Más de la mitad de la población mundial ya vive en ciudades. En 2050, lo hará el 70%. Las ciudades son también grandes agentes económicos. En ellas se produce cerca del 85% de la riqueza global. Nuestro futuro se decidirá en ellas y las empresas serán una parte esencial en su desarrollo. En este futuro, las smart cities prometen eficiencia en servicios y transportes, digitalización, participación ciudadana… pero, ¿qué compañías están detrás de esta revolución urbana?
Las grandes urbes, las llamadas megacities, tienen cada vez más peso en el mundo. En 2030, la ONU proyecta que habrá más de 40 ciudades que superen los 10 millones de habitantes. Nos dirigimos hacia un escenario en el que la mayor parte de la población viva y trabaje en enormes núcleos urbanos. El transporte, el agua, la energía, los residuos… todos los frentes de gestión urbana presentan desafíos. Y la tecnología y la colaboración público-privada buscan darles respuestas a través de las smart cities.
Los beneficios para las ciudades inteligentes están en la eficiencia, el ahorro o la participación ciudadana, pero las empresas tienen también mucho que ganar de este planeta urbano y conectado. Para la consultora Navigant Research, las compañías que ofrecen servicios urbanos (como energía, gestión o movilidad) se encuentran ante una gran oportunidad de negocio. A nivel global, este mercado smart generará ingresos por valor de 225.000 millones de dólares en 2026, bastante más del doble de lo generado en 2017.
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“En Europa y Norteamérica, las restricciones presupuestarias y los objetivos de regeneración económica y sostenibilidad están impulsando a las ciudades a buscar nuevas formas de asociarse con el sector privado. Las ciudades buscan socios que puedan acelerar la inversión en tecnología y la innovación de servicios”, señala la consultora en el último informe Smart City Services Market. ¿Y quiénes son estos socios?
El perfil de los actores smart
El ecosistema de las smart cities es complejo. Se ramifica para incluir todo tipo de negocios, proyectos e iniciativas. Pero podemos concretar. “Smart city es, sobre todo, gestión de la ciudad. Así que las primeras que tenemos implicadas son compañías del sector de infraestructuras y de las utilities, las energéticas y las telefónicas. Además, muchas de estas ya tienen grandes contratos con las ciudades y para ellas es una forma más de expandir su negocio”, explica Ramón Ribera, director del laboratorio TURBA sobre transformación urbana de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Los elementos esenciales de una smart city incluyen infraestructura tecnológica, servicios inteligentes y un entorno abierto con ciudadanos participativos
Coincide con él Eric Woods, director de investigación del programa de Smart Cities de Navigant Research, quien identifica tres pilares empresariales fundamentales: proveedores de infraestructuras, equipos y servicios de comunicación y conectividad (agrupando desde Cisco o Ericsson hasta telecos como Orange); proveedores de servicios TIC como software; y proveedores de infraestructuras en el sentido amplio de la palabra.
“Más allá de estos tres grupos mencionaría otros dos: creo que veremos a proveedores de servicios municipales (como Veolia y Ferrovial) ganando cada vez más influencia en la innovación técnica en las ciudades. Y, por supuesto, una gran variedad de proveedores de soluciones verticales y nuevas empresas”, añade Eric Woods.
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Los elementos esenciales de una smart city incluyen infraestructura tecnológica (conectividad y TIC), servicios inteligentes (aplicaciones, plataformas y programas para las administraciones y los ciudadanos), y un entorno abierto (ecosistema innovador, open data, sistemas estandarizados) con ciudadanos participativos. Según se señala en el informe Global Smart Cities Primer, de Merrill Lynch Bank of America, las empresas que sean capaces de proveer estos servicios y colaborar de forma transversal son las que más tienen que ganar en el ecosistema smart city.
¿Grandes corporaciones o startups?
Profundizando un poco más en las características de las empresas que mejor se mueven en las ciudades inteligentes surge otra pregunta. ¿Tienen sitio las pymes y las startups? La respuesta, como no, es tan compleja como el mercado. “Las grandes compañías son las que más se están beneficiando por una razón, tienen mucho más músculo para presentarse a las convocatorias públicas, sobre todo en el sector tecnológico, el de las utilities y servicios públicos (como Iberdrola o Ferrovial) y el de las grandes consultoras (como PwC o Accenture)”, explica Ramón Ribera.
Para el investigador de la UOC, las pequeñas empresas y las startups también tienen su sitio, pero siempre vinculadas a proyectos concretos y puntuales. Incluso, en muchas ocasiones, son las propias corporaciones las que están detrás de estas startups a través de sus programas de venture capital.
“Además, a nivel inversión, suele haber un mix de capital nacional e internacional. En gestión pública y gobernanza hay grandes jugadores españoles que están bien consolidados e internacionales, pero también tienen mucho peso los grandes jugadores globales como Cisco o IBM”, señala Ramón Ribera.
