Créditos y préstamos: más diferentes que iguales

Pymes

La financiación, personal o empresarial, tiene una tipología muy variada. Productos dispares enfocados a objetivos distintos, como los protagonistas de este artículo. Con semejanzas pero no intercambiables. Conocer la diferencia entre crédito y préstamo es muy importante para saber cuál conviene en cada momento. [hde_related]

Mientras que un crédito permite disponer de una cantidad de dinero según se va necesitando, en un préstamo se recibe todo el capital a la vez. Esta es la principal diferencia, pero hay muchas más como veremos a continuación.

Qué es un crédito

Un crédito es un contrato que permite ir disponiendo de una cantidad de dinero cuando el beneficiario lo necesita. Pero siempre dentro de un límite y un plazo acordado. Esta es la principal diferencia entre crédito y préstamo, pero no es la única. 

El crédito también permite devolver este dinero, junto con los intereses, de forma libre en dicho plazo. La ventaja añadida es que puede volver a disponerse de esas cantidades en el futuro.

Por el contrario, si llega a su límite, no se tendrá acceso a más dinero, pero se tendrá que ir pagando periódicamente los intereses que la deuda genera.

Llegado el vencimiento, existe la obligación de devolver la totalidad del dinero dispuesto, aunque en bastantes ocasiones, si las circunstancias económicas lo permiten, se puede renovar en las mismas o distintas condiciones. 

En su operativa es muy normal que utilicen como soporte una cuenta corriente. Es una forma muy práctica para el cliente, ya que puede disponer del dinero de forma sencilla, retirándose de la cuenta y de la misma forma hacer devoluciones de lo prestado a través de ingresos.

Por sus características es un producto fundamentalmente empresarial, aunque también existen créditos para particulares.

Qué es un préstamo

Un préstamo es un contrato de financiación por el que se recibe todo el dinero estipulado de una sola vez, cuando se inicia la relación contractual. 

Esta cantidad de dinero, con los intereses que se generen y las comisiones de la operación, se tiene que devolver en los plazos que se pacten en el contrato.

Lo habitual es que estas cantidades se devuelvan en cuotas a lo largo del préstamo, dividiendo así el pago de capital e intereses, y que se paguen mensualmente. 

Pero también existen préstamos, los conocidos como americanos, en los que el total del capital y los intereses se pagan al vencimiento del préstamo.

En qué se parecen

Créditos y préstamos se parecen en que en ambos una entidad financiera, o cualquier otra empresa o particular que conceda la financiación, entrega una cantidad de dinero a devolver en un plazo concreto.

Sobre esta cantidad hay que pagar intereses y en la mayoría de los casos comisiones. Los intereses se calculan sobre la cantidad entregada o dispuesta. En las comisiones, sí hay algunas diferencias como se verá más adelante, pero no en la más repetidas, la comisión de apertura y/o estudio.

Estas comisiones se cobran por el hecho de analizar y aprobar una operación de financiación. Y es que en créditos y préstamos es imprescindible un análisis de solvencia para aprobar o no esta operación de financiación.

En qué se diferencian

La principal diferencia entre crédito y préstamo está en la forma y momento en el que se dispone el dinero: en el préstamo la totalidad al inicio y en el crédito a lo largo de su plazo de vigencia.

Otra discrepancia se da en la forma de pago. En el préstamo lo normal son cuotas periódicas, mientras que en el crédito libremente a lo largo de su vida, siempre que se haya devuelto la totalidad antes de que venza. 

Esto genera otra gran diferencia entre crédito y préstamo: el cálculo de sus costes. En un préstamo, si el tipo de interés es fijo, el caso más normal, sabemos desde el principio de la operación lo que vamos a pagar, tanto en comisiones como en intereses. En un crédito no es así. Tanto intereses como comisiones dependen de la cantidad dispuesta, del dinero que se utilice durante la vigencia del préstamo. 

Los intereses se liquidan periódicamente, generalmente cada mes, y se calculan sobre la cantidad dispuesta. Por ejemplo, un crédito al 6 % TAE anual con un límite de 30 000 euros, del que se hayan dispuesto 12 000 euros, tendrá que pagar en ese mes 58,41 euros en intereses. Si al mes siguiente el dinero que se ha retirado se incrementa a los 20 000 euros, los intereses subirán hasta los 97,35 euros. 

Estas variaciones de cantidades hacen imposible saber de forma anticipada su coste, y tampoco el de las comisiones. Además de la comisión de apertura, que como en el préstamo, se cobra sobre la cantidad total concedida, por ejemplo, un 1 % sobre estos 30 000 euros, existen generalmente dos comisiones más: una comisión sobre el saldo dispuesto, la cantidad que retiramos, y otra sobre el saldo no dispuesto.

La primera, la más alta de las dos, se calcula como un porcentaje que se cobra sobre la cantidad de dinero empleada. La segunda, por lo contrario, busca penalizar que no se pidan cantidades mayores de lo que en verdad se necesita. Por ello, esta comisión es generalmente inferior a la primera.

Todo confluye en otra diferencia entre crédito y préstamo fundamental, y es el destino o fin del dinero. El préstamo debe cubrir una finalidad conocida, como la compra de un vehículo, de una maquinaria o una reforma. Sin embargo, el crédito debe centrarse en proporcionar fondos, si es necesario, ante desajustes de tesorería, por ejemplo, si hay un desfase temporal entre ingresos y cobros. 

Ambos productos son de gran ayuda y su utilización de forma eficiente e inteligente permite a autónomos y pymes un mejor funcionamiento de su negocio.

Imágenes | Pexels Lukasz Radziejewski Mikhail Nilov

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