“¿Merece la pena estudiar?” es una pregunta que cualquier alumno o trabajador se ha hecho en algún momento de su vida. Históricamente, esta cuestión se planteaba antes de entrar en el mercado laboral, aunque en las últimas décadas nos ronda a edades más avanzadas. Aunque la formación no siempre significa ganar más, spoiler, compensa.
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La distribución de salarios medios y medianos obtenida del INE ayuda a entender el complejo mundo de la inversión en educación. Especialmente si nos encontramos en grupos con barreras laborales específicas, como ocurre con las mujeres y el techo de cristal, los jóvenes y su primer empleo o las personas de edad avanzada y su reincorporación al mundo laboral.
¿Quien más estudia, más gana?
La primera tabla muestra el salario medio mensual por tipo de jornada y el nivel de formación alcanzado en los últimos cinco años en los que el INE tiene registros. Muestra en su parte los totales, en el tramo medio la jornada a tiempo completo y en la parte inferior la jornada a tiempo parcial.
Se trata de una buena radiografía para entender algunas diferencias fundamentales entre niveles de estudio y jornadas. Para que sea más visual, se ha coloreado cada columna de forma independiente (un gradiente por año) para que las comparaciones entre niveles de estudio y jornada sean más sencillas de hacer.
De esta tabla, disponible aquí para su descarga, se obtienen algunas conclusiones interesantes, por otro lado relativamente obvias:
- Los trabajadores a tiempo completo tienen un salario medio bruto mensual más elevado que los trabajadores a tiempo parcial. Lo cual es coherente: dedican más horas.
- En líneas generales, aquellos trabajadores con ‘mayor nivel de formación’ tienen un salario bruto mensual más alto. Se puede matizar cómo aquellos empleados que superaron la segunda etapa de la educación secundaria con orientación general tienen mayores ingresos que quienes superaron educación secundaria con orientación profesional.
- El salario medio bruto ha ido aumentando de forma gradual en el largo plazo en casi todos los niveles educativos, pero especialmente en aquellos con mayor formación.
- No es posible comparar los niveles de ingreso a tiempo parcial entre sí, dado que no se conoce el número de horas trabajadas por cada nivel de estudio.
Según estos datos, todo parece indicar que estudiar más está relacionado con niveles de ingresos más elevados, algo que es cierto. De hecho, los mayores salarios brutos mensuales aparecen en todo momento en la educación superior. Con datos medios de 2019, el salario de los trabajadores con educación superior llega a ser un +98% más elevado que el de los trabajadores sin estudios (analfabetos) y un +65% más alto que quienes terminaron la educación secundaria.
Dicho esto, este análisis tiene una pega importante: se está hablando de salarios medios, no medianos. Si un trabajador gana 500 euros y otro 2500, de media ingresan 1500 euros cada uno, aunque uno de ellos tendrá dificultades para llegar a fin de mes. Es necesario desglosar la distribución.
El salario mediano también aumenta con los estudios, aunque es menos evidente
La tabla inferior muestra tanto la que ya se ha mostrado previamente (total decil) como el decil 5, que coincide con la mediana. Frente al salario medio bruto, el salario mediano bruto representa mucho mejor la realidad de la mayoría de trabajadores. De hecho, este último se acerca más al más frecuente, para el que no hay datos.
Con datos de 2017, el salario medio bruto para las mujeres fue de 20 607 euros, el mediano de 17 214 euros y el más frecuente (el que más se repite), de 13 518 euros. Para los hombres fue, respectivamente, de 26 391 euros, 21 970 euros y 17 501 euros. Por eso conviene echar un vistazo al decil 5.
Cuando se observan los datos medianos (conviene hacerlo usando varios años, décadas si es posible), el análisis cambia ligeramente aunque parte de las conclusiones sobre si merece o no la pena estudiar son las mismas. Sí, es rentable.
- En líneas generales, quienes más han estudiado tienden a ingresar más dinero al mes. Aunque usando la mediana las diferencias ya no son tan abruptas como con el total de deciles, diferencias de pocas decenas de euros mensuales suponen un monto importante a largo plazo. Especialmente en materia de capacidad de ahorro familiar.
