Las empresas son entidades dinámicas; nacen, crecen, se consolidan y, en algunos casos, mueren. Sin embargo, a diferencia de los seres humanos, esta última fase puede ser evitable, al menos si se toman las decisiones correctas. Una de ellas es la diversificación del negocio principal, es decir, la apuesta por nuevos productos y clientes.
Se trata de un proceso que permite a las empresas descubrir nuevos nichos de mercado, ya sea mediante la adquisición de otras corporaciones, invirtiendo en nuevos negocios o, directamente, empezando un nuevo modelo desde cero. Una estrategia que sirve, no solo para crecer, sino también para mejorar las finanzas de la compañía.
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Las sinergias entre negocios
Aunque suene a tópico, lo cierto es que el desarrollo de nuevas actividades genera sinergias con el negocio principal. Al diversificar, en realidad se están generando nuevas ideas que pueden contribuir a reducir los costes del negocio principal, gracias a un funcionamiento más eficiente del conjunto y un mayor control sobre el negocio. Las sinergias entre negocios se consiguen de dos formas: compartiendo los conocimientos y habilidades y aprovechando los recursos de un negocio.
Transfiriendo los conocimientos y habilidades
Al compartir los conocimientos y habilidades de un negocio a otro se puedan aprovechar las interrelaciones entre las antiguas actividades y las nuevas para obtener un mayor valor añadido. Esto se consigue transfiriendo ventajas competitivas a un negocio diversificado a un coste mucho menor del que habría que asumir si se soportase directamente, o bien para obtener ventajas competitivas que antes no existían.
Así, por ejemplo, una gestoría puede aprovechar todo el conocimiento sobre impuestos y trámites administrativos para diversificar su negocio en una academia que proporcione estos conocimientos a sus alumnos. De esta manera, no habrá que formar a los profesores, que podrán aprovechar su conocimiento práctico.
Aprovechando los recursos tangibles
Algunas empresas diversifican su negocio para evitar tener que tirar sus excedentes a la basura. Para ello, deciden aprovechar sus recursos tangibles (activos físicos) y los intangibles (habilidades) existentes en la empresa, generando así economías de escala.
Por ejemplo, imaginemos una panadería. El proceso de elaboración de su producto principal, el pan, exige encender el horno a una temperatura de entre 180 y 220º, o más si se trata de un horno industrial. Sin embargo, buena parte del calor se pierde en el proceso, con las pérdidas en energía que esto acarrea.
Por eso, muchos establecimientos deciden reutilizar el calor del horno para elaborar otros productos que puedan producirse a esa temperatura, como bizcochos, pasteles o incluso pizzas. De ahí que cada vez haya más hornos que ofrecen todo tipo de productos y menos panaderías puras. El gasto fijo es el mismo, pero la rentabilidad del negocio es mucho mayor.
Reducir los riesgos
La expresión anglosajona que sintetiza la diversificación es “no poner todos los huevos en una misma cesta”. Es la regla básica para repartir los riesgos entre varios modelos de negocio en los que participa una compañía, ya que, al contar con varios, las empresas reducen el riesgo de fracaso financiero. Las probabilidades de que una actividad fracase son elevadas, pero de que lo hagan varias es más reducida.
Eso sí, para mitigar los riesgos, los modelos de negocio tienen que estar poco correlacionados, ya que los eventos generales suelen afectar del mismo modo a todas las compañías que se dedican a actividades similares.
Esto es precisamente lo que ha ocurrido este año con la hostelería y la restauración, los sectores más afectados de la pandemia. En este contexto, en Orange han creado un nuevo espacio para empresas bajo el nombre “Ahora más cerca”, donde se encuentran videos con entrevistas realizadas por el periodista Javier Ruiz a autónomos y pymes reales.
De este modo, se conocerán las historias de estos empresarios y se descubrirá cómo se han adaptado a los nuevos tiempos. Además, el propio Javier Ruiz hace un análisis en profundidad de cada tema, señalando las oportunidades que existen. Un contenido muy interesante para todos los que busquen sacarle el máximo partido a su negocio y quieran aprender a manejarse en esta nueva situación generada por la crisis de la COVID-19.
Evitar la saturación del mercado
El mercado es altamente competitivo, y algunos sectores e industrias están muy saturadas, lo que tiende a generar cada vez menos beneficios a las empresas. Esto es especialmente relevante en el caso de algunas industrias poco innovadoras que no pueden ofrecer grandes valores añadidos a sus clientes, y donde el único factor diferencial es el precio.
En este sentido, la diversificación permite abrir nuevos mercados a la compañía, y ofrecer nuevos productos en nuevos mercados que no tengan tal saturación. En internet hay claros ejemplos de mercados saturados, como las redes sociales o las aplicaciones de mensajería instantánea.
Adaptación a los nuevos tiempos
El mercado no es un ente estático. Va adaptándose a las nuevas circunstancias sociales y a las preferencias de los consumidores. Y las mejores empresas suelen ir un paso por delante de ellos. Diversificar no es solo abarcar nuevos mercados, sino adaptarse a los nuevos tiempos. La COVID-19 ha sido un punto de inflexión en este sentido, ya que los mercados han ido transformándose a un ritmo vertiginoso para adaptarse a estas nuevas circunstancias.
El ecommerce ha sido buena prueba de esta transformación, y ha ido ganando cada vez más adeptos con respecto al comercio físico. En la actualidad, nadie concibe una empresa que no tenga cierta presencia digital para complementar su negocio principal, y la mayoría de negocios han tenido que diversificar su negocio hacia el canal online. Una posición que con toda probabilidad se seguirá consolidando en el futuro.
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