Internet de las Cosas es una de las grandes revoluciones que estamos viviendo. Supone dotar de conectividad (es decir, de “vida” e “inteligencia”) a los objetos. Y sus utilidades serán vitales para las grandes empresas, pero también para las pymes y los autónomos.
Según la consultora Gartner, en este 2017 habrá 8.400 millones de objetos conectados gracias al Internet de las Cosas. Una cifra que subirá hasta los 20.400 millones en 2020. En nuestro país, por su parte, según datos del IDC, la inversión que se hará en este tipo de objetos conectados en 2020 llegará hasta los 23.000 millones de euros.
Por eso, el Internet de las Cosas se consolida no ya como una tendencia, sino como una necesidad para pymes y autónomos, que pueden ver beneficiado su trabajo por los avances que representan. Y, por otra parte, pueden perder comba respecto al mercado y sus competidores si no se acercan a la nueva realidad.
Ventajas indispensables
Información. El acceso a información y datos certeros y en tiempo real es una de las grandes ventajas. Gracias al Internet de las Cosas, un autónomo o un pequeño empresario que use el almacenamiento en la nube y sincronice sus dispositivos con ella, puede verse beneficiado de tener al alcance de un solo clic los datos sobre sus clientes, pero también sobre el estado de un pedido.
Más rapidez. Una ventaja que sobreviene del punto anterior es que los tiempos empleados para gestionar un trabajo se acortarán, pues el empresario cuenta con toda la información de una forma más sencilla y ordenada, lo que fomenta la agilización de los procesos.
Organización. Las formas de organizarse con este tipo de recursos resultan mucho más sencillas y efectivas, visuales y claras. Otra gran forma de ahorrar esfuerzo y tiempo.
Productividad. Y de mejorar la productividad de una pyme y de un autónomo. Para un pequeño empresario, todas las soluciones que le ayuden a ser más eficiente y rápido son indispensables. Pues, en ocasiones, el hecho de trabajar solo puede representar dificultades para llevar a cabo todas las obligaciones.
Experiencia del cliente. Al final, uno de los grandes objetivos de cualquier empresa es dejar satisfecho a su cliente. Apostar por herramientas que ofrezcan agilidad, información… y todas las características que hemos visto, serán claves que los consumidores queden satisfechos y se fomente la fidelización.
En la práctica
Veamos ahora algunos ejemplos prácticos que nos ayudarán a entender mejor lo que estamos planteando.
Un comercio local, por ejemplo, puede colocar sensores en las estanterías de su negocio y así recibir información sobre los consumidores que se acercan a cada producto, detectando cuáles son las áreas que ofrecen mayor interés y cuáles en las que se debe trabajar. Así, puede lanzar promociones y ofertas especiales de manera inmediata que pueden llegar a los smartphones de los clientes que tienen descargada la app del comercio.
Y todo de una forma personalizada. Si uno de los clientes que entra es alguien nuevo, a quien se quiere fidelizar, o un cliente VIP al que se le quiere dar un trato preferente… Todo ello es información que puede llegar a través del análisis del Big Data que aportan los recolectores de datos del IoT.
Además, el responsable de la tienda o comercio puede ser “avisado” de que determinado producto se ha acabado en las estanterías y es necesario reponerlo.
El ahorro de energía es otra de las posibilidades. Ejemplo, una oficina de una pequeña pyme puede estar acondicionada con bombillas inteligentes que sólo se enciendan cuando haya personas trabajando en ese espacio.
Si estamos hablando de una empresa o de un profesional especializado en logística, pueden saber en todo momento el estado de un envío o del transporte de un producto. Saber si hay problemas en la carretera, conocer la ruta más óptima… Vehículos, almacenes y productos pueden llevar dispositivos que les permitan estar conectados.
Además, el Internet de las Cosas puede servir también a una pyme para localizar una posible avería en uno de sus aparatos. Algo que resultará clave porque, si lo detecta en tiempo, puede evitar que el producto que se fabrica-conserva-almacena en ese aparato no se estropee, lo que supone ahorro en costes y tiempo y buena planificación ante posibles contratiempos.
Uno de las mayores preocupaciones de cualquier autónomo o pyme a la hora de afrontar cambios en su forma de trabajo es el coste económico que éstos pueden representar. Pero las soluciones de IoT no son caras, al contrario. Tecnologías como el 4G o Bluetooth están al alcance de cualquier usuario, cuanto más, al de una pequeña empresas.
Es innegable cómo el Internet de las Cosas está cambiando la forma en que vivimos, nos relacionamos y trabajamos. Para una pyme o un pequeño empresario o un autónomo, apostar por esta tecnología puede ser el trampolín que impulse su negocio hacia nuevas cotas.
Por Noelia Martínez