Roger Navarro es uno de los muchos emprendedores que se han reinventado este año a raíz de la pandemia. Hace solo un año y medio fundó Oh Print Publicidad, una empresa online de rotulación integral con profesionales de la publicidad y las artes gráficas.
Sin embargo, la crisis de la covid-19 le hizo apostar por un negocio mucho más relacionado con la situación actual: las mascarillas.
Ahora, su compañía Mascarillas Ardillas es un claro ejemplo de reconversión en medio de una crisis sanitaria sin precedentes. Desde el inicio de la pandemia están fabricando y distribuyendo mascarillas personalizadas por toda España. Una idea que, nos cuenta, surgió para cubrir una importante necesidad de la sociedad: la escasez de este artículo en el mercado, especialmente durante los momentos más duros de la pandemia.
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La primera pregunta es inevitable ¿qué os llevó a cambiar vuestro modelo de negocio para comenzar a fabricar mascarillas?
El mes de marzo, como a todos, la pandemia nos pilló por sorpresa. Nuestros clientes empezaron a cerrar por el confinamiento y nuestra facturación empezó a caer inexorablemente.
Abril no fue mucho mejor, cero ingresos. Aun así no solicitamos el ERTE y seguimos trabajando en nuestra página web para vender online todo tipo de productos relacionados con el virus: mamparas de metacrilato, vinilos de información, señalética, incluso equipos de ozono a través de un cliente nuestro.
Hasta que la necesidad de salir a la calle a instalar un rótulo nos hizo caer de bruces contra la realidad: no había mascarillas en el mercado, estaban todas agotadas.
¿De quién fue la idea y cuándo empezasteis a pensar en ella?
Realmente, la idea no fue de nadie y fue de todos. Empezamos a contactar con proveedores de tejido para fabricar nuestras propias mascarillas.
Como rotulistas trabajamos con la impresión textil además de con otros materiales. Una cosa llevó a la otra y en menos de un mes teníamos listo nuestro propio prototipo de mascarilla para poder salir con seguridad a trabajar. A partir de ahí nos vino todo rodado.
¿Qué cambios tuvisteis que hacer para empezar a fabricar mascarillas? ¿Necesitasteis máquinas o material nuevo?
Nuestro modelo de negocio nos permite ser muy ágiles, sin apenas costes fijos en cuanto a renting de maquinaria. ¿Para qué invertir en máquinas si hay cientos de empresas que imprimen a precios imbatibles por volumen? Y a nosotros el volumen nunca nos ha faltado.
Negociando precios te quitas de encima parte del riesgo de empresa (y de paso muchos otros problemas).
[hde_quote author=»Roger Navarro,» position=»cofundador de Mascarillas Ardillas»] Nuestro modelo de negocio nos permite ser muy ágiles y podemos cambiar de tercio en cualquier momento. [/hde_quote]
¿Fue difícil el cambio? ¿Es un proceso mucho más caro que vuestra actividad central?
Para nada. Somos una empresa muy ágil: al no arrastrar grandes costes ni inversiones, podemos cambiar de tercio en cualquier momento.
El truco es sencillo: tener un buen equipo comercial (nosotros tenemos al mejor), gente con ganas de trabajar (que todavía a día de hoy hay quien prefiere quedarse en un rincón pataleando) y sobre todo buenos proveedores en quien confiar.
¿Cuáles son las principales dificultades que os habéis encontrado? ¿Habéis podido conseguir todo el material en España, sobre todo al principio de la pandemia?
Nuestra dificultad máxima siempre ha sido ser fieles a la filosofía del made in Spain. Eso es un hándicap importante a la hora de competir con empresas que prefieren el made in China.
El material no ha sido ningún problema. En España todavía existen grandes empresas textiles de calidad que también están arrimando el hombro en estos momentos difíciles. Si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo hará?
¿Qué tipos de mascarillas fabricáis? ¿Están homologadas? ¿Cuántos usos tienen?
La definición real de todas las mascarillas personalizadas que se están fabricando en el mercado es “mascarilla higiénica personalizada”. Te la pueden vender como quieran, pero esa es la definición real.
Lo de la homologación es otra falacia. Las mascarillas personalizadas textiles no están homologadas. Lo que está homologado y certificado es el tejido, que viene definido por una serie de certificados UNE (UNE0065:2020 y UNE-EN 14683) y el marcado CE que define qué tejido se está utilizando e identifica sus características (en nuestro caso CE-11343).
