La migración a la nube supone ahorros próximos al 11 % para tres de cada cuatro empresas que trasladan alguno de sus procesos a la nube, según un estudio de Accenture de finales de 2020. Otros informes destacan cómo estas migraciones aportan más estabilidad y fiabilidad a la empresa. ¿Qué es la migración a la nube y cómo reduce los costes operativos?
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¿Qué es la migración a la nube?
Según define Microsoft Azure en su web dedicada, la migración a la nube es un proceso por el que se mueven las aplicaciones desde cierta ubicación (por lo general, servidores privados dentro de la empresa, lo que se llama ‘entorno local’) a servidores de un proveedor de nube pública.
No ha de entenderse ‘nube pública’ como gubernamental, sino que alude a un tipo de servicios informáticos e infraestructura desplegados por terceras partes. En esta nube, varios clientes comparten infraestructura. Cuando no es así, la nube se llama privada, aunque cada vez es más frecuente el uso de nubes mixtas o híbridas.
¿Cómo puede una empresa migrar sus procesos a una nube pública?
La migración más simple de procesos es trasladar los datos a la nube pública desde el local. Dicho de otra forma, en lugar de almacenar los datos en la empresa, hacerlo en la infraestructura de una compañía dedicada a esto.
Como es obvio, la primera ventaja es la fiabilidad de la preservación del dato. En una nube pública, que tiene copias de sí misma y está administrada por profesionales, la posibilidad de pérdida de información es casi nula.
Amazon S3, Microsoft Azure, Google Cloud Platform, DigitalOcean, Oracle Cloud HCM y Kamatera son algunas de las prestatarias más famosas de este tipo de servicios, que no solo ofrecen almacenamiento. También es posible migrar procesos o aplicaciones desde servidores locales a públicos o híbridos. ¿Cómo funciona esto?
Una empresa que tenga una página web, una app o un proceso al que acceden sus usuarios puede migrar esta plataforma a la nube pública. De esta manera, el acceso será más rápido, más fiable y a un menor coste. Es en este punto en el que se pondrá el foco.
¿Por qué migrar a la nube reduce los costes empresariales?
La contratación de espacio en servidores no es gratuito. A más datos o procesos, mayor es el coste. Y, aun así, merece la pena. ¿Por qué?
- Costes menores tanto por dato alojado como por dato procesado
El coste, por ejemplo, en euros por gigabyte, es muchísimo mayor en entornos locales que en nubes públicas e híbridas. Las economías de escala que se dan en los centros de datos son inigualables por parte de las empresas, sobre todo las pymes. El coste de almacenar 1 terabyte en discos SSD frente a hacerlo en la nube es desorbitado a largo plazo.
Lo mismo ocurre con el procesamiento de datos. La infraestructura de los data centers está optimizada para ello, mientras que los servidores locales, por muy eficientes que sean, siguen a la zaga. Esto es muy cierto en cuanto a consumo energético y su coste. Los centros de datos tienen contratos ventajosos con precios de electricidad bajos.
- Mejor servicio para los clientes, menos fugas
Un coste muy elevado para las empresas es el cliente que se marcha. Internet ha generado un entorno de inmediatez que ha hecho que las personas se vuelvan más impacientes. Los usuarios llegan a abandonar plataformas cuando los tiempos de cargas se vuelven demasiado lentos. En realidad, hablamos de unos segundos de espera.
La nube pública tiene una mayor capacidad de respuesta y velocidad y, por tanto, un mejor servicio para quien la usa. Una pyme que tenga sus procesos de cara al cliente en una nube pública contará con una ventaja de carga significativa frente a otra que aloje sus procesos de manera local.
- Seguridad de los datos
Hay varios niveles en cuanto a la seguridad de los datos que repercuten a los costes empresariales. El más evidente es el coste de perder datos. El 93 % de las empresas que pierden sus datos termina cerrando en menos de cinco años. El 70 %, en un año. Es decir, son una infraestructura crítica.
Existe una norma conocida como ‘regla 3-2-1’ que recomienda tres copias de seguridad en dos medios distintos, con, al menos, una de ellas fuera de las instalaciones. La nube pública cumple con esta regla y suele almacenar varias copias en diferentes lugares.
También hay que incluir aquí los costes reputacionales de haber perdido datos confidenciales. Es más crítico en grandes empresas, por el volumen de información que manejan, pero también aplica a las pymes. Estas no pueden permitirse el lujo de exponer los datos de que clientes. La nube es más fiable que sus servidores locales.
- Reducción de costes de sistemas y otros
Las nubes públicas no son solo entornos donde tener almacenados datos. También son una infraestructura capaz de alojar procesos que cuenta con sus propios programas de depuración, procesado y conversión de datos. A diferencia de las nubes privadas y locales, la migración a la cloud pública ayuda a reducir costes de sistemas y otros técnicos como el procesamiento de datos.
Por ejemplo, es muy frecuente que estos servicios en la nube ofrezcan también la posibilidad de acceder a procesos de big data, machine learning e inteligencia artificial, una opción muy improbable en entornos locales. Es importante tener en cuenta también tanto los costes operativos en personal como los costes de oportunidad de no usar estos servicios.
Errores frecuentes en la migración a la nube
La migración a la nube no es un proceso trivial, y exige de profesionales que asesoren en la mejor forma de transferir datos y aplicaciones a servidores públicos. La escasez de expertos es uno de los errores más frecuentes a la hora de hacer esta migración, entre los que se puede incluir la falta de formación.
Otro error frecuente es la falta de mantenimiento de software o adecuación entre plataformas. Ir al cloud no consiste en arrastrar ‘carpetas’ a otro lugar, sino valorar si estas hacen falta o cómo deben ser. Diseñar la estructura de datos o reprogramar los procesos para la nueva plataforma son puntos básicos.
Al tiempo, es frecuente que se den problemas de falta de seguridad durante la migración. Antes de mover datos o aplicaciones, es necesario una valoración de riesgos y una planificación que los minimice.
Imágenes | Zulian Firmansyah, Ian Battaglia, Lars Kienle