Casi un año después de la aprobación de la ley del teletrabajo, sigue sin estar claro qué nivel de trabajo a distancia se mantendrá cuando la pandemia llegue a su fin. Y es que la tasa de asalariados que cumplen la mayor parte de su jornada laboral desde casa ha disminuido bastante, aunque sigue siendo mucho mayor que la existente antes del coronavirus.
Con la desescalada posterior al confinamiento estricto en 2020, la tasa de personas que trabajaban más de la mitad del tiempo desde su hogar bajó, pasando del máximo marcado en el 15,28 % al 8,92 %. Desde entonces, esa tasa ha descendido otro punto, hasta el 7,89 %. Porcentaje que, sin embargo, aún triplica el 2,48 % de 2019, según la Encuesta de Población Activa (EPA) que cita la agencia EFE.
Mientras tanto, seguimos a la espera de que se despeje la incógnita de si habrá un retorno masivo a la presencialidad total. Algo que es probable que se dilucide en los próximos meses a medida que el virus esté más doblegado. Lo cierto es que hay diferencias entre generaciones a la hora de recibir con mayor o menor entusiasmo una eventual vuelta a la oficina. Así al menos lo ha constatado LinkedIn en un estudio reciente.
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La vuelta a la oficina, vista según la edad
Según esta red social profesional, los trabajadores más jóvenes que se encuentran iniciando su andadura laboral son los que están menos motivados con el regreso a la oficina. Y es que el aspecto más valorado por 6 de cada 10 trabajadores de la llamada generación Z (nacidos a partir de 1995) es la posibilidad de concentrarse en un entorno físico sin distracciones.
En este sentido, las oficinas, sobre todo las abiertas y diáfanas, suelen ser una mina de entretenimiento para muchos que hace perder la concentración. Algunas de las causas más comunes son los compañeros que hablan alto durante las llamadas, las celebraciones en la oficina y las conversaciones entre trabajadores cercanos.
Una postura que contrasta con la de los empleados más veteranos, para quienes volver a ver a los compañeros de trabajo, recuperar las charlas del café y las rutinas propias de la vuelta a la oficina representan una buena noticia.
Así, más del 80% de la generación X (aquellos que nacieron entre 1965 y 1981) y los baby boomers (entre 1946 y 1964) valoran el lugar de trabajo como elemento de socialización. Al mismo tiempo, este espacio favorece el progreso de sus carreras profesionales, de acuerdo con el Índice de Confianza del Trabajador de LinkedIn.
Según la red social, la explicación de que los séniores estén motivados con el retorno a la presencialidad reside, además, en la posibilidad de aumentar la efectividad de los proyectos. Esta sehabría visto algo reducida con el trabajo a distancia tras la pandemia al trasladarse todo a las pantallas, tal como comentan desde Linkedin España.
Así, la generación Z no valora el trabajo en la oficina de la misma forma que sus predecesoras, lo que demuestra que ha hallado con el trabajo en remoto otras maneras de socializar y avanzar en su carrera.
En esta línea, el 58% de los millennials (nacidos entre 1980 y 1995) entienden la vuelta a la oficina como una oportunidad «idónea» para seguir desarrollando su faceta profesional. En contraposición, más de la mitad de los representantes de la generación Z no consideran la presencialidad un factor relevante para continuar avanzando en su carrera. Aseguran haber encontrado en los nuevos modelos laborales diferentes formas de enriquecerse en el ámbito profesional.
El estudio de LinkedIn señala también que, a pesar de que los trabajadores más jóvenes son el grupo de edad con menor riesgo de sufrir efectos graves por la COVID-19, son los que más preocupados se muestran a la hora de tomar medidas para protegerse. Por ejemplo, a la hora de sopesar si las reuniones en una misma sala les frenarían o no para decantarse por un trabajo presencial, un sentimiento que experimentan casi la mitad de ellos.
Equipos heterogéneos que incorporen lo mejor de cada generación
Aunque el mayor coto a la pandemia ha ido aumentando de manera paulatina la presencialidad en las oficinas, hay empresas que mantienen a toda su plantilla en remoto o, al menos, algunos días a la semana. Lo que parece indudable es la importancia de que existan equipos heterogéneos en las organizaciones que incorporen lo mejor de cada generación. Los profesionales júniores y séniores son activos fundamentales para cualquier empresa.
Ya sea en la oficina, a distancia o a través de un modelo híbrido, se hacen necesarios, y más en estos tiempos de incertidumbre como los que vivimos, equipos multigeneracionales de personas que, sumen capacidades clave para la buena marcha de un negocio. Desde un sólido conocimiento de las nuevas tecnologías, innovación, dinamismo y flexibilidad para adaptarse a los cambios y trabajar en equipo hasta una dilatada experiencia, visión estratégica y de futuro, dedicación y sacrificio.
Imágenes | Paige Cody (Unsplash) | Leon (Unsplash) | Amy Hirschi (Unsplash)