La ventana de Johari es una herramienta útil para conocernos a nosotros mismos y nuestras relaciones con los demás. Fue creada por los psicólogos Joseph Luft y Harrington Ingham a mediados del siglo XX.
Además de esa utilidad principal, es una técnica muy interesante en el mundo de los negocios. Nos permite mejorar nuestra capacidad de análisis interno y de comunicación externa.
¿Cómo podemos construir una ventana de Johari para nuestro negocio de forma sencilla?
El primer paso sería describir por nosotros mismos cómo creemos que es nuestro negocio. A continuación, podemos preguntar a otras personas cómo lo perciben. Después compararíamos las diferencias en una ventana de cuatro cuadrantes como la siguiente.
En la gestión empresarial, un aspecto interesante es que podemos repetir ese mismo ejercicio con diferentes grupos. Ese “nosotros” puede ser la dirección de la empresa, la de un departamento o cualquier conjunto de personas que formen parte de la organización. Y “los demás” puede ser un panel de expertos, personas que trabajan en otros departamentos, consumidores…
¿Qué representa cada cuadrante de la ventana de Johari para la empresa?
Veamos qué nos transmite cada uno de los cuadrantes de la ventana de Johari.
Área pública
En esta área encontramos aquellos aspectos de la imagen de marca que representan la realidad del negocio. Lo más útil es ver cómo evoluciona comparando dos ventanas de Johari de diferentes momentos. Así podemos ver cómo va llegando nuestra actividad entre el público.
La proyección hacia el futuro es también muy importante en las labores de comunicación. Tenemos que tener muy presente todo lo que nuestros interlocutores o destinatarios saben que funciona mal y debemos ser capaces de trasladar planes para que vaya mejorando.
Por su parte, las fortalezas notorias son un punto de apoyo en la labor de comunicación. Sin embargo, no podemos abusar de ellas. El público ya las conoce y su curiosidad se centrará en los aspectos más desconocidos de nuestra actividad.
Área oculta
Esta ventana conviene subdividirla en tres partes. Por un lado, está la parte secreta, es decir, toda la información confidencial. Hay que saber qué ventajas competitivas nos aporta, qué riesgos supondría su descubrimiento, qué elementos pueden amenazarla y cómo podemos defendernos.
Por otro lado, están todos los detalles internos que no interesan a terceras personas. Sin embargo, eso puede evolucionar con el paso del tiempo. Un ejemplo son los procesos de fabricación industrial. El público cada día se interesa por detalles nuevos sobre su seguridad, el control ambiental, los efectos sobre la salud de los trabajadores, etc. Conviene tener claro que son aspectos de nuestra labor que un día puede ser imprescindible explicar.
Finalmente, encontramos todas las potencialidades ocultas de nuestro negocio. Algunas se pueden trasladar de una forma sencilla. Otras, sin embargo, requerirán de alguna señal convincente, como por ejemplo, contar con un premio, una certificación, buenas referencias de terceros, una buena reputación digital, etc.
Área ciega
Nos muestra la necesidad de interactuar con el entorno y de aprender a través de los demás. Eso es especialmente útil en los comienzos de un proyecto emprendedor. La falta de antecedentes puede llevar a subestimar o sobrestimar el valor de nuestra labor.
Otro aspecto importante es analizar quiénes son las personas o entidades que antes toman conciencia de rasgos fundamentales de nuestro negocio que a nosotros se nos escapan. Al mismo tiempo, conviene comprender por qué nosotros los conocemos con retardo.
Área desconocida
Por un lado, representa las amenazas latentes de las que nadie ha tomado aún conciencia. Hablamos de errores y rasgos negativos inadvertidos que pueden traer consecuencias futuras.
Y, por el otro lado, encontramos las potencialidades desconocidas. Dado que ni nosotros mismos somos capaces de vislumbrarlas, será necesario un proceso de aprendizaje y descubrimiento. Por regla general, la propia interacción con terceras personas nos ayudará a comprenderlas y, al mismo tiempo, a darlas a conocer.
La ventana de Johari es una buena oportunidad para mejorar la empresa a través de la comunicación con los demás.
Por Gonzalo García Abad