¿Qué podemos copiar de la forma de trabajar en otros países? Cuatro ‘expatriados’ nos lo chivan

Empresa

Dicen que en España los grandes acuerdos comerciales se firman en las comidas. Comidas convertidas en verdaderas reuniones de trabajo y que se pueden prolongar hasta el café, copa y puro. Una costumbre que, según los españoles que viven en el extranjero, es probablemente, y junto a las pausas para el café, el presencialismo y la reunionitis lo que acaba lastrando la productividad española y, con ella, los horarios de salida del trabajo.

Éstas son las costumbres menos productivas que tenemos en España y algunas de las ideas que podemos copiar de otros países de nuestro entorno.

 

Las dos caras de la flexibilidad

Felipe Corsino trabaja en el sector de Financial Services/IT y lo hace, desde 2013, en Estados Unidos. Su percepción es que la gran diferencia entre donde vive ahora y España es el horario de salida. “Una gran mayoría de la gente, en especial si tienen niños que recoger, salen puntualmente a las 5 de la tarde. Es frecuente ver gente en toda la escala de mandos declinando reuniones a partir de esta hora. Pero también es muy frecuente que se conecten después de cenar, cuando los niños se han acostado, y despachen correos durante una o dos horas”.

También cree que es muy habitual trabajar desde casa al menos una vez por semana. “Se trabaja igual o más que en la oficina y está muy aceptado y no hay caras raras como pasaría en España”. Por eso, cree que en España tendríamos que adoptar el trabajo desde casa. “Tanto en USA como en Inglaterra he conocido a mucha gente con una dedicación a la empresa encomiable, muy satisfecha aun sabiendo que cobraban menos que en la competencia, solo por el hecho de tener la flexibilidad para trabajar desde casa 1 o 2 días a la semana, en especial con niños pequeños”.

No obstante, advierte que esta flexibilidad “se compensa no desconectando nunca del trabajo». La percepción de que muchos americanos viven para trabajar es cierta. Mucha gente despacha correos a cualquier hora de la noche o del fin de semana.

Quizá por eso, al menos en su trabajo, tienen por costumbre poner reuniones que no han sido planificadas con antelación a la hora del almuerzo, porque saben que es más fácil que la gente esté disponible. “Lo más habitual es ver a la gente comiendo en su mesa mientras atiende una reunión por teléfono. Si no te pones un poco firme, nunca podrías comer sin estar trabajando”. Algo que echa de menos con respecto a países como España, Francia e Italia, “donde se come sentado, al menos durante 30 minutos, aunque haya muchas cosas urgentes”.

Felipe Corsino no cree que la mayor o menor productividad vaya por países, sino por personas. “Tenemos igualmente cafés que se alargan y también se echan muchísimas horas extras dependiendo del puesto. Yo no veo que la fórmula sea muy distinta a la de mis otros trabajos en España. El que produce mucho es porque trabaja mucho, a menudo, echando más horas de las que pone en el contrato. Obviamente, si recortas de descansos, añades unos minutos más de productividad, pero todo es necesario, y trabajar del tirón bajo estrés siempre pasa factura”.

Corsino relata que las empresas, sobre todo las grandes, tienen actividades de voluntariado y sesiones variadas de diversidad e inclusión organizadas por distintos colectivos (LGTB, latinos, asiáticos, negros, musulmanes, veteranos, etc.), y que son “obligatorias de facto, pues afectan a la evaluación anual de todos los empleados. Personalmente encuentro que son una manera fascinante de aprender sobre otras culturas y orientaciones con las que convivimos a diario y que ponen a prueba el pensamiento convencional. La forma correcta de implantar esto es si viene dictado desde la dirección de la empresa. Y no nos engañemos, una plantilla diversa, incluyente, más abierta y tolerante es una plantilla más productiva y competitiva”.

Respeto por el tiempo libre

Yolanda Fernandez Otero trabaja en la Investigacion biomédica en Francia desde 2015. Las principales diferencias que nota entre la manera de trabajar en España y su país es en la duración de los “descansos”. “Utilizamos entre 30-45 para comer y no hay pausas para el café, cada uno se toma su café delante del ordenador. Por el contrario, las jornadas laborales son de 35-37.5 horas a la semana, lo que hace que se salga antes del trabajo (un técnico hace un horario de 9h a 16h)”.

En general, estas costumbres son positivas porque permiten tener más tiempo libre y una mejor conciliación con la vida privada/familiar. Para ello, los franceses tienden a definir bien los objetivos, haciendo reuniones de seguimiento de proyectos y teniendo mas respeto por el tiempo libre.

Algo que sería adaptable al estilo de trabajo en España porque no son grandes cambios. “El hecho de que se respetaran mas las horarios y que permitiera mas tiempo libre creo que motivaría a los trabajadores”.

Sin embargo, no todo es perfecto. Para esta investigadora, en Francia se abusa del intercambio masivo de emails en lugar de hacer una reunión directamente (siempre que se pueda). Por eso, y sin echar de menos algunas costumbres españolas, cree que el modelo mas productivo sería una «mezcla del sistema americano y el sistema francés: menos emails, mas reuniones y un mayor respeto por el tiempo personal«.

 

Comer como parada técnica

Chema Ballarin trabaja en el sector de tecnologías de la información y desde 2015 reside en Irlanda. La mayor diferencia que encuentra entre España e Irlanda está en el horario y duración de las comidas. “Aquí no se para para comer. Es una parada técnica porque necesitas energía y alimentos, pero no se considera un descanso largo de la jornada laboral”. Por eso, esta pausa no dura más allá de los 30 minutos.

