A la depresión posvacacional se suma este año la incertidumbre provocada por la COVID-19. Mientras las autoridades políticas y sanitarias hablan de una segunda ola, muchas empresas se preparan para volver a abrir las puertas de sus oficinas y dar la bienvenida de nuevo a sus trabajadores.
Para algunos, dejar atrás el teletrabajo es una buena noticia. Para otros, sin embargo, retomar la vida en la oficina en medio de una crisis sanitaria es una fuente de temores, dudas y ansiedad. Es importante saber gestionar las emociones negativas para que el regreso sea lo más suave posible y no pase factura a nivel personal ni laboral.
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De la propia salud a la conciliación
El primer interrogante que se plantea a la hora de regresar al trabajo presencial es qué riesgo puede suponer para la salud de los empleados y sus familias. A esta incertidumbre se suma la preocupación por que la empresa esté tomando las medidas sanitarias adecuadas y las consecuencias que toda esta situación puede tener a corto y largo plazo.
“Para muchas personas, el miedo al contagio es una fuente importante de ansiedad y preocupación, algo que da lugar a problemas de concentración, sueño, etcétera”, explica Ana Hervada, psicóloga sanitaria y laboral. “Pero, además, hay profesionales que están muy preocupados por su estabilidad laboral, su situación económica, cambios organizativos o reducción de plantilla”.
[hde_quote author=»Ana Hervada» position=»psicóloga»] Debemos entender que la incertidumbre forma parte de la vida y que la mayoría las cosas que nos rodean no están bajo nuestro control. [/hde_quote]
A todos los problemas que se avecinan en la oficina, se suman también los que se dejan en casa. En primer lugar, la conciliación: con la vuelta al ‘cole’ marcada por un gran interrogante, muchos trabajadores están preocupados ante la idea de que sus hijos no puedan acudir, en algún momento, a sus escuelas. Esta situación afecta con más fuerza a las mujeres. “Ya antes de esta crisis sanitaria eran las que tenían más problemas para conciliar. Y, actualmente, son las que llevan en mayor medida la atención de los pequeños que están en casa”, explica la psicóloga.
La importancia de gestionar la incertidumbre
El principal problema de esta nueva etapa es que está rodeada de incertidumbre. “Sobre todo, por no saber cómo va a ir evolucionando la situación y ver cómo los rebrotes van aumentando”, contextualiza Hervada.
Para hacerle frente, es importante saber diferenciar entre aquello que está bajo nuestro control y lo que no. “Debemos entender que la incertidumbre forma parte de la vida y que la mayoría las cosas que nos rodean no están bajo nuestro control. Más que frustrarnos por ello, debemos aceptarlo”, explica la psicóloga.
A la hora de lograr esto es importante también consumir de forma inteligente los medios de comunicación. Estar constantemente atendiendo a la actualidad informativa (sobre todo a medios muy sensacionalistas o, más allá, a bulos o fake news) puede aumentar el nivel de ansiedad y frustración. “Una cosa es estar informado y otra es estar sobreinformado. Estar continuamente leyendo sobre la pandemia o viendo noticias sobre ello no nos va a ayudar a enfrentarnos mejor a la situación”, señala Hervada.
[hde_quote author=»Ana Hervada» position=»psicóloga»] Aunque las circunstancias que tenemos alrededor no sean las esperadas y muchas cosas no estén bajo nuestro control, siempre podemos elegir qué actitud tomamos. [/hde_quote]
Otra cosa que también puede gestionarse a nivel individual y es fundamental para facilitar la vuelta a la oficina es organizarse correctamente. “Si antes era importante, ahora mucho más. Debemos gestionarnos para dedicar tiempo a nosotros mismos”, recomienda la psicóloga. “Tal vez no podamos hacer exactamente lo que hacíamos antes la pandemia, pero sí podemos hacer otras cosas que nos resulten igualmente placenteras y nos permitan cuidarnos. Intentar descansar, alimentarse bien y hacer ejercicio físico regular es fundamental”.
Ver el lado positivo
Frente a los trabajadores que ven con temor la vuelta a la oficina están aquellos que llevaban tiempo esperándola. Personas que no se sienten cómodas trabajando en casa y prefieren la presencialidad, entre otros motivos, para diferenciar tiempos y espacios y poder relacionarse con sus compañeros.
Existe el riesgo de posicionarse ante esta mentalidad y tacharla de errónea, algo que puede aumentar los pensamientos negativos e incluso dar lugar a conflictos con estos compañeros. Lo más recomendable es aceptar que este punto de vista es tan válido como cualquier otro e intentar entenderlo. Para ello, es buena idea recordar los puntos positivos del trabajo en la oficina: la pausa del café, las amistades y el trabajo en equipo, por ejemplo. O, siendo más pragmáticos, los beneficios físicos y psicológicos de salir cada día de casa, como evitar el sedentarismo.
“Debemos encontrar la parte positiva de la vuelta a la oficina. Tener miedo no es malo, el problema está en que nos limite y no nos deje avanzar”, explica la psicóloga. “Aunque las circunstancias que tenemos alrededor no sean las esperadas y muchas cosas no estén bajo nuestro control, siempre podemos elegir qué actitud tomamos ante las diferentes situaciones”.
Desde el otro lado: las empresas
Las propias empresas también pueden hacer mucho para facilitar la reincorporación de una forma emocionalmente inteligente. Sobre todo, estableciendo protocolos de higiene y seguridad apropiados y comunicándolos de forma clara.
Es importante también que jefes y directivos sepan escuchar a los empleados y ser comprensivos en esta situación excepcional. “Es fundamental un adecuado estilo de liderazgo que entienda que las personas también pueden estar sometidas a una mayor fuente de estrés y ansiedad”, señala Ana Hervada.
Al igual que los trabajadores, las empresas tienen a su disposición herramientas para hacer frente a la vuelta a la oficina. La agencia de seguros de salud CIGNA, por ejemplo, ha elaborado la guía ‘Una nueva realidad: recomendaciones para prevenir el estrés en el entorno laboral tras el COVID-19’.
Su objetivo es fomentar una política empresarial más amigable y empática con los trabajadores, sobre todo con aquellos más vulnerables en esta situación. Y es que, al final, que todo funcione bien en los pequeños ecosistemas que son las oficinas depende de que los trabajadores estén seguros. Algo que este año es más complicado de lo habitual.
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