La movilidad eléctrica ha alcanzado a la mítica Vespa, cuya primera versión sin motor de combustión ha empezado a venderse este mismo mes, coincidiendo con el salón EICMA de Milán. Sin contaminar, silenciosa y con un reducido consumo energético, pero manteniendo la estética de siempre, Vespa Elettrica tiene una autonomía de 100 kilómetros, una vida media de 10 años y se carga en cuatro horas.
La icónica motocicleta -lanzada en 1946- no podía dejar pasar la oportunidad de sumarse a la revolución de los watios para mejorar la calidad de vida en las ciudades. El Grupo Piaggio, que hace dos años mostró un prototipo eléctrico de su Vespa, inició finalmente la fabricación de esta reinvención en septiembre pasado en su planta de Pontedera (Italia) y las reservas pueden hacerse en internet desde octubre (el depósito es de 600 euros). La venta tradicional a través de distribuidores ha comenzado primero en Europa (incluida España) y llegará más tarde a Estados Unidos y Asia, donde los interesados tendrán que esperar hasta principios de 2019.
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Principales prestaciones
Enfocada principalmente a un uso urbano, el motor de la nueva Vespa rinde 2 kW, aunque es capaz de ofrecer picos de hasta 4 kW. La batería, de iones de litio, ofrece 100 kilómetros de autonomía y cuenta con un sistema de recuperación de energía en fases de deceleración. La carga requiere de cuatro horas en una toma de corriente convencional y, según Piaggio, no necesita ningún tipo de mantenimiento especial y tiene garantizada una vida media de 1.000 ciclos de carga en condiciones óptimas (equivalente a 50-70.000 kilómetros o 10 años de vida), momento a partir del cual funcionaría a un 80% de su capacidad.
Para quienes esos 100 kilómetros se les queden cortos, existe una versión híbrida, Vespa Elettrica X, con un motor de gasolina que funciona como generador para servir de apoyo a la batería (más pequeña que en la versión normal, con 50 kilómetros de autonomía) y lograr una autonomía total de 200 kilómetros.
La moto eléctrica gana mercado
La movilidad urbana se encuentra en pleno proceso de transformación y las motos eléctricas, siguiendo la estela de los coches, buscan su espacio en este nuevo escenario.
Por un lado, en un momento en el que la compra de un automóvil plantea grandes dudas sobre el tipo de propulsión -diésel, gasolina, híbridos, híbridos enchufables, eléctricos puros…-, la motocicleta aparece como una opción asequible y que soluciona en buena parte, tanto para particulares como empresas, el problema del tráfico y de aparcamiento en los núcleos urbanos.
Por otro lado, en medio del debate sobre las trabas de algunas grandes ciudades a los vehículos más contaminantes, las motos eléctricas ocupan un papel cada vez más relevante para construir ese entorno más limpio y saludable.
Según la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (Anesdor), en los nueve primeros meses de 2018 se matricularon 3.559 motocicletas eléctricas, lo que supone un crecimiento del 142%, mientras que los ciclomotores eléctricos aumentaron un 68,4%, con 1.844 unidades matriculadas.
Objetivo: calar entre los particulares
Pese al gran crecimiento, sin embargo, la moto eléctrica no está tan afianzada como los coches sin motor de explosión y no ha calado aún entre los particulares. La mayoría de las compras proviene de empresas, administraciones públicas y cuerpos de seguridad en un mercado en el que la oferta actual es amplísima, muchos de ellos fabricantes chinos, aunque el grueso del mercado se reparte entre unas pocas marcas: Govecs, Going Green y Eos, en el caso de los ciclomotores, y Torrot, Silence y BMW, entre las motos. La mayoría son escúteres urbanos, aunque existen modelos para carretera o versiones de motos de campo.
Para extender su uso, los esfuerzos de las marcas se centran en ajustar los precios, ampliar su autonomía (hoy la media ronda los 100 kilómetros) y facilitar la recarga.
Aunque de evolución lenta, la creciente tendencia hacia la electrificación de las motos puede verse, no solo con el lanzamiento de la Vespa Elettrica, sino también con anuncios como el de Harley-Davidson, todo un icono del sector, de lanzar un modelo de estas características en los próximos meses ante las demandas de un nuevo perfil de clientes.
Tampoco la competición es ajena a este fenómeno. El Campeonato del Mundo de Motociclismo contará a partir de la temporada 2019 con la categoría específica MotoE, que tendrá a 18 pilotos en pista. Los modelos de moto elegidos para competir en esta primera edición son las Energica Ego, que serán modificadas para la carrera. Su versión comercial tiene una potencia máxima de 145 caballos, acelera de 0 a 100 km/h en tres segundos y su velocidad punta es de 250 km/h.
Bicicletas, patinetes, monociclos eléctricos, hoverboards… Lo que es indiscutible es que el desplazamiento por las ciudades con aparatos eléctricos es ya una realidad y las motos más respetuosas con el entorno se perfilan como una de las claves de la movilidad urbana del futuro, hoy inmersa en una transición progresiva e imparable hacia medios de transporte más ecológicos.
Fotos | Piaggio Group | iStock | Andrei Ianovskii (Unsplash)