Tras seis semanas de confinamiento, los negocios irán recuperando poco a poco su actividad. ¿Cómo mantener la seguridad de los trabajadores en los próximos meses?
El Gobierno ha dibujado un escenario de fases que, en el mejor de los casos, concluirá el 22 de junio en la mayor parte del territorio. Sin embargo, llegar al final de este proceso, bautizado como desescalada, no significa haber ganado la batalla al nuevo coronavirus. Incluso a partir de entonces habrá que mantener una serie de medidas para proteger la seguridad de las personas y evitar un rebrote de la epidemia.
A partir del 4 de mayo, con el inicio de la fase 0 (y la fase 1 en algunos territorios insulares) las empresas irán recuperando su actividad de forma progresiva. Y lo harán, según el Ministerio de Sanidad, bajo el principio de minimización de riesgo.
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“Este principio se sustenta en varias acciones, unas de tipo general y otras de organización del trabajo”, explica Francisco Marqués, director del departamento de promoción de la salud del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). “Algunos ejemplos son incentivar el transporte privado frente al público, flexibilizar las horas de entrada y de salida al trabajo, evitar las reuniones en espacios cerrados sin mantener la distancia mínima de dos metros, organizar la circulación de personas en los edificios o establecer un aforo máximo”.
Además, en cuanto a la protección individual, se reforzarán las recomendaciones al respecto y las de higiene. Es decir, será necesario facilitar el acceso a mascarillas higiénicas y geles hidroalcohólicos. “También se desinfectarán los lugares de trabajo, en especial las zonas compartidas, equipos comunes y los vehículos de empresa”, puntualiza Marqués.
Medidas para mantener la seguridad laboral tras el confinamiento
Entre el 14 y el 29 de marzo de 2020 todas las actividades no esenciales estuvieron paradas. Coincidiendo con la vuelta al empleo de algunas de las no esenciales el 29 de marzo, el Ministerio de Sanidad publicó una Guía Buenas Prácticas en los centros de trabajo. Dirigida tanto a empresas como a trabajadores, ha sido actualizada en dos ocasiones desde entonces. Estas son las principales medidas que refleja para mantener la seguridad laboral en plena pandemia de COVID-19.
En el camino al trabajo
Antes de desplazarse al lugar de trabajo, cada persona tiene que saber que, si presenta sintomatología asociada con la COVID-19, no debería acudir. Es decir, si muestra tos, fiebre, dificultad al respirar o dolor de garganta, entre otros síntomas, la mejor opción es quedarse en casa. Tampoco debe desplazarse al centro laboral si se ha estado en contacto estrecho con alguien afectado por la COVID-19 o si forma parte de un grupo vulnerable (como enfermos crónicos o embarazadas).
“Reforzar la seguridad en los desplazamientos no es una responsabilidad empresarial. Sin embargo, es posible contribuir a esa seguridad facilitando flexibilidad de horarios de entrada y salida. Así se reducirán las aglomeraciones. También es posible mantener un cierto grado de teletrabajo, disminuyendo así los desplazamientos”, señala Marqués.
Así, en el camino al trabajo la mayor responsabilidad recae en el propio empleado. De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, es necesario:
- Priorizar opciones de movilidad que garanticen la distancia interpersonal de dos metros siempre que sea posible.
- Si vamos al trabajo andando o en bicicleta, patinete o moto, debe guardarse la distancia interpersonal.
- Dentro de un turismo deben extremarse las medidas de limpieza del vehículo.
- En taxi o VTC solo debe viajar una persona por cada fila de asientos, manteniendo la mayor distancia posible entre los ocupantes.
- En los viajes en transporte público colectivo debe cuidarse la distancia interpersonal en la medida de lo posible. Ante las dificultades que esto puede presentar, el uso de mascarillas higiénicas es obligatorio en transporte público desde el pasado 4 de mayo.
Medidas en el centro de trabajo
Cada centro de trabajo tiene sus propias características. Por ello, es recomendable establecer un plan de contingencia frente a la pandemia. El Gobierno ha publicado también una guía al respecto con el objetivo de que cada compañía sea consciente de sus riesgos y pueda hacerles frente.
