La pregunta que surge con los Terminales Punto de Venta (TPV) es la misma que con cualquier otra inversión empresarial: ¿te interesa realmente adquirir uno de estos aparatos para tu empresa? La respuesta es sí, puesto que no solo te hará la vida más fácil a ti y a tus clientes, sino que es un paso básico en cualquier proceso de digitalización. [hde_related]
Pese a que frecuentemente sean identificados con los datáfonos, las posibilidades de los TPV son superiores. Estos dispositivos hacen posible el procesamiento de cobros a través de tarjeta bancaria o aplicación móvil, y pueden utilizarse tanto en comercios físicos como online.
Un poco de historia
Con el lanzamiento de las tarjetas de crédito de plástico, cortesía de American Express, aparecieron a finales de los 50 las primeras máquinas validadoras, que con las cajas registradoras podrían considerarse el antepasado más lejano de los TPV. Mediante un rodillo manual, reproducían el código numérico en relieve de la tarjeta en la factura, que posteriormente era enviada al banco para que la validase.
Dos décadas más tarde, empezaron a utilizarse los primeros datáfonos electrónicos en Estados Unidos, de tímida aceptación al principio por su lentitud. La incorporación de la banda magnética en las tarjetas agilizó el proceso y allanó el camino para que los TPV empezasen a ser un elemento habitual en los comercios de todo el mundo.
Durante los decenios siguientes, la emergente digitalización permitió la integración del chip en los ‘plásticos’ y más adelante la tecnología contactless, mientras los TPV dejaban de ser simples terminales conectados a una línea telefónica para convertirse en dispositivos online en toda regla, con conexión inalámbrica y capaces de ejecutar aplicaciones.
¿El futuro? Actualmente la integración del TPV en los smartphones está dando sus primeros pasos, así que no sería de extrañar que los terminales de venta pasen a ser una funcionalidad más del móvil, como tantas otras cosas.
Funciones del TPV
Como ya se ha dicho, un Terminal Punto de Venta es mucho más que un simple datáfono. Este aparato es solo uno de los integrantes del sistema físico -de los TPV virtuales, que también los hay, hablaremos más adelante-, junto al lector de códigos de barras, la pantalla, el cajón portamonedas y la impresora de recibos. Hablamos, pues, de todo un centro de gestión de operaciones comerciales, tanto presenciales como en red, cuyas utilidades pueden clasificarse en tres grupos:
- Gestión de cobros: el TPV registra cada operación de cobro en su base de datos, ya sea en metálico o con tarjeta. Cada transacción queda guardada en el sistema, lo que beneficia enormemente la organización del inventario, los pedidos, etc.
- Devoluciones: La información almacenada en el software permite rastrear y localizar al momento las operaciones erróneas, así como el producto o servicio afectado y el importe cobrado.
- Control de caja: los datos recogidos facilitan la contabilidad de los ingresos y abren la puerta a un sinnúmero de posibilidades de gestión e inspección, desde el estudio de los productos más exitosos hasta la inspección del rendimiento de los vendedores. Incluso hay modelos que incluyen programas orientados a la fidelización de los clientes, otorgando recompensas e incentivos a los más asiduos.
Tipos de TPV
Los avances tecnológicos en los comercios y el retail se han trasladado también a los terminales de venta, que en los últimos años han diversificado sus modelos y multiplicado sus posibilidades.
- TPV clásico: el estándar, el de ‘toda la vida’, de cuyos componentes y funcionamiento básico hablamos en el epígrafe anterior.
- TPV virtual: la versión digital, que permite a los negocios aceptar pagos a través de tarjeta de crédito o débito a través de internet. Su uso está cada vez más extendido en el comercio en red o ecommerce.
- TPV móvil: El resultado de incorporar un lector de tarjetas a un smartphone. Al estar equipados con su propia conexión inalámbrica, permiten realizar cobros en cualquier lugar, incluso fuera del establecimiento, gracias a la app de gestión de pagos instalada en el dispositivo.
Adquisición del TPV
Aquellas empresas que quieran equiparse con esta herramienta tienen dos opciones: comprarlo en una tienda especializada o alquilarlo a su entidad bancaria. Si bien la primera opción da más libertad a la hora de elegir el terminal que mejor se ajuste a las necesidades del negocio, la mayoría de bancos disponen de un amplio catálogo con muchas alternativas. Por otro lado, el alquiler hace mucho más sencilla -y asequible- la renovación periódica del aparato.
Por José Sánchez Mendoza
Imágenes | Shutterstock/ Manuel Milan y carballo