La historia de la humanidad va unida de manera irremediable a la creatividad. Muchas invenciones revolucionaron la productividad, las relaciones humanas y la cultura de las diferentes civilizaciones, y hoy en día no concebimos un mundo sin ellas.
Más allá de la rueda, el fuego o las grandes revoluciones tecnológicas del último siglo, hay otros inventos aparentemente más simples, pequeños y originales que marcaron un antes y un después en nuestras vidas. Y con un éxito que muy poca gente esperaba. [hde_related]
Inventos originales y sencillos que fueron un éxito
Anillas en las latas
Las primeras latas de refrescos y cervezas datan del siglo XIX, pero presentaban un gran inconveniente: al ser de hierro, para abrirlas era necesario un martillo y un escoplo o formón. Esto, además de ser una incomodidad, suponía el riesgo de desperdicio de cerveza o refresco.
Aunque para resolver el problema se usaron materiales más ligeros, como hojalata o aluminio, lo que realmente cambió todo fue la invención de las anillas para abrir las latas. Después de diferentes intentos, en 1975 el ingeniero Dan Cudzik inventó una lengüeta estable que se convirtió en la solución ideal que se usa actualmente.
Pósits
En 1968, el químico Spencer Silver, que trabajaba para la compañía 3M, buscaba un pegamento muy fuerte para la industria aeroespacial. Sin embargo, se encontró con un invento inesperado: un pegamento débil hecho de microesferas acrílicas, con el que los objetos que quería unir se desprendían con suma facilidad sin generar residuo.
Poco después, en 1971, Arthur Fry, otro trabajador de 3M que se encontraba en la iglesia presbiteriana a la que pertenecía, se acordó de este pegamento harto de que se le cayeran los papelitos con los que señalaba las lecturas en su libro de cánticos. Pensó que ese adhesivo permanecería allí donde lo colocase, y aprovechó la idea para presentársela al departamento de marketing de la compañía.
Fueron la época incipiente de los pósits, que se introdujeron en el mercado en 1977, con unas ventas discretas. No obstante, después de unas agresivas campañas de promoción por parte de 3M, en 1980 ya se vendían en todo Estados Unidos y en 1981 aparecieron en Europa. Hoy son un elemento fundamental de cualquier escritorio.
Selfie sticks
Es, posiblemente, el invento más moderno de la lista. La popularización de los famosos selfis, es decir, los autorretratos realizados con la cámara frontal del teléfono móvil, generaron otra necesidad, la de hacer una foto mucho más centrada y natural. Y todo se aceleró a raíz del que posiblemente haya sido el selfi más famoso y compartido de la historia: el realizado con la cámara de Elle DeGeneres en la gala de los Óscar de 2014.
Sin embargo, antes incluso de la generalización de los smartphones, el inventor canadiense Wayne Fromm patentó su Quik Pod en 2005. Pero no fue hasta 2011 cuando los famosos selfie sticks (o palos para aufofotos) empezaron a estar disponibles en Estados Unidos. Tal fue su éxito que, incluso, fue incluido entre los 25 mejores inventos de la revista ‘Time’ de 2014.
Chupachups
Los caramelos han sido siempre muy pringosos. Tanto que, cuando un niño los chupaba y tocaba con las manos, lo más probable es que manchara toda su ropa, con el consecuente enfado de los padres. El español Enric Bernat dio con una solución tan sencilla como imaginativa: añadir un palo al dulce.
Así nació en 1958 Gol, que posteriormente pasó a llamarse Chupa Chups. Un producto que fue muy popularizado en la cultura nacional gracias a los entrenadores de fútbol de los años 90 en España, y muy especialmente a Johan Cruyff, que consumía el famoso caramelo con palo en los partidos de fútbol como sustitutivo del tabaco.
El palo de la fregona
A pesar de que la fregona es un invento con miles de años de antigüedad y utilizado en todas las épocas de la historia, hasta hace relativamente poco tiempo, fregar los suelos implicaba ponerse de rodillas y utilizar la fuerza para eliminar la suciedad del suelo.
No fue hasta los años 60 del siglo pasado cuando Manuel Jalón Corominas, un ingeniero riojano, inventó el palo de la fregona después de observar instrumentos de limpieza para el fuselaje de los aviones cuando se encontraba trabajando en los Estados Unidos en labores de mantenimiento de aviones a reacción. Un invento tan sencillo que ha facilitado esta labor tan cotidiana.