Plan para el sábado noche: ver la nueva película de Santiago Segura. Palomitas, refrescos, asientos muy cómodos… ¿Diferencia con la antigua normalidad?
Que la sala de proyecciones es al aire libre. Y es que la crisis generada por la COVID-19 ha supuesto el renacimiento de los autocines.
Salas cerradas durante meses, rodajes suspendidos, estrenos atrasados y festivales cancelados. Son algunas de las secuelas que está dejando la pandemia en el mundo del cine. Según cifras de la Federación de Cines de España (FECE), las salas españolas ya han sufrido pérdidas de 100 millones de euros. Y el impacto anual en todo el sector podría crecer hasta los 2.500 millones de euros.
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Las salas abrieron en fase 2 con un 30% de su aforo. Tras el estado de alarma, siguen tomando precauciones como el espacio entre butacas o los protocolos de desinfección. Sin embargo, para quien prefiera los lugares abiertos, existe una forma de seguir yendo al cine muy práctica, cómoda y segura.
¿Por qué los autocines?
El origen de los autocines se remonta a los años 30, cuando el empresario Richard Hollingshead creó los drive-in theaters. Durante las siguientes décadas, el sector vivió su auge gracias a, por ejemplo, las condiciones de intimidad que garantizaban a los espectadores.
Pero, a partir de los años 70, las salas cerradas introdujeron novedades tecnológicas que mejoraban audio e imagen y que resultaban inasumibles para los cines al aire libre. A ello se unieron otros contratiempos, como el coste del alquiler de los terrenos o las inclemencias meteorológicas. De esta forma, el negocio comenzó a sufrir una decadencia que, a pesar de todo, no supuso su fin.
Para muchos nostálgicos, la gratificación que el consumidor obtiene va más allá del mero visionado de una película. El contexto nocturno, el entorno natural y la privacidad forman parte de ese halo romántico. Además de la relación calidad-precio, pues las sesiones suelen incluir el visionado de un par de películas.
Ahora, a estos factores cabe sumar la distancia de seguridad, algo inherente a la experiencia en el autocine. Es posible crear un microcosmos seguro en el interior del propio coche mientras, al mismo tiempo, se disfruta de un espacio abierto. Por otro lado, también incorpora cualidades muy valoradas por el consumidor actual, como las políticas baby y pet-friendly.
Son establecimientos que se ajustan perfectamente a las nuevas necesidades y restricciones. Por ello, aunque hasta hace poco solo existían ocho autocines en España, es posible que este número llegue a duplicarse en los próximos meses.
Cómo son las nuevas empresas
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El 11 de junio abrió en Alicante Cinemacar, el autocine con la pantalla más grande de Europa. Ubicado en un recinto de 45.000 m2, quiere unir cine, gastronomía y música. “Un nuevo concepto de ocio”, en palabras de la compañía.
De alguna manera, la idea de autocine se fusiona con la de parque de atracciones. Tiene capacidad para 400 vehículos y una zona para ver la película al aire libre, con césped artificial y filas de butacas reclinables. Ofrece palcos VIP para grupos de hasta seis personas con opciones prémium como butacas especiales y un sistema de sonido personalizable. Y también cuenta con instalaciones que sirven cuatro estilos de comida y con un parque para mascotas de más de 3.000 m2.
Aunque lo más destacable son sus medidas de seguridad e higiene. Todos los automóviles que entran en el autocine son desinfectados, las zonas de restauración permanecen aisladas con lonas de pvc transparente, existen cabinas de desinfección y puestos para tomar la temperatura de empleados y clientes y los baños están conectados a una red local que indica a los usuarios cuándo se encuentran vacíos y desinfectados.
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Hasta la apertura de Cinemacar, el Autocine Madrid RACE era el más grande de España. Para su reapertura tras el confinamiento, eligieron un clásico del cine al aire libre: ‘Grease’. Cuando las entradas salieron a la venta, se agotaron inmediatamente, aunque no se había confirmado la fecha de la proyección. Un aforo limitado de 200 personas que quería volver a disfrutar del entretenimiento.
Ahora se plantean ampliar su modelo de negocio y ofrecer el recinto para espectáculos de teatro y conciertos musicales. Ya cuentan con todas las medidas de seguridad, por lo que pueden convertirse en uno de los espacios perfectos para el nuevo ocio que surgirá a cuenta de la pandemia.
Otra opción muy interesante son los autocines itinerantes, capaces de llegar a zonas despobladas en las que no hay salas de cine convencionales. Autocines Castilla recorre la geografía de Castilla y León y garantiza un cine “seguro y sin riesgos”. La compañía se encarga de montar la infraestructura en cualquier municipio y acredita las medidas de seguridad de sus instalaciones y para los clientes que los visiten.
La pantalla portátil es de 102 m, con capacidad para proyectar en HD y el sistema de audio se emite por la emisora FM del coche. También dispone de un servicio de food truck. Los clientes escogen previamente la comida, que les llevan directamente a su vehículo.
En España… y en el resto del mundo
El caso español no es único. En Alemania, durante el confinamiento, permanecieron disponibles los autokinos y su éxito fue tal que se han abierto 30 establecimientos nuevos. No importaba qué se proyectaba, sino el hecho de poder salir de casa.
En Corea del Sur, la venta de entradas ha crecido un 40% y en Irán ha abierto el primer autocine de su historia, habilitado en el aparcamiento de la torre Milad de Teherán.
El autocine es un claro ejemplo de resiliencia, de cómo los modelos de negocio se reconvierten para sacar partido a una situación tan complicada como incierta.
Imágenes | Ellery Sterling, Jona on Unsplash