Vencido el miedo inicial, la digitalización del pequeño comercio es una gran oportunidad de supervivencia y crecimiento.
Cómo ir más allá de la tienda online
Digitalizar un pequeño comercio es mucho más que abrir una tienda online, aunque esta iniciativa suela formar parte del camino por recorrer. Fundamentalmente, implica integrar las tecnologías digitales en sus procesos.
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Por poner solamente unos cuantos ejemplos, podemos decir que el big data, el IoT, la nube, la realidad aumentada, la realidad virtual, las apps, las API y un sinfín de tecnologías digitales más transformarán el trabajo en el pequeño comercio en múltiples aspectos:
- La experiencia de los usuarios dentro del comercio.
- La gestión de los inventarios.
- Los cobros, pagos y el control de la tesorería.
- La trazabilidad de todo el proceso comercial.
- El seguimiento del desempeño de cada empleado del comercio.
- El análisis de las operaciones que ofrecen mayores márgenes.
- La detección temprana de errores e ineficiencias en los procesos de comercialización.
- El seguimiento de la demanda de los productos ofertados.
- La realización conjunta de campañas con otras empresas.
- La prestación de servicios posventa.
- Los trámites y gestiones administrativas.
- El estudio de la competencia.
- El análisis de la rentabilidad de las inversiones.
- La conexión de los servicios que presta el pequeño comercio con los de otras empresas.
- La protección de datos.
En todos esos ámbitos y en muchos otros se abren nuevas opciones de abordaje. Por lo general, la dirección en la que lo hacen es la de ofrecer una gestión donde todas las labores del pequeño comercio estén más integradas, más basadas en el análisis útil y sencillo de los datos disponibles, más adaptable a las evoluciones del ecosistema que rodea al pequeño comercio y, por encima de todo, teniendo siempre la vista puesta en el consumidor.
Los medios digitales como altavoces de buenas prácticas
Hay una gran cantidad de excelentes pequeños comercios que no tienen suficiente demanda porque son poco conocidos. Sin embargo, su buen hacer podría generar interés entre muchas personas. Ese incremento de demanda sería, además, decisivo para poder realizar inversiones y mejorar la productividad.
¿Y dónde se puede conseguir difundir las buenas prácticas? Hoy los medios digitales son una de las principales herramientas. Por ejemplo, saber gestionar las redes sociales permite convertir la satisfacción de cada cliente en una semilla para la consecución de nuevos públicos. Y, además, la buena reputación online puede traducirse en un incremento de la valoración de los productos que se venden y, en consecuencia, de la disposición a pagar por parte de los clientes.
El papel de los datos en la digitalización del pequeño comercio
Los pequeños comercios generan una cantidad ingente de datos que pueden pasar fácilmente inadvertidos. Muchos han quedado tradicionalmente en el olvido, por ejemplo, por una falta de registro o por no saber tratarlos.
Históricamente, muchos pequeños comercios han tenido problemas con la segmentación. Han encontrado dificultades tanto para identificar grupos homogéneos de consumidores como para dirigir una estrategia adecuada para cada uno de ellos. Con frecuencia se empleaban estrategias basadas fundamentalmente en la intuición.
Ahora, los datos se convierten en la gran herramienta del pequeño comercio. La intuición puede seguir teniendo un papel, fundamentalmente en las relaciones personales, pero los protagonistas de la toma de decisiones serán los datos objetivos.
La gestión de referencias
Quizá la ventaja más importante de la digitalización del pequeño comercio es la capacidad que da para gestionar ágilmente las referencias. El pequeño comerciante se puede convertir en una suerte de buscador de proveedores. Basándose en los datos, puede optar por aquellos productos que se adapten perfectamente a los requerimientos de sus clientes. Así, los cambios en el catálogo son más rápidos y se hacen con mayor información.
Las nuevas tecnologías facilitan encontrar en cualquier lugar del mundo pequeños proveedores. Además, ponen medios para comunicarse con ellos de forma continua desde cualquier lugar, compartir datos, experiencias, requerimientos, campañas y proyectos. Todo lo que funciona es más fácil de asentar y mejorar, mientras que los descartes se hacen de forma más sencilla.
Por otro lado, muchos de esos proveedores pueden ser pymes que buscan una oportunidad. En esos casos, el pequeño comerciante puede ser una especie de examinador cuyos datos sobre la experiencia en la relación con los proveedores que prueban pueden tener un gran valor para las grandes empresas de la distribución, con las que pueden llegar a acuerdos de colaboración en la materia de búsqueda y examen de proveedores con proyección.
La digitalización del pequeño comercio es un proceso complejo, pero estimulante… que puede ser una gran oportunidad.
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