Este momento también sirve para socializar con los compañeros de trabajo, pero está más acotado en el tiempo. Eso no quita para que la gente también vaya a la máquina del café y, si coinciden con alguien, charlen un rato. “Pero si quieres discutir algo con un compañero o alguien viene a visitarte y es algo más formal, se agendan los cafés en el calendario”, asegura.

Estas costumbres son positivas para la productividad, según Ballarin, porque se aprovecha mejor el tiempo. “Llegan las 5 o 5,30 de la tarde y ya no doy más de mi. Me voy a casa y me ayuda a desconectar del trabajo, estando con mi familia, pero sabiendo que mi trabajo lo he hecho”. Mientras, esas paradas largas para comida o café provocan que en España la jornada laboral se alargue «y lo que tenía que estar hecho a las 5 lo está a las 6,30 de la tarde».

Eso sí, “no está mal visto que alargues tu jornada laboral, pero lo normal es que la gente se vaya a su hora”.

Chema Ballarin confiesa que, de hecho, la costumbre española de la comida larga fue lo que más le costó volver a acostumbrarse después de haber estado cinco años viviendo en Bruselas.

Sin embargo, también advierte que ser productivo es una variable en la que intervienen muchos factores. “Si reduces las pausas concentras más la jornada laboral, pero eso tampoco quiere decir que la gente trabaje más en esas horas. Una cosa es el tiempo que pasas en el trabajo y otra las cosas que haces mientras están en el trabajo«, señala. Además, considera que la productividad tiene mucho que ver con cómo se afronta la jornada laboral. «En España hay gente que llega pronto a la oficina y ya sabe que va a salir tarde», pone como ejemplo.

Ballarin también cree que medir por objetivos más que por horas que pasas en la oficina ayuda a que se sea más productivo y se pase menos horas en el trabajo, además de la posibilidad del trabajo remoto. “Hay días que tienes tanto que hacer que no quieres ver a nadie para poder sacar el trabajo adelante. Las empresas que apuestan o por el teletrabajo o por salas de concentración incluso en oficinas abiertas también ayudan a conseguir estos objetivos”.

Además, considera que la mayoría de estas medidas son extrapolables a España porque no son cambios dramáticos. “Es cierto que en España se tiende a que tus compañeros de trabajo sean también tus amigos, pero sí se pueden extrapolar estas medidas”.

 

Trabajar por objetivos

Pilar Guerrero trabaja en Miami desde 2013 en Comunicación y Relaciones Públicas. Aunque sea territorio americano está muy latinizado, según su experiencia, por lo que los horarios son similares. Pero los días de vacaciones son bastantes menos a lo largo del año. “Y exceptuando Navidad, Año Nuevo, Thanksgiving y el 4 de Julio, todos los festivos caen en lunes y no tienen una fecha fija (es decir, es el primer lunes de septiembre, por ejemplo, sea el 1 o el 4), pero no son obligatorios”. Y, además, “hasta que no llevas trabajando 10 años en un sitio, es muy raro que tengas 20 días de vacaciones. Lo normal suele ser una semana de vacaciones al año”.

De nuevo, la costumbre de la comida es diferente: se hace normalmente entre 30-45 minutos y delante del ordenador, “encargando comida en food trucks o restaurantes cercanos. Apenas se cocina ni se llevan la comida de casa”.

Aunque es cierto que si trabajas duro “normalmente obtienes una recompensa”, Guerrero considera que no te puedes poner enfermo y menos con una enfermedad grave o crónica “porque te arruinas, literalmente”.

Hablando de productividad, las reuniones cortas son la mejor costumbre en Miami, aunque Pilar Guerrero cree que funciona muy bien porque se trabaja por objetivos. “Los camareros se sacan el 70% de su sueldo por las propinas, con lo cual el techo te lo pones tú mismo”, relata. Además, señala que normalmente el trabajo que hace se suele cumplir con la descripción de un puesto, sin asumir roles de más o de menos. “Es la especialización de la especialización. Desde traumatólogos especializados en la mano, hasta diferentes mozos de almacén”. También valora el que se cumplen horarios.

Muchas de estas costumbres se pueden adaptar, pero no todas. “Se necesita una infraestructura y unos servicios que todavía España no tiene. Si tú tienes dos trabajos para sacar adelante a tus hijos, tienes que tener desde tiendas y lavanderías (muchos no tienen lavadoras en sus apartamentos) que abran 24 horas si es preciso. En España no sería posible”. Y advierte: «tener bancos por la tarde y supermercados abiertos más horas “no implica alargar la jornada laboral de esos trabajadores, sino dar la posibilidad de que trabaje un turno más”.

¿Echa de menos algunas costumbres españolas, incluso siendo contraproducentes con la competitividad? “Los 15 minutos de café con los compañeros de trabajo o al menos una vez a la semana salir a comer fuera para despejarte del trabajo, porque la competitividad se mide también de muchas maneras”, señala.

Lo que no añora tanto es la cultura muy “presencialista” de España. «Se potencia mucho el teletrabajo (si el trabajo te lo permite) debido a las distancias y para hacer más productiva a las empresas. Incluso es algo que se negocia como parte del salario con las empresas». Algo que también tiene su raíz en que se trabaja por objetivos. «Da igual si vienes o no a trabajar al mismo espacio en el que están tus compañeros», señala.

Por eso, en su opinión, en España debereríamos «fijar más qué hacer y no perder tiempo en reuniones. Trabajar los procedimientos desde el inicio facilita el trabajo y aunque parezca que es mucho papeleo, a medio plazo, hace más productiva a la empresa».

Arantxa Herranz

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