir la franquicia… Y analizar sus pros y contras.
Abrir una franquicia puede ser una gran inversión o manifestarse como algo problemático. Antes de decidirnos a hacerlo, es necesario estudiar todos los detalles. Sólo así podremos tomar una decisión consciente e inteligente.
Noelia Martínez