¿Es posible dejar de trabajar a los 40 años, e incluso antes, para poder dedicarse a lo que realmente uno sueña? Desde luego que lo es para los seguidores del movimiento FIRE, acrónimo en inglés de Financial Independence Early Retirement (Independencia Financiera, Retiro Temprano).
Cuando en muchos países como España los trabajadores ven cómo se aleja cada vez más el horizonte legal para dejar de trabajar y jubilarse -ese día en el que tendrán una pensión con la que vivir el resto de sus días (algo que, tal y como están las cosas, está por ver)-, el movimiento FIRE no para de crecer, sobre todo en el mundo anglosajón.
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La teoría que propugna es sencilla; la dificultad reside, para la mayoría de los mortales, en llevarla a la práctica. Se trata de conseguir, gracias a una mezcla de ahorro e inversión, un determinado nivel de ingresos pasivos -aquellos que no provienen directamente de nuestro salario, como alquileres de viviendas, dividendos de acciones, derechos o royalties o la venta automatizada de productos- que permita la libertad financiera. Es decir, retirarse cuando aún se está en la flor de la vida para volcarse en lo que uno desea y vivir el resto de la vida sin tener que madrugar todas las mañanas para fichar en la oficina.
Acumular ahorros y, a partir de un punto, invertir
Según Esmeralda Gómez, autora del blog ‘La Guía de la Vida’ y del libro ‘Libertad financiera‘, el umbral mínimo de libertad financiera lo define el gasto medio de cada persona. “Si gastas 1.500 euros de media al mes, la libertad financiera la alcanzarías cuando seas capaz de tener una estructura que soporte esos 1.500 euros mensuales el resto de tu vida, sin la necesidad de un trabajo de 40 horas a la semana”, afirma en su blog. En su opinión, hay que empezar acumulando unos ahorros y luego, a partir de un determinado punto, comenzar a invertir. Lo ideal, a su juicio, es destinar al ahorro y la inversión el 30% de nuestros ingresos en los primeros años. Cuanto mayor sea el porcentaje destinado a ahorrar e invertir, más corto será el viaje con destino a la jubilación.
Para lograr la libertad financiera, los seguidores del movimiento FIRE huyen del consumismo y de muchos gastos que para otras personas pueden parecer básicos. Para ellos, se trata de gastar en lo que realmente nos hace felices y es significativo, y reducir todo lo que no lo haga y sea superfluo. Gómez, que ha alcanzado la libertad financiera, asegura que estuvo años sin irse de vacaciones pagadas -veraneaba en el pueblo-, no tiene coche en propiedad y se mueve con su hijo en patinete. En contraposición, ha realizado varios másteres e invierte en vivienda. “La vida es la suma de pequeñas elecciones”, resume.
Una filosofía vital más basada en valores personales que en posesiones materiales
De hecho, el movimiento FIRE defiende una filosofía vital más basada en valores personales que en posesiones materiales, parte de la creencia de que la calidad de vida consiste más en tener tiempo para uno mismo que en disponer de una gran capacidad de consumo. Una corriente de pensamiento que entronca con otras como el movimiento down shifting (algo así como desacelerar en inglés), formado por gente que siente que no puede seguir el ritmo productivista que marca la sociedad y trata de liberarse de las exigencias del mundo laboral para recuperar tiempo para otras cosas.
«Hay un nuevo paradigma de rico que se aproxima más a una persona que tiene acceso al estilo de vida que desea. Rico no es tanto quien tiene muchas posesiones, como quien tiene fuentes de ingresos variables, recurrentes, escalables, delegables y pasivos que le dotan de efectivo regularmente para poder, posteriormente, comprar o alquilar aquello que necesita o que desea, no teniendo que emplear su tiempo en trabajar», declaraba el escritor y emprendedor Sergio Fernández, autor del libro ‘Libertad financiera’ y libre financieramente, a Hablemos de Empresas en julio pasado.
Pero ¿cualquiera puede conseguir esos objetivos independientemente del salario que perciba? Aunque algunos defensores del movimiento FIRE opinan que sí, otros seguidores y expertos en finanzas consideran que, con un sueldo de 1.000 euros al mes, es muy difícil ser libre financieramente algún día. Sin embargo, Gómez matiza esta apreciación, en declaraciones al diario ‘La Vanguardia’. “Si eres un mileurista toda la vida, evidentemente es muy complicado, pero tampoco se puede establecer un umbral de ingresos a partir del cual alguien se pueda plantear la libertad financiera. A lo mejor alguien que gana 3.000 euros mensuales tiene más gastos fijos que alguien que gana 1.500 euros y, por tanto, necesitará generar muchos más ingresos pasivos y le costará más”.
Al margen de situaciones particulares, las tres reglas básicas para obtener la libertad financiera son evitar la deuda innecesaria, priorizar los ahorros y gastar por debajo de nuestras posibilidades. Alcanzarla, y más en un mundo que impulsa al consumo frenético y compulsivo, no es fácil y no se logra de un día para otro. Por eso, la paciencia es una de las principales virtudes de quienes logran ahorrar y no quedar atrapados en esa dinámica tan habitual de trabajar y trabajar para poder gastar.
Imágenes | freestocks.org | Fabian Blank | Eli DeFaria