Llevamos años hablando del futuro del trabajo, tratando de imaginar cómo van a ser las cosas un poco más adelante. La situación provocada por la pandemia de la COVID-19 ha convertido el futuro en el presente.
En un margen de pocos días, muchas empresas han tenido que reorganizarse para teletrabajar de forma flexible. Y un gran número de empleados se ha encontrado con tareas y tecnologías que pensaba que nunca iba a manejar. Al mismo tiempo, la destrucción de empleo como consecuencia de las medidas de confinamiento ha vuelto a poner de relevancia la importancia del trabajo como eje vertebrador de la sociedad.
La situación excepcional en la que nos encontramos se presenta como anticipo de un futuro laboral en el que la automatización y la digitalización masivas convivan con la irrupción de nuevas habilidades y capacidades y con la necesidad de desarrollar nuevos escudos sociales. El futuro del trabajo tiene muchas lecturas. Estas son algunas de ellas.
[hde_related]
El momento de analizar los trabajos en riesgo
195 millones de puestos de trabajo menos y 3.300 millones parados. Los datos de la Organización Internacional del Trabajo no dejan indiferente a nadie. De acuerdo con la compañía de análisis como McKinsey, uno de cada tres trabajadores está en una situación vulnerable como consecuencia de la pandemia y depende de las medidas sociales desplegadas. “Incluso en los países en los que los trabajadores parados reciban algún tipo de protección, muchos trabajadores informales quedarán al margen de la red de seguridad y el coste social y psicológico del desempleo será elevado”, sostienen.
Ya se han puesto en práctica las primeras medidas para paliar esta situación. Pero desde McKinsey creen que se puede ir más allá y articular una respuesta ambiciosa que sirva para construir un futuro laboral más resistente. Para empezar, subrayan la importancia de estos dos pilares.
- Analizar los trabajos en mayor riesgo. Esta crisis repentina y global ha servido para poner de manifiesto cuáles son los empleos, los trabajadores y las empresas más vulnerables. Para McKinsey, las administraciones y las instituciones deberían aprovechar para analizar en detalle qué tipos de empleo y sectores están sujetos a un mayor riesgo de cara al futuro. Este tipo de información es fundamental para saltar al siguiente punto.
- Una nueva normalidad, un nuevo trabajo. Partiendo del conocimiento detallado del panorama laboral, la reactivación económica debe llegar acompañada de medidas que refuercen a los pequeños negocios para ser más resistentes en el futuro; así como estrategias que impulsen la formación y la adquisición de nuevas habilidades entre los trabajadores más vulnerables. De esta manera se sentarán las bases para adaptarse a los retos del futuro.
Automatización, portabilidad y flexibilidad
Millones de trabajadores en todo el mundo han pasado de estar sujetos a una oficina física a trabajar desde sus casas. Las medidas de confinamiento han demostrado que el teletrabajo es posible, pero también han supuesto retos importantes para las empresas que no estaban preparadas. De la misma manera, las compañías que ya habían dado el paso hacia una mayor digitalización del trabajo e, incluso, la automatización de muchas tareas, han demostrado tener mayor capacidad de adaptación.
De acuerdo con el análisis ‘How the Coronavirus Crisis Is Redefining Jobs’ de Harvard Business Review, la pandemia de la COVID-19 ha acelerado los cambios que llevaban tiempo anunciándose. Y ha señalado la necesidad de avanzar hacia una mayor portabilidad, automatización y flexibilidad del trabajo.
- La portabilidad del talento. Una de las claves para el futuro pasa por deconstruir los empleos tradicionales y empezar a trabajar por tareas. Gracias a las tecnologías de la comunicación, estas actividades pueden ser desarrolladas por el perfil de trabajador más adecuado, independientemente de dónde se encuentre físicamente. Las empresas ganarán en eficiencia y, sobre todo, en resistencia ante los cambios externos.
- El avance de la automatización. La tecnología permite hoy que cada vez más tareas sean llevadas a cabo por máquinas, de forma automática. Con la mirada puesta en un futuro cercano en el que la inteligencia artificial (IA) se apropie cada vez de más labores, la automatización ha demostrado ser una herramienta clave en la respuesta de las empresas a la crisis de la COVID-19.
- La flexibilidad del empleo. Si una cadena de ropa debe cerrar durante semanas pero un almacén de alimentación experimenta un pico de demanda, ¿por qué no transferir los trabajadores de un entorno a otro de forma temporal? La tercera receta de Harvard Business Review aboga por estudiar las posibilidades de flexibilizar el movimiento del talento. Es decir, apostar por la colaboración entre empresas para responder de forma rápida a los cambios en el entorno laboral.
Un camino a largo plazo apoyado en la tecnología
“En menos de dos meses la COVID-19 ha creado el que posiblemente es el mayor cambio colectivo global en actividades sociales y prácticas laborales […] La pandemia ha planteado muchas preguntas, algunas que requieren respuestas inmediatas, pero otras que necesitan un plan a más largo plazo”, sostienen los expertos de MIT Technology Review Insights en el informe ‘Covid-19 and the workforce’. ¿Cuál es el papel de la tecnología en este nuevo panorama?
- Mejorar la seguridad laboral. Las diferentes herramientas tecnológicas, desde las plataformas de teleasistencia hasta la automatización, pueden servir para reducir la interacción física entre personas y reforzar la salud de los empleados, protegiendo la productividad a largo plazo. En el informe estiman que entre 32 y 50 millones de empleos, solo en Estados Unidos, podrían apoyarse en la tecnología con este objetivo.
- Potenciar el trabajo humano. La inteligencia artificial será capaz de desempeñar cada vez más tareas, amenazando la estabilidad de los trabajadores menos cualificados. Sin embargo, la IA también puede utilizarse para descubrir qué empleos tienen mayores riesgos, diseñar nuevos itinerarios para reconvertir y reciclar a esos trabajadores y potenciar la productividad de muchos otros empleos mediante la colaboración entre estos sistemas y los humanos.
- Eje de las nuevas políticas. Por último, desde MIT Technology Review Insights inciden en un mensaje clave: la recuperación de la actividad económica debe venir acompañada de un nuevo rumbo para la industria, la innovación y la educación. Una nueva estrategia política para lograr aprovechar los beneficios de la tecnología, anticipándose y minimizando los riesgos de su uso.
Imaginarse el futuro a largo plazo siempre ha sido una tarea complicada, pero sin grandes consecuencias en el presente. Sin embargo, cuando la realidad se transforma de golpe, aunque sea de forma excepcional y temporal, los cambios que imaginamos son el único camino que nos queda para no avanzar a ciegas.
Imágenes | Unsplash/drmakete lab, Lucrezia Carnelos, Franck V.