Las características de las compañías líderes
Sobre las ciudades se ha hablado mucho, pero cuando se profundiza sobre la perspectiva empresarial de las smart cities, los datos escasean. En busca de las compañías líderes de este mercado a nivel global, Navigant Research ha publicado Leaderboard: Smart City Suppliers, analizando las estrategias de las 16 empresas más destacadas. En cabeza, aparecen grandes players como Cisco, Siemens, IBM o Microsoft. Pero, ¿qué les ha hecho líderes?
Los tres atributos que caraterizan a los líderes del sector son: un compromiso con la innovación urbana, la capacidad de generar soluciones innovadoras y formar parte de un ecosistema fuerte de colaboración
“Para mí existen tres atributos clave”, asegura el analista Eric Woods. “Un compromiso sólido con la innovación urbana, siendo conscientes de los tiempos que necesita la ciudad para integrar la innovación; la capacidad de generar soluciones innovadoras, completamente nuevas, que cubran las necesidades concretas de la ciudad; y formar parte de un ecosistema fuerte de colaboración”.
La importancia de la colaboración
Es una de las principales conclusiones del informe Las geografías de la smart city en España, publicado recientemente por el grupo de investigación TURBA: el ecosistema smart city es, ante todo, un ecosistema transversal y colaborativo. Según este estudio, en España, las colaboraciones más comunes entre corporaciones son entre empresas de telecomunicaciones e infraestructuras, energía y movilidad, y servicios y proveedores tecnológicos.
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“Existen complementariedades. Hacen falta redes, sensores, gestión de datos… los proyectos implican, habitualmente, una cadena de valor tanto horizontal como vertical. Es raro que se encuentre solo una empresa. Funciona un poco como en el resto de servicios públicos, donde muchas empresas se presentan a las convocatorias como una UTE”, explica Ramón Ribera.
Y los protagonistas están de acuerdo. “Las ciudades son entornos increíblemente complejos, ese es su gran atractivo. En nuestros proyectos, trabajamos siempre de forma colaborativa. Tenemos un modelo de innovación urbana en el que incluimos a diferentes agentes, incluidos el ayuntamiento, a nuestros socios, que a menudo son pequeñas organizaciones o nuevas empresas, universidades, nuestros propios empleados y, lo más importante, los ciudadanos. No se podrá mejorar de forma sostenida sin escuchar y responder a todos los miembros del ecosistema”, dice Mark Saunders, director del Centro de Competencia de Ciudades de Ferrovial Servicios.
Los proyectos de smart city rara vez están aislados, suelen vincular diferentes plataformas, sensores y datos que además afectan a más de un departamento y administración o agencia pública
“En bastantes iniciativas, hemos visto que se han ido poniendo en marcha diferentes soluciones verticales muy propietarias y a la hora de querer hacer una gestión transversal o escalar las soluciones no se puede, porque son soluciones cerradas. Trabajar en estándares abiertos y con interoperabilidad es uno de los grandes retos”, señala Francisco Huidobro, director territorial de Orange España.
Los proyectos de smart city rara vez están aislados, suelen vincular diferentes plataformas, sensores y datos que además afectan a más de un departamento y administración o agencia pública. “El caso típico es el del transporte y la movilidad en Madrid y Barcelona. Cada administración tiene sus competencias y eso lo convierte en un ecosistema muy complejo. Además, no hay que olvidar el factor del financiamiento europeo, que siempre requiere colaboración entre diferentes empresas”, concluye Ramón Ribera.
Para el futuro: el ciudadano
La trasformación digital de las ciudades pondrá en juego un valor de más de 100.000 millones de euros para la administración pública española hasta el año 2025. Son predicciones de Cisco en su informe Digital Value at Stake. En este creciente ecosistema de inversión y negocio, el panorama empresarial cambiará, no solo para favorecer la colaboración entre diferentes actores, sino para implicar más a las personas.
“Necesitamos que el mercado sea capaz de coordinar los diferentes proveedores de servicios, infraestructura y el sector de las TIC. También aparecerá un grupo fuerte de nuevos players, con soluciones realmente innovadoras”, pronostica Eric Woods, de Navigant Research.
“Se está consolidando una red de grandes actores y un cambio cualitativo. En los últimos 10-20 años, con la introducción de la tecnología en la gestión urbana, el problema era crear la estructura y el hardware. Esto ya existe”, concluye Ramón Ribera, de la UOC. “Se ha dado mucho énfasis a la tecnología, pero no tanto a la relación entre tecnología y ciudadanos. Se va a priorizar cada vez más el factor humano, cómo incorporas al ciudadano en el sistema smart. La importancia recaerá sobre el servicio y su uso, más que sobre la tecnología”.
Juan F. Samaniego
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