Hace más de cincuenta años que el Indicador de tipo de Myers-Briggs (MBTI por sus siglas en inglés) se puso de moda como test de personalidad. A pesar de que ha sido muy criticado, empresas de todo el mundo pagan al personal directivo cursos al respecto para que los rentabilicen en negociaciones.
El MBTI se ha demostrado útil en dinámica de grupos y capacidad de liderazgo gracias al conocimiento de las personas que nos rodean, ya que este tipo de clasificación es muy útil para aproximarnos a clientes, proveedores, empleados y otros actores del mundo empresarial.
No se trata de algo sencillo ni universal, y, como toda formación, requiere de un nivel de compromiso importante. Existen másters específicos con cientos de horas de formación que nos ayudan a aprovechar el conocimiento sobre nuestra personalidad, así como de la personalidad de quienes nos rodean.
Los tipos de personalidad se basan en cuatro dicotomías
Para comprender esta clasificación de las personas, hemos de tener en cuenta que todos tenemos unos comportamientos generales que pueden ser ordenados en base a distintos parámetros. Un ejemplo: el personal de una empresa puede ser ordenado en base a si son extrovertidos o introvertidos dentro de una línea recta que vaya de “muy extrovertido” a “muy introvertido”.
El test MBTI coge cuatro parámetros opuestos como el resaltado arriba y ayuda a clasificar a las personas en base a ellos. Lo hace con poca “resolución” (si usamos seis, diez o cincuenta parámetros seguro que acertamos más), pero con la suficiente profundidad y sencillez como para hacerlo útil, accesible y bastante certero.
Extroversión / Introversión
Sensorial / iNtuitivo
pensamiento (Thinking) / emocional (Feeling)
calificador (Judging) / Perceptivo
Arriba se muestran las dicotomías elegidas, de la que la más sencilla de explicar es la primera. El resto no son tan intuitivas como las creadoras, Katharine Cook Briggs e Isabel Briggs Myers (madre e hija), hubiesen querido en un primer momento. Como existen cuatro dicotomías, ejes o dimensiones, cada una con sus extremos, se pueden generar hasta 16 tipos de personalidades con todas las combinaciones:
Las grandes tendencias del test MBTI
Como toda clasificación basada en muchos datos, existe cierta dispersión. Dicho de otro modo, dos personas clasificadas como INTJ (Introversión – iNtuitivo – Thinking – Judging) no serán iguales, pero tendrán más puntos en común entre sí que con personas INTP (Introversión – iNtuitivo – Thinking – Perceptivo). Este test, así como otros similares, habla sobre datos con cierto margen de error.
Esto significa que el test tiene validez hasta cierto punto, dejando siempre claro que tiene un límite. Por ejemplo, se sabe que los perfiles -NT- (INTJ, INTP, ENTJ y ENTP) son más analíticos que el resto, pero esto no significa que una persona clasificada como ISTJ carezca de razonamiento analítico. Un razonamiento similar es el de la altura: que los varones sean de media más altos que las mujeres no quiere decir que no existan varones más bajos que una mujer.
Este tipo de test y clasificaciones resultan muy interesantes, por ejemplo, de cara a la elección profesional. Planteamos varios ejemplos: se sabe que los perfiles ESTJ tienden a mandos intermedios, ingenierías o cuerpos de seguridad; mientras que perfiles INFP están más interesados en la educación, las humanidades o la psicología.
En un ejemplo más concreto que vemos con datos en el cuadro de arriba, un estudio de la Pontificia Universidad Católica de Chile demostró que la elección de medicina era notablemente alta en perfiles ISTJ, muy alta en ESTJ, y elevada en ENTJ. Por cada perfil ISFP que estudió medicina hay 19 ISTJ (un 180% más).
¿Cómo se puede sacar partido a estudiar MBTI?
La mayor utilidad que tiene el test MBTI es la de conocerse a uno mismo, el realizar una radiografía de nuestra propia personalidad. Esto es especialmente interesante en dinámicas de negociación. Si sabemos gracias al MBTI que somos personas susceptibles e influenciables, podemos trabajar para aprender a decir “no”.
A nivel de desarrollo personal y orientación laboral, también puede darnos algunas claves sobre lo que hacemos bien y aquello en lo que podemos mejorar. Especialmente si trabajamos con gente a nuestro alrededor, podemos hacer uso del conocimiento MBTI para reorientar la dinámica de equipo.
¿Qué motiva más a nuestro equipo de trabajo, una charla sobre objetivos con datos o un café distendido? Si tengo que comunicar una baja, ¿tendrá mejor impacto un aviso público o uno privado? En caso de implantar un nuevo proyecto, ¿delego o asumo el control?
Para responder a todas estas preguntas y otras similares, es clave conocer a las personas con las que trabajamos a diario. Pero, en lugar de relegar la toma de decisiones a la intuición de los jefes de equipo, el test MBTI propone actuar en base al conocimiento.
Como curiosidad, podemos encontrar un test simplificado muy básico con el que tantear este tipo de formaciones.
Redactado por Marcos Martínez
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