- Existen datos aparentemente atípicos, como que los trabajadores analfabetos lleguen a tener los mayores salarios. En realidad, es coherente: apenas hay analfabetos entre los jóvenes, concentrándose estos en esta categoría personas de mayor edad con salarios elevados tras décadas de trabajo.
- Las mayores diferencias entre ingresos según estudios se muestran en la jornada a tiempo parcial aunque, como antes, resulta difícil sacar conclusiones de este tramo.
Según estos datos, pareciera que estudiar más ya no tiene tanto sentido como antes. ¿Merece la pena estudiar cinco o seis años más para ingresar pocas decenas de euros al mes? La realidad es mucho más compleja. Y sí, compensa hacerlo porque el número de años estudiados aumenta la probabilidad de cambiar de decil, concretamente hacia arriba, y alejarse del salario mediano (D=5) o de deciles inferiores.
Estudiar mejora la probabilidad de subir de decil y ganar más dinero
Los deciles de una distribución dividen a la población de esta, en este caso trabajadores, en diez partes de igual población. Las dos tablas de este apartado son idénticas, mostrando todos los deciles de salario a jornada completa y el nivel de estudios del año 2019, todas esas ‘partes’ del mercado de trabajo divididas por población, con la única diferencia entre tablas de que se ha optado por dos coberturas de color diferentes.
En la tabla superior, el gradiente de color es vertical (un gradiente para cada nivel de estudio), mientras que en la tabla inferior el gradiente es horizontal (un gradiente para cada decil). De esta forma se pueden analizar las dos variables con mayor facilidad. ¿Qué se puede aprender de esta distribución?
- Como antes, existen datos aparentemente atípicos en el decil más alto: analfabetos y personas con educación básica tienen salarios sorprendentemente altos, ocupando la esquina superior derecha. Son personas mayores a punto de jubilarse con una larga vida laboral pero con pocos estudios.
- Al otro lado de la distribución se encuentran personas muy formadas pero jóvenes, con poca experiencia y con salarios (de momento) bajos.
- Lo importante es lo que sigue. A medida que se sube de decil aumentan los salarios de cada grupo, independientemente del nivel de estudios. Sin embargo, pertenecer a un decil u otro sí guarda relación con la permanencia en el sistema educativo: la probabilidad de cambiar de decil hacia arriba crece a medida que se estudia más. De ahí que en la segunda tabla haya más rojo en la zona de menos estudios y más verde en la educación superior.
Estabilidad laboral, un factor más allá del salario
Estudiar merece la pena por el mero hecho de que es una actividad enriquecedora y divertida en sí misma. Y en el caso de que se contemple estudiar como una inversión en salario futuro, no cabe duda de que renta. Además, cuanto mayor es el nivel de estudios, mayor será la probabilidad de percibir un salario elevado.
A esto se suma un factor imprescindible y no analizado previamente: la estabilidad laboral aumenta según lo hace el nivel de estudios. La tabla de este apartado muestra la tasa de paro por nivel de formación alcanzado, tal y como muestra la estadística del INE. Las menores tasas de desempleo se encuentran en los estudios superiores, mientras que la analfabetización está asociada a un paro endémico.
Si el análisis en base al salario tiene en cuenta solo a la población empleada y sin duda es útil a la hora de animar a estudiar, analizar la relación entre nivel de estudios y empleabilidad es un apoyo importante. Las conclusiones generales que se pueden obtener son estas:
- Estudiar más se relaciona con ganar más dinero al mes.
- Estudiar más se relaciona con menores tasas de paro.
Existe una segunda lectura, inversa y algo más cruda y realista: mientras que estudiar no tiene por qué garantizar un mayor salario o evitar el paro (aunque sí aumenta las posibilidades), no estudiar prácticamente implica un salario bajo y una probabilidad muy elevada de paro. No es tan optimista, pero merece la pena valorar también esta lectura.
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