Eso no quita para que siguiendo los estándares marcados por dichas normas, muchas de estas mascarillas sean más eficientes que cualquier quirúrgica made in China. El único inconveniente es que no pueden ser etiquetadas como FFP2 o tratarlas directamente como un EPI.
Lo de los usos es otro tema de discusión recurrente. Esos certificados antes mencionados son realizados por certificadoras competentes (la más importante es ITEL) y ellos son los que determinan a partir de qué lavado dicho tejido empieza a perder capacidad de filtrado.
Hay mascarillas que aceptan cinco lavados, otras 25, 50 y las nuestras que empiezan a perder capacidades a partir de los 110. Aun así, nosotros siempre recomendamos desecharlas a los dos meses de uso como máximo, y lavarlas tras su uso, por supuesto.
¿Cómo ha afectado este cambio a la plantilla? ¿Cómo ha sido la reconversión?
Nuestra plantilla está compuesta por los socios de la empresa, un trabajador en plantilla y varios equipos de rotulistas freelance (siempre que podemos trabajamos con autónomos porque son afines a nuestra filosofía del “hoy por ti, mañana por mí”). No en vano, llevamos muchos años siendo autónomos también.
[hde_quote author=»Roger Navarro,» position=»cofundador de Mascarillas Ardillas»] La reconversión ha sido muy sencilla, pero se complica a medida que el negocio crece.[/hde_quote]
Lo más complicado es, sin duda, combinar nuestros trabajos de rotulación con la fabricación y distribución de las mascarillas, y más ahora que dichos trabajos se han multiplicado por tres al permitirnos entrar en empresas mucho más grandes y en agencias de publicidad a las que también les ofrecemos nuestros servicios, claro.
¿Qué capacidad productiva tenéis en la actualidad?
Actualmente estamos fabricando unas 15.000 mascarillas mensuales, tanto para empresas (personalizadas) como para particulares, marca que hemos dado a conocer como Mascarillas Ardillas.
La ventaja de nuestro negocio es que disponemos de muchos proveedores que pueden absorber nuestras puntas de producción, por lo que el negocio es moldeable y sobre todo escalable.
¿A dónde distribuís en la actualidad? ¿Todo vuestro negocio es online?
Nuestros clientes están distribuidos por toda España. Empezamos ofreciendo el producto a los de aquí, a los de nuestro entorno, pero el éxito fue tan grande como la sorpresa y hemos acabado vendiendo mascarillas en toda España.
Tener un equipo comercial a la vieja usanza te permite avanzar a la vez que vas cavando online los cimientos de un sólido negocio.
En internet apostamos desde siempre por el SEO y eso nos ha permitido estar bien posicionados en muchas búsquedas que son las que nos traen los clientes que nos interesan, las empresas. El público particular por el que todos se pelean es una guerra en la que no queremos entrar y, aun así, lo hemos hecho tímidamente para poder alcanzar buenos volúmenes que nos permitan mejorar los costes.
[hde_quote author=»Roger Navarro,» position=»cofundador de Mascarillas Ardillas»] Mientras dure la pandemia, hay que saber surfear la ola por encima de los que todavía están remando.[/hde_quote]
Todos esperamos que, tarde o temprano, la pandemia se acabe y quede como una mala pesadilla. Pero ¿cómo os afectaría a vosotros? ¿Seguiréis apostando por las mascarillas?
Las mascarillas han venido para quedarse. Esa es la realidad, y de hecho es lo que ocurre desde hace muchos años en las sociedades asiáticas.
Hace poco leí una frase en Twitter que me hizo reflexionar sobre el buen camino y las magníficas oportunidades de nuestra empresa.
Era algo así: “No hay que perder el objetivo por el que lucha la empresa, cuáles son sus puntos fuertes, el porqué de su nacimiento, porque todo lo que es estacional pasa y una vez ha pasado el temporal, el futuro es incierto si solo te has centrado en ello”.
Yo siempre recuerdo a mis socios que no debemos perder de vista jamás nuestro negocio: la rotulación, las instalaciones publicitarias, ese es nuestro negocio real. Y entretanto hay que saber surfear la ola por encima de los que todavía están remando, no en vano fuimos de los primeros en despertar.
Así que cuando baje el negocio de las mascarillas por la gran competencia que hay, por el intervencionismo del Estado (que empezará a regular al sector para señalar las que sí y las que no) o porque gracias a Dios se termine esta pesadilla, nosotros volveremos a nuestros puestos para seguir en el mundo de la rotulación, nuestra verdadera vocación.
Imágenes: Roger Navarro