El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud de Wuhan (China) informó de un extraño brote de neumonía en la ciudad. Nadie podía suponerlo entonces, pero había personas y empresas que estaban a punto de colgarse el cartel de héroes durante una de las peores pandemias de la historia. [hde_related]
A miles de kilómetros de distancia, en el Polígono Industrial Río Gallego II de Zaragoza, las alarmas no sonaron aquel 31 de diciembre, pero no tardarían en enviar las primeras señales de emergencia. En las instalaciones de CerTest Biotec, una pyme dedicada al desarrollo y la fabricación de productos de diagnóstico in vitro con aplicaciones humanas, todavía no sabían que sus tests iban a convertirse en una de las herramientas clave para luchar contra la pandemia.
El 5 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba su primer parte sobre el brote de neumonía que había sido detectado en Wuhan. Por entonces, todavía no había habido víctimas mortales. Poco después, el día 12, se hacía pública la secuencia genética del nuevos virus. Todavía faltaban dos meses para que se declarase la pandemia, pero quienes conocían de qué eran capaces los coronavirus ya empezaron a tomarse en serio los riesgos.
“En el sector, los coronavirus son bien conocidos. En general, nunca traen buenas noticias. Así que, en cuanto escuchamos que era uno el que estaba causando el brote en China, nos pusimos a prepararnos por si era algo grave. Conocíamos lo que había pasado con los casos del MERS y el SARS-CoV”, explica Óscar Landeta, socio fundador y administrador de CerTest. Entonces, la empresa tenía 150 empleados y facturaba 19 millones de euros al año. Hoy han duplicado su plantilla y cerraron 2020 con ingresos de 172 millones.
La larga carrera de la innovación
Los números pueden sorprendernos. Sin embargo, los éxitos aparentemente repentinos en el campo de la innovación suelen tener poco de azar. Son más el bien el fruto de mucho tiempo de preparación para estar listo en el momento adecuado. “Hay mucho trabajo anterior detrás. Nosotros no fuimos oportunistas, llevábamos más de 15 años haciendo este tipo de productos y teníamos mucha experiencia en el sector”, señala Óscar Landeta.
Junto a Carlos Genzor, el otro socio fundador, crearon CerTest Biontec hace ahora 20 años. Ambos venían de trabajar en el sector y tenían experiencia tanto en otros laboratorios como en empresas de productos para diagnóstico in vitro. “Vimos que había una serie de nichos que no estaban cubiertos y se nos ocurrió una idea de un producto novedoso. Hicimos una patente y lo lanzamos al mercado; a partir de ahí fuimos creciendo”, añade.
Pero el despegue fue lento. Aquel primer producto desarrollado era una prueba rápida, algo similar a los test de antígenos con los que últimamente nos hemos familiarizado. La idea demostró acabar siendo buena y les dio cierta notoriedad en el sector. Sin embargo, arrancar un laboratorio desde cero exige tanta inversión y trabajo de registros y certificaciones que los inicios fueron muy complicados.
“Aquellos primeros años fueron duros, muy duros. Éramos dos jóvenes con buenas ideas y muchas ganas de trabajar. Pero no teníamos la capacidad financiera necesaria como para montar todo el laboratorio de forma desahogada”, explica Landeta. “El primer año no vendimos nada y gastamos muchísimo dinero. Pedimos ayudas e hicimos ampliación de capital con nuevos socios, pero el retorno fue cero. La innovación y el desarrollo no traen ingresos inmediatos”.
Multiplicar por 10 la producción en un mes
Poco a poco la empresa empezó a crecer. En 2019, CerTest Biotec ya era una referencia del sector en España y en Europa, tenía operaciones comerciales en más de 100 países y su facturación se acercaba a los 20 millones de euros anuales. “Teníamos los mercados bien establecidos y contábamos con una red de distribución sólida, que nos conocía muy bien”, señala el fundador de la compañía. Y entonces llegó 2020.
