Según datos de Gallup Management Journal, sólo tres de cada diez empleados están motivados con su trabajo. La desmotivación es un problema muy preocupante porque influye en la felicidad personal del individuo, pero también en la productividad de las empresas. No en vano, tenemos otras cifras que nos dicen que un trabajador motivado es 80% más productivo que uno que no lo es. Casi nada.
En muchas ocasiones, cuando hablamos de motivación laboral, cargamos las tintas sobre las empresas o los jefes de departamento. Pero no podemos olvidar que un trabajador es un adulto responsable de sí mismo, capacitado para cambiar o mejorar sus propias actitudes, sobre todo, sabiendo que es en pos de su beneficio particular.
A continuación, presentamos una serie de consejos y tips para mejorar esta situación y superar la frustración que puede provocar el trabajo diario. Seguro que ayudan a más de uno.
Nuestros objetivos
Tener una meta en la vida es un estímulo muy importante. También en el trabajo. Para aquellos empleados que han perdido esa motivación, es muy útil hacer un ejercicio de introspección y recordar cuáles son sus objetivos, tanto a corto como a largo plazo. Visualizar esa meta de llegada, aquello que queremos conseguir, fomentará la pasión por lo que hacemos.
Espacio de trabajo
Pasamos muchas horas en el trabajo y solemos estar siempre en el mismo lugar. Así, crear un entorno laboral agradable será clave para sentirnos más motivados y alegres. Pueden ser cosas tan fundamentales como tener ese espacio ordenado, tener buena iluminación, ocupar un asiento cómodo… Pero también aspectos tan particulares como colocar objetos que nos recuerden a nuestros familiares y amigos. Así, conseguiremos que ese lugar nos inspire calidez y armonía.
La relación con los compañeros
Somos animales sociales. No sólo nos gusta estar con otras personas, también lo necesitamos para ser felices. Un ambiente de trabajo tenso con los compañeros, en el que hay discusiones y crispación, bajará el nivel de motivación. En cambio, una buena relación, conseguirá que cumplamos nuestra jornada laboral con mayor alegría. No se trata de crear amistades, en ocasiones, eso no es posible, pero sí de encontrar puntos en común y una complicidad que suponga que podemos apoyarnos en esas personas.
Organización
A menudo, la falta de motivación en el trabajo es una situación derivada del estrés y la ansiedad que puede provocar que pensemos que no llegamos a tiempo con las tareas. Para ello, saber organizarse y planificar las tareas es fundamental. La sensación de que cumplimos con la agenda prevista es muy positiva, pues es un factor real y objetivo de que estamos haciendo una buena tarea. Para poder llevarlo a cabo, por supuesto, es importante no tratar de abarcar más de lo que somos capaces y hacer una planificación de tareas asumible.
Nuestra voz
Que nuestra opinión sea escuchada. Una de las causas de la desmotivación laboral puede ser que sentimos que no se valora nuestro criterio ni aquello que tenemos que decir. ¿Estamos seguros de ello? En ocasiones, esto sucede porque, directamente, tenemos miedo a expresarnos con libertad y a que otros nos juzguen. Decir lo que pensamos, con educación y respeto pero con firmeza es una forma de reafirmarnos.
Premios
El anterior punto tiene mucho que ver con éste. Para motivarnos, no hay nada mejor que cuidarnos y mimarnos. Es importante ser responsables y asumir los fallos, pero sólo centrarnos en lo negativo hace que perdamos la perspectiva. Saber valorar nuestro esfuerzo y reconocer nuestro mérito al llevar a cabo una tarea es básico. Darnos pequeñas recompensas por el trabajo bien hecho es positivo.
Sí al cambio
Otro de los problemas que podemos encontrar en nuestro día a día es que éste está expuesto a cambios que tenemos que enfrentar. Ello, sin duda, genera incertidumbre e incluso malestar. Pero los cambios no sólo no tienen por qué ser negativos, sino que muchas veces, suponen una entrada de aire fresco en nuestras vidas, totalmente necesaria.
Hazlo divertido
Las personas que se divierten en su trabajo son mucho más felices y, por tanto, más productivas. Es fácil entender por qué, ver la jornada laboral como un tiempo en el que podemos disfrutar será mucho más positivo que sentir que ese trabajo es una carga que nos provoca fastidio. Para ello, nosotros mismos podemos alimentar esa atmósfera divertida y buscar elementos que nos aporten felicidad. Escuchar música, por ejemplo, puede ser un motor que nos motive.
Stop a las quejas
La actitud positiva nos puede llegar gracias estímulos exteriores, pero no hay nada más sabio que saber construirlos desde nosotros mismos y nuestra fuerza de voluntad. La negatividad conlleva más negatividad. Se trata de ver el vaso medio vacío o medio lleno, e intentar valorar lo que tenemos siempre es una buena elección.
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Por Noelia Martínez