¿Qué supondrá la década 2020-2030 para las empresas?

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Empresa

La tecnología es una gran impulsora de cambios drásticos en el tejido empresarial. Con cada innovación caen y se alzan grandes imperios, además de ser necesaria la adaptación de un complejo ecosistema de empresas. Pero la década de los años 20 (2020-2030) no tiene como único protagonista la tecnología. Según el informe ‘2030. Claves para la nueva década’, de la consultora KPMG, existen al menos 24 factores clave que definirán el mundo de las empresas. En el artículo aparecerán en cursiva acompañados de su orden en el estudio. Algunos de ellos coinciden con los Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS), y la mayoría le siguen la pista.

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Las ciudades en el centro de mira

Según el banco mundial, más del 55,27% de las personas vivía en ciudades en 2018. Ese año, el 73% de europeos residía ya en grandes ciudades, según la ONU. Somos una cultura urbanita, y eso se refleja en los puntos urbe-movilidad (4) y los ciudadanos, en el centro del sistema (13).

De hecho, se habla más de ciudadanos que de personas, y es que parte de nuestra identidad cultural está ligada al desarrollo de las smart cities. En ellas, la movilidad avanza hacia la descarbonización (10) y se prioriza la peatonalización. Por su concentración, las urbes son el gran impulsor de la economía circular (6).

Una de las posibilidades que ofrecen estos entornos urbanos densos es la posibilidad de compartir objetos y servicios (20) fomentando el pago por uso en lugar de la posesión. Aunque no forma parte de la economía circular, es una estrategia que maximiza el uso del objeto y minimiza su impacto per cápita.

Pese a sus puntos negativos, en proceso de corrección (la contaminación y la falta de vegetación), las ciudades se han demostrado no solo como lugares de innovación, sino también como espacios en los que, debido a sus conexiones de movilidad y retención de talento, la gente vive más y mejor.

El cuidado del medioambiente

Esto significa que las empresas que trabajen a nivel urbano (5.000 habitantes puede ser considerado urbano), con foco en el cuidado del medioambiente, van a tener más oportunidades que aquellas de corte más tradicional. También se alzarán aquellas compañías que ayuden a financiar proyectos sostenibles (2).

Respecto a la financiación de nuevas empresas (24) o proyectos, de dónde surgirá el capital y a quién se otorgará de manera preferente, parece que primará un modelo más flexible  que el actual, pero apoyado por las bases que funcionan hoy día, si bien con una capa de tecnología añadida, principalmente por seguridad pero también para mejorar la eficiencia energética.

De hecho, uno de los dilemas éticos de la IA (18) ha aparecido donde no se le esperaba: en el enorme gasto energético que supone. Un gran número de factores de la lista de KPMG tienen el medioambiente y la sostenibilidad como núcleo, y es que se trata de un factor transversal.

Quizá el único que agrupa a las empresas de todo el globo, con diferentes culturas y objetivos. Por ejemplo, la tecnología se presenta como una alternativa al turismo insostenible (7), con visitas virtuales en lugar de viajes; pero también como apoyo a la hora de minimizar el impacto ambiental in situ.

El cliente Las personas, en el centro

Hace unas décadas se empezó a hablar de empresas orientadas al cliente. Actualmente se habla de orientación a las personas (1). Significa que, para las empresas, personas que no son sus clientes directos son beneficiarios de sus políticas. Hablamos de RSC en su vertiente social.

La ética está entrando con fuerza en el ADN de las grandes firmas, y extendiéndose aguas arriba de la cadena de valor. Las grandes empresas piden a sus pymes proveedoras un nivel de sostenibilidad y RSC similar al que establecen ellas a nivel interno. Así, buscan un impacto positivo en toda la sociedad.

Actualmente, uno de los mayores centros de cambio es en el eje económico asiático (3), que en muchos casos (a nivel urbano, de hecho) ha alcanzado un nivel de desarrollo similar e incluso superior al de los europeos. Es Asia la que ya lidera los pagos invisibles mediante biométrica (16) y la que antes ha empezado a implantar sus redes de 5G (15). Y tiran del carro en cuanto a IA.

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Si estas tecnologías son importantes para las empresas es por la velocidad de transmisión de información mediante voz y el uso de la inteligencia artificial al respecto. Pronto no sabremos si hablamos o no con una máquina, llevando la tecnología de los chatbots al límite.

Además de la tecnología de movilidad, la que ayuda a descarbonizar y las tecnologías de comunicación, destaca como negocio de la década entrante el mundo de la salud. Poner a las personas en el centro implica que vivan (bien) más de cien años (5).

El capitalismo tiene que evolucionar

Las personas más jóvenes están cambiando lo que entendemos como capitalismo (12). O, mejor dicho, está cambiando lo que el capitalismo entiende como capital. Durante 2019 se publicaron los libros ‘Capital e ideología’ (Piketty), ‘El futuro del capitalismo’ (Collier) y ‘Capitalism, Alone’ (Milanovic).

Todos coinciden en varios puntos, recogidos por el informe de KPMG: el empleo va a sufrir una revolución (17) y en ocasiones a escasear; por lo que toca trabajar en un modelo de fiscalidad transparente (23) orientada a los que menos tienen; y trabajar hacia regulaciones de corte global (21). Esto costará bastante.

En otras palabras, el mundo se va a globalizar no solo a nivel de fuerzas de mercado, sino también de leyes y reformas fiscales que eviten grandes desigualdades. Se avecinan cambios para todo tipo de empresas, aunque también se espera cierta simplificación normativa, para alivio de las pymes.

Hay ámbitos en los que las normas crecerán, como es en el caso de la ciberseguridad (8), de corte casi obligatoria y centrada en la red en lugar de los equipos; o la gestión de los datos (9) por parte de empresas públicas y privadas.

Otro factor relacionado es el poder de las BigTech (22): ¿se pedirá su fragmentación para evitar monopolios? Algunas estrategias ya están sobre la mesa.

¿Puedo orientar mi empresa con esta información?

Lo cierto es que sí. Sea cual sea el tamaño de la empresa, una aproximación medioambiental y socialmente responsable parece estar en la base de cualquier transformación de cara al futuro. Al menos si se espera seguir en activo. Una transformación interna que incluya la diversidad (11) también parece necesaria e incluso inteligente a nivel de inversión.

De hecho, una de las medidas que más valor aporta a la empresa es disponer de equipos heterogéneos que aporten nuevas visiones de otro modo inaccesibles. La normativa basada en cuotas y otras está favoreciendo un cambio que ya se percibe como una apuesta de valor a futuro.

Por último, la digitalización es un pilar básico de las empresas. En cada una, esta transformación tendrá cierto impacto y penetración, pero las empresas que invierten en tecnología y automatización son las que más oportunidades tienen. Por eso muchas grandes empresas están apostando por la computación cuántica (14), aunque a nivel de pyme aún no haya desarrollos compatibles.

Imágenes | iStock/fizkes, iStock/g-stockstudio

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