KYC es la sigla en inglés de los términos que Known Your Customer, que puede traducirse como conocimiento del cliente, algo esencial en el desarrollo de la banca digital y la prevención de todo tipo de operaciones irregulares.
En general, se podría definir como un conjunto de actividades bancarias orientadas a conocer mejor a los clientes con diferentes finalidades; por ejemplo:
- Identificar que quienes contactan con la entidad son los clientes o sus representantes.
- Asegurarse de que son quienes dicen ser.
- Cerciorarse de que los clientes comprenden los contratos y operaciones.
- La prevención, detección y gestión de conflictos de interés.
- La valoración del riesgo de que las operaciones puedan resultar fraudulentas.
- Combatir el lavado de dinero.
- Evitar que los fondos de los clientes gestionados por la entidad estén relacionados con actividades delictivas como, por ejemplo, el terrorismo.
- Luchar contra las ciberamenazas.
- Eludir potenciales pérdidas de reputación, tanto del banco como de los clientes.
[hde_related]
En realidad, como explica Katia Zschieschang, de Deutsche Bank, KYC ha estado siempre en el corazón del negocio bancario. Lo que sucede es que en la última década se han incrementado las exigencias regulatorias y hoy es necesario comprender ya no solamente los riesgos inherentes a los flujos de pagos de los clientes, sino también de los clientes de sus clientes.
Estas y otras misiones son, claramente, muy importantes para el desarrollo de los procesos bancarios. Y lo son incluso más en el contexto de digitalización de la banca. Pensemos, por ejemplo, en el incremento de las necesidades de compartir información bancaria que suponen desafíos como la banca abierta o el incremento del comercio y la financiación internacionales.
Sin embargo, dar con las fórmulas exactas de lo que debe ser el KYC bancario es algo que, por diferentes razones, dista mucho de ser sencillo. En primer lugar, la mayoría de los grandes bancos son internacionales y se enfrentan a retos legales semejantes, pero con diferencias significativas, a lo largo del planeta. Por ejemplo, en el ámbito europeo se han aprobado normas importantes a través de directivas que, si bien unifican los objetivos que deben perseguir las leyes de los distintos países, dejan a estas la concreción de los detalles de cómo se deben lograr los resultados pretendidos.
Cada requisito o peculiaridad legal de cada territorio implica una adaptación de los procesos bancarios y, por tanto, una fuente de costes adicionales. Además, normalmente, hay que buscar una cierta congruencia entre los procesos llevados a cabo en diferentes lugares.
Por otro lado, es importante mantenerse en un delicado punto de equilibrio entre seguridad y prevención, por un lado, y la experiencia del usuario, por otro. Este último huye de procesos bancarios complejos, repletos de verificaciones continuas. Por lo tanto, habrá que realizar todos cuantos sean necesarios, pero no más. Y, además, los procesos de KYC tienen que tener un matiz fundamentalmente interno, sin requerimientos excesivos al usuario bancario.
[hde_summary align=»[right]Blockchain promete convertirse en el aliado perfecto para conocer al cliente. Aporta la inmutabilidad y transparencia que las instituciones financieras necesitan para lograr un acceso más rápido y seguro a los datos adecuados y actualizados[/hde_summary]
En ese contexto, Deloitte señala que, ante un reto complejo como el de KYC, las entidades tienen que buscar la forma de evitar costes redundantes. Plantea la necesidad de un cambio tecnológico y organizativo y cree que se tenderá a la externalización y mutualización de costes fijos ligados a estas actividades.
Y es evidente que las iniciativas de cooperación entre bancos y con otras organizaciones públicas y privadas se están convirtiendo en la tendencia.
SWIFT y el cuestionario Wolfsberg
Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT) es una organización internacional promovida por muchos bancos de diferentes lugares del mundo y que se orienta a facilitar la comunicación bancaria.
En ese sentido, ha tenido mucha importancia su KYC Registry, que pretende ser una plataforma compartida y eficaz para administrar e intercambiar información estandarizada. Con ello se busca que se pueda transferir la información necesaria para asegurar que las entidades realizan las comprobaciones debidas.