“El inicio de la pandemia fue como una bomba atómica, con perdón. Marcó un antes y un después, y no es una frase hecha. Nuestra capacidad de producción se vio desbordada”, recuerda Landeta. Durante los primeros meses de la pandemia, basándose su experiencia anterior en la producción de testes, lograron desarrollar kits de diagnóstico de COVID-19 de forma muy rápida y se aprovisionaron bien de materiales.
En un contexto de escasez generalizada, sus test, de alta sensibilidad y capaces de distinguir las diferentes variantes que fueron circulando a lo largo de los meses, se vendieron por millones. En 2020 y 2021 produjeron fabricaron y distribuyeron casi 50 millones de kits de pruebas rápidas de antígenos y casi otros tantos de PCR. En total, más de 90 millones de unidades de test.
“El primer gran reto fue multiplicar nuestra producción por 10 en un momento en el que el mercado internacional de suministro de materias primas estaba totalmente cerrado. Afortunadamente, casi todos los reactivos que necesitábamos los fabricábamos también nosotros. Esto nos permitió tener la flexibilidad adecuada para poder suministrar la cantidad tan grande de productos que nos pedían”, señala el socio fundador de CerTest.
“El segundo reto fue que tuvimos que mandar a 115 de las 150 personas a casa para no contaminar los productos que fabricábamos. Muchos pudieron seguir teletrabajando, pero hubo que multiplicar la producción por 10 con menos de un tercio del personal. Eso se hace sufriendo mucho y con ingenio, aunque al ser una empresa pequeña y flexible, pudimos adaptarnos bien”, añade. Como todo lo que se fabricaba se vendía, los ingresos también se multiplicaron. La compañía cerró 2020 con ventas por valor de 172 millones de euros.
Reinversión, nuevos productos y un premio a la innovación
El porfolio de productos de CerTest, antes de la pandemia, incluía test diagnósticos para múltiples enfermedades infecciosas, como el zika, el dengue, o el virus del Nilo Occidental. Pero la COVID-19 lo copó todo, “parecía que no había otra enfermedades”, explica Landeta. “Al principio de la pandemia producíamos casi un solo producto. Luego fuimos desarrollando kits para las nuevas variantes, pruebas combinadas de gripe y COVID-19… Y, ahora, poco a poco, empiezan a llegar peticiones de otros productos”.
Una vez superado el primer tirón de la pandemia y reorganizada la producción, una vez superada la incertidumbre, llegó el momento de sentarse y reflexionar. La empresa había respondido bien y los recursos se habían multiplicado. “Fue entonces cuando vimos que había una buena posibilidad de crecimiento dentro del sector de las vacunas de ARNm y vimos que podíamos desarrollar un proyecto en Aragón”, añade el cofundador de la compañía.
Así, a principios de 2021, decidieron preparar una inversión de 100 millones de euros para construir en la localidad zaragozana de San Mateo de Gállego una nueva planta, esta destinada a la fabricación de vacunas de ARN mensajero, como las que han desarrollado Pfizer o Moderna para la COVID-19. La nueva planta, de 12 000 metros cuadrados de laboratorios, avanza a buen ritmo. El edificio estará concluido a finales de este año o principios del que viene y estiman que la producción podría iniciarse en algún momento de 2023.
El camino de innovación constante de CerTest acaba de ser reconocido por los Premios Nacionales de Innovación y de Diseño 2021 que otorga el ministerio de Ciencia e Innovación. Los galardones reconocen “la solidez de su estrategia empresarial basada en la I+D+I que le ha permitido responder de manera extraordinaria a las necesidades de la sociedad española durante la grave crisis sanitaria ocasionada como consecuencia de la pandemia”.
Para Óscar Landeta, este premio reconoce una serie de logros que hubiesen sido imposibles sin el compromiso de toda la plantilla. “Han hecho un esfuerzo difícil de entender. Quien no lo ha vivido, no puede entenderlo. Sin la plantilla que tenemos, consolidada, bien formada y con experiencia, esto no habría sido posible”, concluye. “El capital humano es fundamental para nosotros. De hecho, hemos pasado de 150 a 300 empleados y con la nueva planta contrataremos más investigadores”.
Imágenes | CerTest Biotec