La internacionalización era un proceso que hasta hace poco se reservaba mayoritariamente a grandes empresas. Hoy, cada día más pymes dan el salto al extranjero: desde start-ups exitosas a pequeños productores de bienes o servicios de calidad que pueden tener un público más allá de las fronteras nacionales, por poner solamente dos ejemplos. A continuación, explicaremos los pasos que han de darse para comenzar la internacionalización de la empresa.
1) El papeleo de la internacionalización
La internacionacionalización de la empresa exige realizar muchos trámites. En primer lugar, debes tener en cuenta que realizarás operaciones de comercio exterior. Eso supone que permanentemente tienes que tener al día los documentos relacionados con las mercancías, su seguro, su transporte, los impuestos y trámites aduaneros, determinados certificados relativos al origen de las mercancías, obligaciones estadísticas, cumplimiento de normas de consumo y sanidad, etc.
Por otro lado, la internacionalización puede exigir la realización de inversiones o la creación alguna sociedad filial en otro país o, al menos, una sucursal. Debes tener en cuenta los trámites de escrituras, registros, información contable, etc.
2) Evaluar la situación interna
La empresa va a dar el salto al extranjero. Lo hace porque es una oportunidad para su crecimiento, diversificación geográfica, para abrir nuevas oportunidades… Pero, sobre todo, lo hace porque está preparada para ello. Eso es lo primero que tienes que analizar.
En primer lugar, debes estudiar los puntos fuertes de la empresa. ¿Qué es lo que la hace competitiva? Debes prestar atención a la organización, a su forma de manejar el conocimiento, a su posición financiera, a los medios materiales y humanos de los que dispone.
En segundo lugar, debes analizar las debilidades de tu empresa. Es decir, debes prestar atención a aquellos aspectos que plantean dificultades organizativas, a los procesos que no funcionan óptimamente, las carencias de formación o de experiencia del personal, etc. Y debes prestar una atención especial a los riesgos financieros.
Pero también debes analizar la situación del mercado nacional. Plantéate las posibilidades de expansión o de establecer nuevas relaciones en el interior del país. Te servirá no solamente para tomar una decisión sobre si es el mejor lugar para los nuevos proyectos, sino también para establecer comparaciones que te permitan comprender mejor el proceso de internacionalización.
3) Analiza los mercados potenciales
Una vez comprendes mejor la situación de la empresa, debes estudiar los mercados potenciales. Eso te permitirá comprender sus características, decidirte por uno u otro y cuál vas a afrontar primero.
Debes prestar mucha atención a las características de los clientes, de las empresas competidoras, de los productos semejantes que pueda haber en el mercado.
También hay que examinar las condiciones del entorno en el que desarrollaría sus proyectos tu empresa en ese país. Son aspectos importantes como los requisitos legales, los posibles socios, los contactos que se tengan en el país, los factores culturales importantes para establecer relaciones, las infraestructuras y servicios de que disponga el país, las características de posibles proveedores de bienes o servicios, etc.
4) El estudio de las oportunidades de negocio
Sabiendo la situación interna y externa, hay que traducir la idea de la internacionalización a planes concretos. Debes plantear objetivos que permitan aprovechar las oportunidades de negocio y afrontar las posibles amenazas.
Dado que existen muchas oportunidades, será necesario comparar alternativas. Es importante analizar los riesgos y lo que puedes esperar de cada una de ellas.
También hay que dedicar un tiempo a analizar cómo comunicar a otras personas determinados aspectos relacionados con la manera en la que se pretende aprovechar esas oportunidades. Será imprescindible si quieres contar con su colaboración en el proyecto de internacionalización de la empresa.
5) Control y seguimiento de la situación
Los planes desarrollados deben traducirse a objetivos y cifras medibles. De este modo se podrá comparar lo que se preveía con los resultados del proceso de internacionalización. Pero el control no termina ahí, hay que realizar propuestas de mejora.
Normalmente, la internacionalización es un proceso que se realiza a través de sucesivas aproximaciones. Se trata de superar fases, cuya superación incrementa la implantación de la empresa en un determinado mercado.
Los primeros pasos de la internacionalización pueden ser duros, no exentos de dificultades. Pero el éxito en ese proceso puede traer grandes ventajas a la empresa, particularmente por la oportunidad de crecimiento que supone. Y afrontar ese proceso, triunfes o fracases, te permite mejorar como emprendedor.
Gonzalo García Abad