De momento, los grandes bancos promotores de esta plataforma mantienen un elevado grado de satisfacción. De hecho, el jefe financiero de HSBC, que fuera jefe global de KYC con anterioridad, Gary McClure, indicaba a finales de 2017 de KYC Registry cubría el 90% de sus necesidades, lo que se traduce en significativas reducciones de costes y ganancias de eficiencia.
Por su parte, el cuestionario Wolfsberg, que es tenido en cuenta en el KYC Registry de Swift, fue promovido por un grupo internacional de trece bancos que buscaban un marco común para poder valorar si esas comprobaciones se habían hecho realmente. Tengamos en cuenta que dichos requisitos tienen muchos matices, fundamentalmente ligados a la propia política del banco y a los requerimientos regulatorios, que pueden diferir de unos lugares a otros.
Para lograrlo, en el cuestionario Wolfsberg se detallan diversos tipos de preguntas que indagan acerca de cómo los procedimientos, prácticas y políticas del banco contribuyen a prevenir, detectar, reportar y actuar ante situaciones de riesgo de fraude, ilegalidad o, incluso, criminalidad..
Los avances que puede traer Blockchain al KYC
KYC es un desafío complejo que incide de manera directa sobre la confianza bancaria. La cadena de bloques podría ayudar a consolidarla. En ese sentido, KPMG apunta que aporta la inmutabilidad y transparencia que las instituciones financieras necesitan para lograr un acceso más rápido y seguro a los datos adecuados y actualizados de sus clientes.
En esa labor, se encuentran consorcios de Blockchain como R3, que agrupa a decenas de bancos, entre los que figuran algunos de los más grandes del mundo como, por ejemplo, Bank of America, Citi, Commerzbank, Deutsche Bank, HSBC, Morgan Stanley, Société Générale, BNP Paribas, Wells Fargo, ING, Banco Santander o Intesa San Paolo.
David E. Rutter, fundador de R3, explica que el reto de KYC es un desafío importante y que el proceso puede ser lento y requerir tiempo. Sin embargo, indica que, a medida que el número de miembros del consorcio crece, cada vez va habiendo más demanda de soluciones de KYC basadas en Blockchain. Y que R3 no solo demuestra cómo Blockchain puede permitir a las instituciones retener el control y administrar su propia identidad, sino que también valida las elecciones de diseño que hicieron en el enfoque hacia la privacidad de su plataforma Corda.
[hde_summary align=»[right]Los avances prometen mejorar la coordinación bancaria, consolidar la confianza, enriquecer la experiencia de los usuarios e incrementar el grado de cumplimiento de las normas[/hde_summary]
En ese marco se están realizando pruebas, que deben contribuir a aclarar el futuro de la aplicación de Blockchain al campo del KYC. Por ejemplo, a finales de 2018, 14 empresas francesas, entre las cuales se encontraban algunos de sus principales bancos del país, realizaron un ensayo de una aplicación KYC en Corda, una plataforma diseñada específicamente para los requerimientos de los bancos.
Tras ella, Renaud-Franck Falce, jefe de mercados de capitales de EMEA en BNP Paribas, comenta que “participar en esta iniciativa permite a los actores clave desarrollar una experiencia práctica adicional en el despliegue y ejecución de infraestructuras de Blockchain para aplicaciones tangibles. En este caso específico, operamos junto con clientes emisores e inversores a través de flujos de trabajo en tiempo real e interfaces que facilitan y agilizan el proceso de KYC».
En la era del clientecentrismo, la banca se ha convertido en uno de los sectores más destacados en la carrera por conocer a sus usuarios. Los avances prometen mejorar la coordinación bancaria, consolidar la confianza, enriquecer y simplificar la experiencia de los usuarios e incrementar el grado de cumplimiento de las normas y de las buenas prácticas empresariales.
Imágenes | ismagilov, ipopba, NicoElNino, eshka en iStock