Si queremos indagar en los drones con fines sociales, es imprescindible mencionar a Patrick Meier, director ejecutivo de WeRobotics y el fundador de la red humanitaria UAViators. Este gran activista lleva más de 12 años trabajando en una amplia gama de proyectos humanitarios con una visión innovadora (se puede seguir alguna de sus charlas en las TEDxTalks).
UAViators es la primera y más consolidada red social de drones, un escuadrón mundial de robots que salvan vidas y claro ejemplo de cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a hacer un mundo mejor. Conformado por un par de miles de voluntarios, UAViators es el punto de encuentro y cooperación que pone en contacto a organizaciones humanitarias, instituciones, pilotos profesionales de drones, ciudadanos y fabricantes para responder de manera coordinada en caso de desastre.
Todo empezó con el tifón Haiyan que en 2013 devastó Filipinas. Más de 6.000 personas perdieron la vida y casi dos millones se vieron obligadas a desplazarse de sus hogares. Los drones desempeñaron una loable misión cartografiando y evaluando los daños desde el aire mucho más rápidamente que las 60 horas que tardaban en llegar y ser procesadas las imágenes vía satélite empleadas para posteriores tareas de reconstrucción. Pero aquello no estaba coordinado y cada volador iba por su cuenta y riesgo. Patrick Meier estaba entonces en Manila por otro asunto de la ONU y decidió crear una red de trabajo basada en una comunidad de voluntarios para que los aficionados a los drones se convirtieran en parte de la solución y no en parte del problema.
Hacia la anticipación al desastre
Más de mil pilotos de drones de 60 países se han sumado ya al proyecto. Y ahora tienen un protocolo de respuesta rápida y una base de datos colaborativa y global de todas las aeronaves no tripuladas disponibles, así como los mapeos de los lugares más críticos donde ya se ha intervenido y que son de gran utilidad en situaciones recurrentes.
Meier pretende que la recopilación de estas imágenes aéreas sirva para trazar mapas antes incluso de que se produzca el desastre, y después comparar esos datos de referencia y determinar cómo llevar a cabo la reconstrucción. UAViators utiliza un formato wiki y explota todas las capacidades de sus redes sociales en Twitter, Facebook, Instagram y Youtube como canales de contacto, información, formación y rápida coordinación. A modo de ejemplo, cuando las inundaciones causadas por las fuertes lluvias dejaron 176 muertos y 200.000 desplazados en Malawi, además de 38 fallecidos en Mozambique, el Banco Mundial contactó con la red y, en tan solo media hora, disponían de un grupo de pilotos de drones en Durban (Sudáfrica) dispuestos a desplazarse para proporcionar ayuda. [hde_related]
Tecnología que salva vidas
Pero, sobre todo, la idea de UAViators es transferir este conocimiento a las comunidades locales para que puedan tomar el poder y sus propios drones se conviertan en testigos de lo que sucede. “Lo que yo quiero mostrar es que hay otro lado de la tecnología que realmente salva vidas. Tenemos que empoderar a los individuos y permitir que las comunidades locales sean más fuertes ante los desastres naturales, más organizadas de forma autónoma, más independientes”, opina Meier.
Desde entonces, el uso de drones se ha vuelto muy habitual, y podemos citar bastantes casos reales a los que se han sumado más empresas colaboradoras. Está el caso de Malawi, Unicef y la compañía estadounidense Matternet para la recogida de muestras para hacer el test del VIH a niños de zonas rurales cuando las carreteras están cortadas, o simplemente no existen, lo que es 20 veces más rápido que la vía terrestre. El país tiene una población de más de 16 millones de habitantes de los que un 10% sufre la enfermedad, y hasta ahora, el transporte se realizaba en motos que recorren caminos mal asfaltados y peligrosos, lo que entorpece y retrasa las entregas.
En Ruanda, una flota de 15 drones mensajeros de la empresa californiana Zipline reparten medicamentos, material médico y hasta plasma sanguíneo a zonas apartadas del país como si fueran una farmacia ambulante. Su capacidad de carga no es muy elevada, algo menos de 2 kg, pero la intención es que hagan entre 50 y 150 trayectos diarios creando una red dinámica entre los hospitales y clínicas más alejados.
Otro caso internacional de renombre en la “industria” humanitaria es el Proyecto Sentinel, a través de su iniciativa subsidiaria Sarus Humanitarian Aerospace, que abunda en el envío de drones a las áreas comprometidas sin acceso terrestre para mejorar la capacidad de supervisar eventos de todo tipo. Algunas otras de sus diversas aplicaciones incluyen el mapeo del uso de la tierra, la evaluación de daños después de un desastre, la búsqueda y rescate de supervivientes, el monitoreo de la deforestación y la lucha contra el furtivismo, acciones de protección civil, entrega de ayuda humanitaria y suministro de medicinas y equipamiento médico. Un caso de uso es el de utilizar un enjambre de drones como antenas repetidoras para crear una red de internet sobre áreas devastadas; estos drones funcionarían con energía solar y podrían cumplir las tareas de los satélites, pero más baratos y en una cobertura específica.
Las trabas para la expansión
“A pesar de sus muchos beneficios potenciales, la expansión de la aplicación humanitaria de UAS enfrenta obstáculos”, señala Adrian Gregorich, community manager de la red altruista. “El desarrollo de políticas gubernamentales tiende a suceder de arriba hacia abajo, mientras que los despliegues de profesionales de drones tienden a ser de abajo hacia arriba. Esta disparidad puede dar lugar a enfoques fundamentalmente diferentes”.
Esto se ha visto, por ejemplo, entre residentes del Delta de Tana (Kenia), enfrascados en violentos enfrentamientos tribales, donde un abrumador 93% de los encuestados confiaban en la aplicación de drones para su protección, mientras que en marcado contraste, las agencias del Gobierno keniata a nivel nacional se mostraron escépticas por la injerencia. “Fomentar el diálogo y la cooperación entre los profesionales de los drones y las agencias gubernamentales permitirá que esta floreciente tecnología alcance su amplio potencial”. La típica foto de quién sale a los mandos.
Imagen de portada | Twitter UAVitors