La sostenibilidad empresarial tiene en la sostenibilidad social y ambiental sus dos grandes pilares, pero va mucho más allá.
Es necesario que la empresa se adapte a las personas y a la naturaleza de forma constructiva y beneficiosa para poder sostener su actividad en el tiempo. Pero hay, además, otros factores que determinan la capacidad de un negocio para seguir desarrollándose a largo plazo. Veamos los más importantes.
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La sostenibilidad del conocimiento
Toda empresa necesita rentabilizar su saber hacer y es muy recomendable hacerlo de una forma sostenible a largo plazo, lo que reclama ciertas pautas:
- Internamente, sumar y alinear los conocimientos que poseen cada uno de los empleados y profesionales de otras empresas.
- Externamente, mantener la competitividad del conocimiento, de forma que siga siendo ventajoso frente a otras empresas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, mantener y proteger secretos industriales, generar nuevos conocimientos…
La sostenibilidad organizativa
Con el paso del tiempo, un organigrama puede fortalecerse o deteriorarse y volverse insostenible. Ello dependerá de varios factores:
- La capacidad para generar colaboración interdepartamental.
- El establecimiento de lazos informales sanos entre los miembros de la plantilla.
- La calidad del flujo de información. Las órdenes deben llegar de forma clara, precisa y comprensible a los subordinados. Los jefes deben recibir reportes y sugerencias oportunos que les permitan tener una buena visión de lo que sucede.
- El acierto a la hora de internalizar y externalizar tareas.
- La habilidad para crear, refundir, eliminar, disgregar o reorganizar departamentos en el momento oportuno.
La fidelización de la plantilla como base de la sostenibilidad empresarial
Algunas empresas sostenibles pueden mantener una elevada rotación de su plantilla. Se convierten en ‘semilleros’ de talento que aprovechan los primeros años de experiencia profesional.
Posteriormente, sus trabajadores acaban abandonando la organización, pero siguen manteniendo lazos informales con ella, lo que les permite tejer una extensa red de contactos. El ejemplo típico es la pyme proveedora de grandes empresas, que, con frecuencia, acaban contratando a sus mejores profesionales.
Sin embargo, la mayoría de las empresas sostenibles lo son porque se convierten en un gran marco para el intraemprendimiento. Representan la mejor opción para el desarrollo profesional de sus empleados y saben recibir sus aportaciones para crecer.
La fidelización de la clientela
El cliente fiel es uno de los mejores medidores de sostenibilidad. Lo es porque su demanda sostenida en el tiempo contribuye a rentabilizar inversiones necesarias para abordar proyectos a largo plazo, pero también porque son un indicador de adaptación. Sus circunstancias y preferencias cambian con el tiempo y hemos de saber acompañar ese tránsito.
Sostenibilidad tecnológica
Hay una tecnología para cada momento:
- Si demoramos excesivamente la introducción de herramientas y procedimientos novedosos acabaremos en situación de desventaja. Nuestros competidores serán capaces de prestar más servicios, de mayor calidad y con menor coste.
- Por el contrario, anticiparse demasiado puede suponer un reto demasiado difícil de superar. Los trabajadores han de estar capacitados, los inversores deben tener información suficiente para poder confiar, puede que los clientes y proveedores hayan de saber manejarse en unas nuevas condiciones. Hay que monitorizar continuamente el grado de madurez tecnológica e introducir las novedades tan pronto como sea posible.
Cultura emprendedora
Una buena idea puede poner en marcha una empresa, pero solamente una cultura de reemprendimiento continuo y disposición a superar dificultades, aprender de los errores y dar desarrollo a los aciertos proporciona sostenibilidad empresarial.
Flexibilidad
Pocas reglas inmutables hay en la gestión empresarial. Lo que bajo un contexto determinado es una necesidad, puede ser un lastre en otro entorno diferente. Lo que hace a una empresa sostenible es la capacidad para poder cambiar de una forma de proceder a otra.
Una empresa se muestra inflexible cuando sus gestores saben la orientación que habría de tomar el negocio, pero son incapaces de llevarla a cabo. Por el contrario, si es posible superar restricciones y resistencias al cambio, consolida la viabilidad de sus proyectos.
La sostenibilidad empresarial constituye una muestra no solo de que la empresa es viable a largo plazo, sino también de que es equilibrada a corto plazo y capaz de soportar e, incluso, aprovechar perturbaciones de diverso tipo.
Imágenes | S O C I A L . C U T, Christiann Koepke, Rob Lambert, Zoe Schaeffer en Unsplash