La ciberresiliencia, entendida como la capacidad de una organización para adaptarse. resistir y salir fortalecida ante las ciberamenazas, es uno de los motores del cambio tecnológico.
La transformación digital lo cambia todo
Debemos ser conscientes de que la transformación digital hace que cada vez tenga menos sentido hablar de puestos de trabajo aisladamente, sino de redes y flujos de comunicación interna y externa. La digitalización tiene un perfil mixto: tecnológico y organizativo.
Los procesos empresariales se readaptan continuamente para ofrecer la mayor productividad al servicio del producto y del cliente y para obtener el máximo rendimiento de cada empleado, alineando sus potencialidades con las necesidades de la organización. En definitiva, un gran cambio se asienta sobre la aplicación de la inteligencia colectiva a desafíos empresariales hasta hace poco tiempo inabordables.
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Y, en esa labor, los dispositivos conectados a las redes de la empresa juegan un papel esencial. Deben mantener el adecuado equilibrio entre, de un lado, la seguridad de las comunicaciones y calidad de los procesos de datos, y, de otro, la fluidez del trabajo y maximización de las aplicaciones potenciales de la tecnología.
Pero ello no depende únicamente de los dispositivos en sí, sino también de la evolución del entorno, la adecuación de los procesos de comunicación y tratamiento de datos y de las soluciones de ciberseguridad.
Las amenazas persistentes avanzadas
Está claro que las APT son una preocupación creciente entre las grandes empresas, los estados y todo tipo de organizaciones, empresariales o no. Pueden acarrear incidencias graves y costes cuantiosos:
- Robos de datos.
- Manipulación maliciosa de los datos.
- Quiebra de la confidencialidad.
- Suplantación de la personalidad de empleados, clientes, proveedores y otras partes interesadas.
- Acceso a secretos industriales.
- Consumo de recursos del dispositivo.
- Interrupción de los flujos de trabajo.
- Costes de investigación y reparación.
- Daños reputacionales.
- Responsabilidades jurídicas y largos litigios.
- Perjuicios para clientes y proveedores que pongan en riesgo su supervivencia.
Sin embargo, también está claro que las empresas no pueden permitirse respuestas evasivas de diferentes tipos:
- Minimización del número de dispositivos.
- Restricción del equipamiento tecnológico de los empleados.
- Limitación de las funcionalidades a las que pueden acceder los trabajadores.
- Disminución del número de empleados que forman parte de una red.
- Establecimiento de protocolos complejos que disuadan a los empleados de emplear todas las posibilidades tecnológicas.
- Renuncia a determinados tratamientos de los datos.
- Falta de impulso innovador por considerar peligrosas iniciativas que impliquen flujos de comunicación que se consideren vulnerables.
Todos estos pasos son el itinerario perfecto para la pérdida de competitividad. A la larga, nos encontraremos con productos muy desfasados, empleados faltos de equipamiento y experiencia para trabajar en el mundo digital, costes muy elevados, clientes insatisfechos y, muy probablemente, el cartel de cierre muy cerca de nuestra empresa.
Por lo tanto, la respuesta debe ser una lucha activa por la ciberseguridad, pero también por la obtención del máximo rendimiento a las herramientas y equipos que permitan proteger los activos digitales de la empresa.
La ciberresiliencia
En el contexto actual, ya no resulta práctico el empleo de un conjunto acotado de herramientas contra los ciberataques. Los antivirus tradicionales son solamente una solución frente al malware conocido.
Es necesario, por tanto, un abordaje mucho más dinámico que permita detectar, proteger, remediar, contener amenazas que afecten tanto a sus sistemas de información como sus infraestructuras de red y, si llega el caso, permitan su recuperación y fortalecimiento. Hay que aprender de las amenazas potenciales, de las crisis acaecidas y lograr una organización más resiliente a medida que se enfrenta activamente a las amenazas.
Secure Endpoint: un nuevo modelo de protección del endpoint
En esa línea, Secure Endpoint es la nueva solución de Orange que permitirá reforzar la ciberseguridad de las grandes empresas con importantes beneficios:
- No requiere ninguna infraestructura adicional. Es un servicio alojado en la nube. De este modo, solo necesita conexión a la red y un navegador para acceder a la consola.
- Fácil de desplegar, mantener y gestionar. Ofrece sencillez en la instalación y despliegue, es muy fácil de gestionar y no reclama mantenimiento.
- Agente ultraligero. Realmente, tiene un bajo impacto en el rendimiento del equipo. De hecho, el consumo de memoria y CPU apenas apreciable. lo mismo que el de ancho de banda.
- Curva de aprendizaje muy suave. Lo facilita una interfaz intuitiva y sencilla, con las opciones más utilizadas a un solo clic.
- Visibilidad sobre la totalidad de los procesos ejecutados en los endpoints.
- Análisis forense, que permite disponer de trazabilidad de todo lo acontecido en un endpoint.
- Protección contra amenazas Zero-Day. La utilización de técnicas avanzadas de aprendizaje automático le permiten detectar comportamientos anómalos que puedan poner en riesgo el dispositivo.
Además, frente a otros servicios de seguridad del endpoint, presenta diferencias que le hacen particularmente ventajoso:
- Unifica protección con detección y respuesta en un solo agente ligero.
- No tiene barreras de entrada, ya que es compatible con el antivirus actual del cliente.
- Es un servicio gestionado que verifica la totalidad de los comportamientos de la totalidad de los procesos en el endpoint sin intervención del administrador.
La lucha activa contra los ciberataques propicia empresas más fuertes y resistentes que denotan capacidad tecnológica y organizativa para aprovechar al máximo las ventajas de la transformación digital.
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