“Sea cual sea la empresa o sector, el plan de contingencia debe estar orientado a definir la respuesta de la organización a la crisis. A modo orientativo, debe contemplar contenidos como las prioridades de actuación, los niveles y las acciones de intervención, la organización de los equipos de respuesta o identificar y evaluar los riesgos”, señala el experto del INSST. “Además, este plan de contingencia no será eficaz si no hay una política de comunicación adecuada. La monitorización y seguimiento del plan son esenciales”.
En líneas generales, se pueden establecer una serie de medidas que minimicen la probabilidad de contagio en el entorno laboral.
- Planificar las tareas para que los trabajadores puedan mantener la distancia de seguridad en todo momento, incluyendo las zonas comunes.
- Evitar la realización de actividades que impliquen aglomeraciones de personas.
- Organizar la entrada y la salida al lugar de trabajo de forma escalonada.
- En los establecimientos abiertos al público, implementar medidas para minimizar el contacto entre trabajadores y clientes. Algunas de estas medidas irán siendo detalladas mediante legislación específica.
- La empresa deberá facilitar equipos de protección individual (EPI) cuando estos riesgos no puedan evitarse. Además, los EPI serán adecuados a las actividades y trabajos a desarrollar, así como a las condiciones de cada empleado.
- Facilitar el teletrabajo y las reuniones por teléfono o videoconferencia siempre que sea posible.
- Evitar desplazamientos laborales no esenciales.
“En una empresa que no esté en el ámbito sanitario o sociosanitario es poco probable un contagio siempre que se mantengan las recomendaciones de distanciamiento social e higiene personal”, añade Marqués. “Si se diera ese contagio, es preciso aislar al trabajador sintomático, suministrarle una mascarilla y guantes y avisar a los servicios sanitarios del Sistema Público de Salud”.
Medidas organizativas
Tan importante es mantener estas medidas para minimizar los riesgos como organizarlas y comunicarlas de forma adecuada. Y es que, de acuerdo con la normativa de riesgos laborales, será necesario informar al personal de todas estas recomendaciones sanitarias.
Además, tal y como se señala en el apartado anterior, la plantilla debe disponer de los productos de higiene necesarios, como jabón, solución hidroalcohólica o pañuelos. Y hay que mantener un aprovisionamiento suficiente del material de limpieza para llevar a cabo las tareas de desinfección (incluso varias veces al día, en función del establecimiento). En este sentido, el Ministerio de Sanidad ha publicado una amplia lista de productos virucidas autorizados.
Las empresas y centros de trabajo también deberán contar con suficiente material de protección para el personal expuesto a mayores riesgos. Por todo ello, es importante identificarlos dentro del plan de contingencia. Dicho plan debe también incluir protocolos de actuación en caso de que un compañero manifieste síntomas de la COVID-19.
La higiene y el contacto físico entre trabajadores
Todas estas medidas van encaminadas a reforzar la higiene de los centros laborales y reducir el contacto físico entre los trabajadores. En última instancia, son los empleados los que tienen la responsabilidad de extremar las precauciones. Hábitos normales con darse la mano para saludar, toser sin cubrirse con el codo o hablar en cercanía física como sinónimo de confianza multiplican las probabilidades de contagio.
Además, es importante que los trabajadores mantengan la higiene con el lavado regular de manos, eviten tocarse nariz, ojos y boca y faciliten en la medida de lo posible las labores de limpieza y desinfección de su puesto de trabajo.
“Mantener el distanciamiento social es una de las medidas de más difícil cumplimiento en una sociedad como la nuestra, habituada a expresar sus afectos con el contacto físico. Sin embargo, hay que insistir en la importancia de mantener ese distanciamiento y reforzar la higiene de manos y la etiqueta respiratoria”, concluye Francisco Marqués. “Mantener estas conductas, ya aprendidas, es una garantía de minimizar el riesgo de contagio”.
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