Según la OCDE, la piratería representa un 3,3% del comercio mundial, y va a seguir creciendo.
Para las pymes, representa un problema porque es un freno al crecimiento. Un diseño de gran impacto, que podría ser su catapulta para crecer, puede ser pirateado, limitando las posibilidades de sus ventas. Ante ello, por supuesto, se pueden tomar acciones judiciales, pero, además, se puede actuar de diversas maneras como, por ejemplo, las siguientes soluciones contra la piratería.
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Diseños cambiantes
Algunas empresas optan por trabajar en diseños cambiantes. La idea es ir adquiriendo conocimiento que aplican a una sucesión de diferentes versiones de sus modelos. Van generando un estilo, consolidando una marca, un conocimiento y unas expectativas del cliente y, al mismo tiempo, van aprendiendo a depurar errores y a aprovechar oportunidades.
Cuando los piratas se centran en un modelo, ya estaremos trabajando en nuevas versiones. Los clientes pueden estar esperando nuestras novedades y mejoras. Además, vamos reduciendo los costes a medida que vamos incrementando nuestro conocimiento.
Personalización
Los trabajos personalizados no son, generalmente, pirateables. Lo puede ser una versión estándar que, en todo caso, no tiene el mismo valor, ya que no se adapta del mismo modo a las necesidades del cliente.
Además, igual que la realización de múltiples versiones, es una forma de generar conocimiento, lo que contribuye a la reducción de costes y a la generación de potencialidades. De hecho, la personalización es una importante fuente de datos, tanto por las demandas de los clientes como por la retroalimentación que proyectan sus reacciones ante el resultado.
Actualización permanente
La actualización permanente convierte a cada versión potencialmente pirateable en fugaz. A medida que vaya pasando el tiempo, las copias falsas quedarán desfasadas. Cumplirán peor con los requerimientos de los clientes que los originales puestos al día.
Además, incluso antes de que pase el tiempo, podremos trabajar las expectativas de los clientes. Saben que quizá puedan acceder a una copia pirata de nuestro producto, pero que progresivamente será cada día más diferente al original. Esto es especialmente importante en el caso de productos en los que no es demasiado complicado realizar una falsificación razonablemente fiel de nuestro diseño.
Crear productos complementarios insustituibles
En algunos casos, especialmente cuando no podemos controlar la piratería, puede ser interesante crear una gama de productos que se consuman conjuntamente con el original y sin los cuales no tendría valor.
De este modo, podemos centrar en el complementario las medidas de seguridad necesarias. Por ejemplo, puede ser un código, una tarjeta, una llave… O también un instrumento con alguna utilidad adicional que dé mayor valor al conjunto. Lo importante es que, sin ese elemento, la copia carezca de valor.
Convertir bienes en servicios
Los servicios de alto valor son difícilmente pirateables. Están rodeados de muchas circunstancias, entre ellas las ligadas a las características y personalidad de quien los presta. Por ello, por ejemplo, es mucho más difícil hacer creer falsamente a un público que está viendo en vivo un espectáculo de su artista favorito que piratear una grabación.
El problema es que no siempre es posible hacerlo. No obstante, en muchos casos se intenta conseguirlo a través de la conversión de la entrega de un bien en una experiencia rodeada de muchas ventajas y atractivos. Así, por ejemplo, no es lo mismo entregar una comida cocinada que prestar un esmerado servicio de restaurante.
Los servicios posventa
Suelen requerir una organización y actividad continuada de la que carecen quienes se dedican a la piratería. De esta forma, se convierten en un elemento distintivo, que incrementa considerablemente el valor de nuestro producto.
En la práctica, para los clientes, actúan como factor disuasorio de la piratería. Piensan que, si sucediese algo, no tendrían a quién recurrir y que, además, carecerán de los servicios necesarios para extraer el máximo valor posible al producto.
La piratería es un feroz enemigo para la creatividad, pero la superación de las batallas que se libran frente a ella ayuda a consolidar el negocio.
Imágenes| bruce mars, Becca McHaffie,Dominik Scythe, Kelly Sikkema en Unsplash