El Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) es cosa de todos, incluidas las empresas, cuya responsabilidad ambiental es decisiva para conservar el planeta.
Pero ¿qué es la responsabilidad ambiental? No es una única acción o actitud, sino un compuesto de múltiples dimensiones, entre las que destacan las siguientes.
1) El impacto ambiental del producto
Es necesario realizar previsiones globales de impacto ambiental. Para ello se han de tener en cuenta todos los aspectos. Así, han de incluirse las expectativas acerca del empleo que vayan a realizar los clientes de nuestro producto. Incluso, hay que analizar riesgos en el transporte y la puesta a disposición, para evitar circunstancias como, por ejemplo, derrames peligrosos.
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2) Los procesos ambientalmente responsables
Un mismo bien o servicio puede obtenerse combinando los recursos necesarios para producirlo de diferentes maneras e, incluso, es posible sustituir algunos de ellos por otros que sean más sostenibles o alterar alguna etapa del proceso que evite ruido, contaminación, residuos, consumos de energía y materias primas, afectaciones a la flora y fauna, etc.
Un ejemplo de paso en ese camino lo encontramos en las iniciativas del sector textil que pretenden promover el empleo de materiales más sostenibles. Es el caso de Textile Exchange, una iniciativa conjunta de grandes empresas del sector.
3) La colaboración en iniciativas externas
La empresa forma también parte de un ecosistema al que ha de saber adaptarse. No toda la responsabilidad ambiental recae sobre ella, sino que es compartida. En ese sentido, ha de estar atenta a lo que pueda aportar en iniciativas de diferentes agentes.
Por ejemplo, puede colaborar con otras empresas en acciones conjuntas, prestar apoyo a iniciativas de fundaciones o asociaciones o facilitar las actividades ambientalmente beneficiosas que sus trabajadores realizan fuera del horario.
4) La I+D+i enfocada a la sostenibilidad ambiental
Es muy importante no solamente por responsabilidad ambiental, sino también por la propia supervivencia empresarial. Cuando los usos y costumbres o los nuevos requerimientos normativos se asientan, las empresas que han trabajado en el I+D+i ambiental tienen las ventajas de la experiencia y el aprendizaje adquiridos. Lanzan sus productos en un ambiente favorable y lo hacen con un coste competitivo.
Un claro ejemplo de ello nos lo muestra el sector de los electrodomésticos. Innovar para lograr la máxima eficiencia ambiental no solamente es una cuestión de responsabilidad, sino un requerimiento imprescindible para que el producto tenga una posibilidad para acceder al mercado. No solamente hay que estar preparado para cumplir con los estándares legales, sino que hay que ir un paso más allá y tener capacidad de respuesta ante su previsible elevación progresiva.
5) Lo ambiental en el corazón de la planificación y el control empresarial
La responsabilidad ambiental implica ofrecer soluciones ante los problemas ambientales y capacidad para prevenirlos. Eso es todo un cambio en la filosofía empresarial. Tradicionalmente, los costes y beneficios ambientales no han recaído sobre la empresa y, por ello, han tenido un papel menos relevante en la toma de decisiones.
Actualmente, todos esos costes y beneficios se consideran como elementos importantes que marcan la capacidad de la empresa de adaptarse a los retos de una sociedad con crecientes preocupaciones ambientales. Por lo tanto, deben ocupar un lugar importante en la planificación y el control empresarial.
De no hacerlo, la empresa estaría realizando una planificación inconsistente a largo plazo. Con el tiempo, puede enfrentarse a problemas que le lleguen a superar y ante los cuales no se está preparando debidamente.
6) Control y publicación de resultados empresariales.
Puede tomar múltiples formas como estas:
- Auditorías externas e internas.
- Respuestas a dudas, quejas y sugerencias relacionadas con el impacto ambiental.
- Participación en las iniciativas relacionadas con los objetivos de desarrollo sostenible.
- Elaboración de memorias de sostenibilidad.
Un ejemplo reciente de ello lo hemos tenido con el sector cervecero, que ha publicado su primera memoria de sostenibilidad hace unos días.
7) Inversiones ambientalmente responsables
Las inversiones proyectan el futuro de la empresa, sus posibilidades y potencialidades. Añaden tecnologías nuevas y formas diferentes de trabajar y emplear los recursos. En la toma de decisiones de inversión, los criterios ambientales cobran una creciente importancia.
Ejemplo de ello son las oficinas flexibles de Orange, que tienen la sostenibilidad como una máxima con la que se pretende garantizar la máxima flexibilidad.
8) Formación ambiental de los trabajadores
La responsabilidad ambiental exige nuevas capacidades y conocimientos. Requiere incorporar perfiles concretos, pero también una actualización del conjunto de la plantilla. Por ejemplo, Alsa tiene claro que no solamente la flota influye en el consumo e impacto ambiental de sus vehículos. Por ello ofrece programas específicos para sus conductores.
9) Divulgación de actitudes ambientalmente responsables
Uno de los problemas ambientales más importantes es el desconocimiento. Muchas personas y organizaciones no tienen una idea el impacto de sus acciones u omisiones. Las empresas cuentan con mucho conocimiento y recursos para hacerlo llegar.
Por ejemplo, los medios de comunicación tienen un papel importante para acercar ese conocimiento a un público muy amplio. Así, encontramos casos como el de la agencia pública de noticias EFE, con un portal (efeverde.com) específicamente especializado en las noticias y el periodismo ambiental.
La responsabilidad ambiental de las empresas no solamente pone su granito de arena para construir un mundo mejor, sino que también consolida la solidez de sus propios proyectos de negocio.
Imágenes | Alberto Restifo, NeONBRAND, mrjn Photography, Paweł Czerwiński, chuttersnap en Unsplash