Flexibles, ecológicas, hi-tech… Un paseo por las oficinas del futuro

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Espacios grises, sin apenas luz natural, llenos de cubículos aislados y pensados para la producción, la eficiencia y el no levantarse de la silla en ocho horas. Así es la imagen que todavía tenemos de las oficinas, más aún si hablamos de los cuarteles generales de las grandes corporaciones. Pero esto está cambiando.

La luz, los espacios colaborativos, la flexibilidad y la tecnología se están abriendo paso en los edificios corporativos. La tendencia nace de las tierras de California, donde se asientan los grandes gigantes tecnológicos, y amenaza con conquistar el mundo. Así cambiarán las oficinas hasta que no se reconozcan en el espejo.

 

Los primeros cambios reales

La tecnología ha influido en la forma en que entendemos el mundo. Dispositivos conectados, la nube, las redes sociales… la sociedad y el mundo laboral ya no son lo que eran hace un par de décadas. Las empresas tecnológicas también están decididas a ser disruptivas dentro de la oficina. Fueron las primeras en instalar mesas de pin pon y gimnasios, pero ahora eso ya no vale. Quieren ir mucho más allá.

 

Reforzar la imagen de marca

Lo primero es lo primero, sobre todo si la inversión para construir las nuevas oficinas supera los varios miles de millones de euros. Las oficinas tienen que ser la representación terrenal de la marca.

El nuevo cuartel general de Apple, diseñado por Norman Foster, es el mejor ejemplo. El perfeccionismo estético del iPhone se ha llevado a cada esquina de estas oficinas, donde algunos de los empleados ya están trabajando desde el mes de abril. Según The Economist, el manual sobre el uso estético de la madera en el edificio tiene más de 30 páginas.

Así luce el Apple Campus 2, la nueva sede de Apple / Flickr

Otro caso sonado, y nunca mejor dicho, es el de Beats. Las oficinas de la popular marca de auriculares y altavoces respiran música. Buena acústica, colores corporativos y, claro, un amplio espacio exterior para fiestas y conciertos son las señas de este edificio.

 

Innovación para retener talento

Sin embargo, la arquitectura al servicio del mundo laboral es mucho más que estética y de branding. Uno de los grandes desafíos de las grandes tecnológicas es retener talento, es decir, conseguir que los mejores trabajadores formen parte de su plantilla y no se vayan a la competencia. Cada vez más, los espacios de trabajo son esenciales para lograr este objetivo.

La torre que la compañía de software en la nube Salesforce ha levantado en el centro de San Francisco es el edificio más alto de la ciudad y una de las oficinas centrales más caras del planeta. La firma de arquitectos Pelli Clarke Pelli ha construido un lugar en el que apetece trabajar.

Techos altos, multitud de espacios comunes, buena conectividad en todas las esquinas, muros de cristal para ganar luz y un complejo sistema para renovar el aire del interior buscan que la Salesforce Tower se convierta en un destino deseado por el talento.

Interior de la Salesforce Tower / Salesforce

También Uber está apostando por el cristal y la luz en sus nuevas oficinas. El diseño ha contado con la firma de arquitectos SHoP y los diseñadores de StudioO+A (detrás de las oficinas de Cisco, Yelp! o Microsoft). El objetivo final es construir un espacio abierto, en el que la transparencia y la comodidad del trabajador sean aspectos centrales.

 

Cambios para un nuevo modelo laboral

A cada paso que damos, nos adentramos en un nivel más profundo del porqué de estos cambios en las oficinas de algunas de las empresas más grandes del planeta. De la apariencia de la marca y el buenrollismo con los empleados talentosos, llegamos al meollo de la cuestión: la oficina tiene que ser diferente porque ya no trabajamos de la misma manera.

A grandes rasgos, es como si las empresas tecnológicas quisiesen llevar su filosofía de las herramientas colaborativas y sociales (como Slack o Trello) al espacio físico. Las oficinas centrales de Facebook tienen todavía despachos privados, pero son, sobre todo, un gran espacio común que favorece el trabajo colaborativo. Lo que buscan es que nadie tenga un puesto de trabajo fijo y que los trabajadores irrumpan constantemente en los espacios de sus compañeros.

La flexibilidad en cuanto a horarios y tareas también es importante, ya que son muchos los que teletrabajan varias veces al mes. De hecho, según The Economist, a pesar de los espacios comunes, las empresas de tecnología dedican un metro cuadrado menos de espacio de trabajo por empleado que las no tecnológicas.

Por otro lado, aunque se trabaje desde casa, los empleados de gigantes como Google se pasan muchas horas en la oficina. Asegurar que cuentan con todos los servicios necesarios y que se sientan cómodos y potenciar el trabajo en equipo es esencial. La sede de la compañía de Mountain View ha marcado tendencias en estos aspectos desde sus inicios.

Oficinas centrales de Google en Mountain View / iStock

 

¿Y en España?

Aunque no al mismo ritmo que en las zonas de influencia de Sillicon Valley, en España también se está apostando por cambiar la forma en que entendemos las oficinas centrales de una empresa.

Así, por ejemplo, el Campus Repsol, que la compañía petrolera ha construido en Madrid, busca convertirse en un símbolo corporativo y de marca. Con más de 4.000 personas, se trata de “un espacio abierto, diseñado para facilitar la comunicación y el trabajo en equipo y hacer que el conocimiento fluya entre nuestros profesionales”, asegura la compañía.

La sede de BBVA en Madrid, o Ciudad BBVA, ha apostado por la innovación y la sostenibilidad. Desde la compañía afirman que, gracias a los sistemas inteligentes, las nuevas oficinas han reducido un 30% el consumo de electricidad, un 50% el de agua potable y reciclan el 100% de los residuos.

Inspirada en otras sedes de grandes empresas internacionales, la Ciudad BBVA ha eliminado los despachos, multiplicado los lugares de reunión y diseñado espacios para mantener reuniones informales. De nuevo, la apuesta por el trabajo en equipo y la colaboración.

 

Un futuro flexible

Mientras los pasos que han dado algunas compañías en la última década se extienden al resto del mundo empresarial, el futuro cercano se antoja lleno de cambios. Por ejemplo, el uso del Internet de las Cosas y el big data para monitorizar la oficina y el día a día de los empleados marca una de las grandes líneas de debate.

Sin embargo, lo que más preocupa a las grandes empresas es construir oficinas que se adapten a los retos del futuro. Lógico, si te gastas 5.000 millones de dólares en una sede de alta tecnología y diseño exclusivo, no quieres que se quede obsoleta en 10 años.

“Mi gran preocupación son los cambios en los hábitos de transporte”, aseguraba Norman Foster en una conferencia reciente de WIRED. El espacio para garaje de la nueva sede de Apple, diseñada por Foster y otros arquitectos asociados, tiene sitio para albergar 11.000 coches. En el futuro, quizá no sea necesaria semejante extensión.

“Desde el principio he sido contrario a la idea de que la sede central de una compañía, sea grande o pequeña, solo esté pensada para el trabajo”, señaló Foster. “Tiene que estar pensada para la vida”. Para conectar a los trabajadores entre sí y con el entorno y mejorar sus condiciones y bienestar. Y adaptarse de forma flexible a los cambios que lleguen.

Quizá para ello sea necesario dejar un poco de lado la eficiencia de los resultados y pensar más en la motivación y la felicidad de los empleados. Puede que el resultado nos pille por sorpresa.

 

Juan F. Samaniego

 

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