Cuando decides marcharte y recibes una contraoferta: ¿cómo actuar?

Empresa

Llevas ya tiempo en tu empresa, pero no estás bien. En paralelo a tu trabajo, buscas nuevas oportunidades laborales y, por fin, recibes la gran noticia de que te han cogido para uno de los puestos a los que te habías postulado y que, a priori, se ajusta a lo que ahora buscas.

Comunicas tu renuncia a tu empresa y esta, en lugar de decirte adiós y que tengas suerte, te ofrece una reordenación de tareas, una subida de sueldo y un atractivo plan de carrera. Es lo que se llama una contraoferta para retener tu talento (aunque para ti ya sea un poco tarde). O, por qué engañarnos, para ahorrarse el coste y el trabajo de tener que sustituirte.

Entonces empiezan las dudas y surge la pregunta de qué hacer. Si seguir en un ambiente que ya conoces (incluidos compañeros y jefes y cómo funciona todo) o empezar de cero. 

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Una decisión meditada

Para que la decisión sea acertada, es muy importante separar la parte emocional e impulsiva de la racional. Hay que tomarse el mayor tiempo posible para considerar las ventajas y desventajas, y compartir las cuitas con familiares y amigos. Así, se tendrá la tranquilidad interior de que la decisión fue meditada y no se basó en factores menos relevantes. Por ejemplo, la agradable sensación de saberte necesario en la empresa, el afecto a los compañeros, el inesperado aumento salarial y otros beneficios.

En este sentido, hay que hacer un ejercicio de honestidad con uno mismo. Se debe preguntar por qué se quería abandonar, cuál ha sido la razón principal por la que se decidió buscar otro trabajo, qué ofrece la nueva compañía que no tenga la actual y si todas las motivaciones personales para el cambio quedan cubiertas. 

Si las razones para querer irse son sobre todo económicos, es probable que sea una buena idea quedarse. Aunque, si este es el verdadero problema, lo más seguro es que ya se habría discutido un posible aumento de sueldo con la jefatura antes de sentir la necesidad de buscar otro empleo. 

De la misma manera, si se considera que los nuevos retos profesionales que se proponen a un medio-largo plazo son o pueden ser muy beneficiosos, quizás también compense el no marcharse.

Ahora bien, igual esas oportunidades de desarrollo profesional no son las que de verdad se esperan o son solo una solución temporal. En este caso, se acabará ganando más dinero y teniendo una mejor posición en el escalafón de la empresa, pero se seguirá estancado, aburrido y desanimado

Del mismo modo, de poco servirá esa contraoferta si la falta de sintonía va más allá y no se está a gusto con el ambiente laboral general. O si ya no se identifica con los valores de la empresa, si no se permite la conciliación con tu vida personal y un largo etcétera. En definitiva, si la contraoferta no rellena todos esos huecos.

Las auténticas razones

Lo que hay que tener claro es que una contraoferta no elimina o aminora las emociones negativas asociadas a un trabajo. Salvo que los motivos sean económicos, se obtenga esa deseada subida de sueldo y, ahora sí, todo encaje. Si se continúa por no dejar la zona de confort, las razones reales que llevaron a la búsqueda del cambio seguirán estando ahí y, tarde o temprano, acabarán aflorando y precipitando un desenlace. 

En este análisis, también hay que valorar a fondo la oferta de la nueva empresa. Hay que tener en cuenta tres planos: además del económico, el futuro profesional que se abre y los valores de la organización. Estos, a la larga, suelen ser mucho más definitivos para encontrarse a gusto que una suculenta cuantía económica. También es aconsejable hablar con personas que trabajan en la empresa y que pueden informar de la realidad interna, imposible de conocer desde fuera.

Aunque sea tentador quedarse con lo que ya se conoce, más aún con nuevos beneficios, si no se está motivado de verdad para quedarse en la compañía o si no hay suficiente preparación emocional para iniciar nuevas aventuras profesionales, es mejor echarse atrás y dejar paso a otra persona que querrá aprovechar la oportunidad que se le presenta.

Según diversas encuestas, la mayoría de las personas que aceptan una contraoferta renuncian de nuevo al puesto solo unos meses más tarde.

El factor de la confianza

Si al final pesan más los pros que los contras y se permanece en la organización, es conveniente hacer saber a los superiores que se está satisfecho con la decisión. Y es que, muchas veces, haber querido abandonar la empresa para emprender un nuevo camino laboral afecta a la confianza de los jefes en el trabajador.

Incluso de trascender lo ocurrido, puede que para buena parte del equipo ya no sea alguien de quien fiarse. Además, debes ser consciente de que es probable que se esté en el punto de mira de la empresa si decide hacer un reajuste de personal. También puede ser cuestión de tiempo que la organización busque un sustituto, al asumir que en breve volverá a renunciar.

Si bien cada situación es única, es recomendable considerar al detalle las motivaciones originales para abandonar y preguntarse si la contraoferta es en realidad valiosa. En la actualidad, los empleados suelen dejar sus puestos por múltiples razones que rara vez son atendidas.


Imágenes: LinkedIn Sales Solutions (Unsplash) | Anthony Tran (Unsplash) | Sebastian Herrmann (Unsplash)

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