El Valor Actual Neto (VAN) es una herramienta de uso frecuente en el análisis de inversiones y en la presentación de proyectos empresarial ante terceros.
¿Por qué es importante comprender el VAN para un emprendedor?
La actividad empresarial implica tomar decisiones de inversión que tienen influencia sobre los cobros y pagos que pueda recibir o realizar la empresa. Normalmente, deberá realizarse un desembolso inicial. Quizá, en lo sucesivo, se requieran algunos pagos para efectuar su mantenimiento ordinario, grandes reparaciones, costes asociados al funcionamiento del proyecto, etc.
Por otro lado, el proyecto se realiza para obtener unos retornos en forma de cobros o de disminución de los pagos. Así, por ejemplo, podríamos lograr disminuciones de determinados costes o un incremento de la capacidad de producción o de la calidad que impulsen nuestras ventas.
La duda que nos cabe es si los retornos que nos ofrezca la inversión compensan, y en qué medida, los desembolsos. En definitiva, queremos saber hasta qué punto merece la pena el proyecto. [hde_related]
Sin embargo, responder a esa pregunta es un poco más complicado que realizar una simple resta de cobros menos pagos. La razón fundamental es que no son todos iguales. Si lo hiciésemos es como si sumásemos peras con manzanas. Por ejemplo, seguramente que no valoremos lo mismo un cobro de la misma cuantía que esperemos para dentro de un mes frente a otro previsto para dentro de 15 años.
En ese sentido, el VAN pretende ofrecernos una única cifra que responda sobre el valor del proyecto. Además, lo hace en unidades monetarias de hoy. Así, podemos realizar una confrontación con otras alternativas empleando cantidades comparables, ya que no hemos de olvidar que el dinero va perdiendo valor a lo largo del tiempo.
La fórmula del VAN
Para calcular el VAN emplearíamos la siguiente fórmula:
¿Qué son los flujos netos de caja?
Representan la diferencia que existe en cada período entre los cobros y los pagos. Obviamente, como nos estamos refiriendo al futuro, deberemos hacer alguna predicción. Por ejemplo, podemos considerar que la cuantía que alcancen los flujos netos de caja es una variable aleatoria que puede alcanzar diferentes valores con una cierta probabilidad. Lo que emplearíamos para el cálculo del VAN es su valor esperado.
¿Cuál es el tipo de interés?
Determinar cuál se debe emplear es una de las mayores dificultades del VAN. Incluso, en algunos casos, puede que no se utilice uno solo, sino varios para diferentes momentos del tiempo. En términos generales, podemos decir que puede depender de múltiples factores:
- La rentabilidad que podría obtenerse por invertir en activos libres de riesgo. Si, por ejemplo, la deuda pública rinde mayores rendimientos, exigiremos también retornos mayores a las inversiones.
- El riesgo derivado de las inversiones, relacionado con la probabilidad de que los flujos de caja que realmente se produzcan en el futuro difieran mucho de los que, en principio, esperamos.
- La estructura financiera de la empresa, principalmente su nivel de apalancamiento financiero.
- La rentabilidad que pueda esperarse de inversiones alternativas.
- Debemos también considerar el efecto de la inflación para calcular un valor en unidades monetarias de hoy.
¿Cómo se considera el tiempo en el cálculo del VAN?
Suele ser habitual considerar diferentes períodos. Por ejemplo, todos los cobros y pagos de un determinado año, mes, semana, día… En el límite, cuando la duración del período de tiempo tiende a ser infinitesimal, llegaríamos a la capitalización continua.
Por otro lado, en función del período que empleemos, habremos de utilizar también un tipo de interés u otro. Así, si el período es anual, el interés será también anual. Si fuese semestral, tendríamos que calcular el interés semestral y así sucesivamente.
¿Cómo decidiríamos en función del VAN?
Si el valor del VAN es negativo, descartaríamos ese proyecto. Eso significa que la corriente de cobros futuros que representa no compensa los desembolsos que hay que realizar.
Si el valor del VAN es positivo, es posible que nos podamos decantar por ese proyecto. No obstante, nos debemos cerciorar primero de que no existen alternativas con un VAN superior.
Por otro lado, hay que tener presente que no siempre nos decidiremos por la inversión que mayor VAN origine. Es posible, incluso frecuente, que podamos perseguir otros objetivos por encima de la maximización del valor como estos:
- Incrementar el tamaño y visibilidad del negocio.
- Mejorar las condiciones sociales y ambientales como, por ejemplo, en el emprendimiento social.
- Minimizar la probabilidad de que se materialicen determinados riesgos.
- Facilitar la supervivencia a largo plazo de la empresa, incluso sacrificando rentabilidad.
¿Qué limitaciones tiene el VAN?
En primer lugar, paradójicamente, su principal ventaja (resumir mucha información en una sola cifra) puede ser su limitación más importante. Generalmente, las decisiones de inversión deben sopesarse mucho, para ver cuáles son las ventajas y desventajas de cada alternativa con cierto detalle.
En general, tomamos los valores de los cobros y pagos como si fuesen fijos. En la realidad, suelen depender de diferentes factores del entorno y de nuestra adaptación a ellos.
Por ejemplo, imaginemos que estamos pensando en diferentes alternativas para lanzar un nuevo producto. La cuantía de los cobros por ventas y de los pagos dependerá de la reacción del público y de nuestra habilidad para saber interpretarla, aprovecharla y mejorar nuestra oferta reduciendo los costes, ofreciendo un producto más adecuado, depurando algún fallo que hayamos observado, etc.
Podríamos, en ese caso, pasar de un único VAN para cada proyecto a varios para cada proyecto en función de las circunstancias. Idealmente, podríamos tener una función de densidad de probabilidad para el VAN. Se trataría de una función que nos describiría lo probable que es que el VAN alcance una determinada cuantía.
Además, hay que tener en cuenta una cuestión importante: la calidad de la información con la que trabajamos. Si partimos de supuestos poco realistas o proyectos inviables, el VAN no será suficientemente informativo.
Para cualquier emprendedor resulta muy instructivo y útil no solamente aprender a calcular el VAN, sino también entender sus potencialidades y limitaciones.
Imágenes | iStock