Las pymes que no invirtieron en tecnología durante la pandemia han salido muy mal paradas. Aquellas que quedaron rezagadas en inversiones tecnológicas, como la digitalización, el 5G y el delivery son las que antes han entrado en declive según SMB Trends Report. ¿Por qué se está viendo este fenómeno? ¿Qué pueden hacer las pymes con esta información?
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Invertir en tecnología consolidada (comercial) tan pronto como sea posible resulta clave para las pymes. Gracias a los ahorros a medio y largo plazo de haber invertido, podrán mantener su actividad. Por contra, aquellas que no sean capaces de obtener las ventajas que solo se logran invirtiendo en tecnología tendrán más papeletas para caer.
Las pymes que no invierten se hunden rápido
El título de este apartado es autoexplicativo y, con matizaciones, sirve para todo tiempo y sector. Las pymes trabajan en un entorno en el que, salvo excepciones, la competencia es elevada. Cuando en un mercado algunas empresas invierten en tecnología para mejorar su productividad y otras no lo hacen, dejando estática dicha capacidad de producir a determinado coste, estas últimas pierden posiciones respecto a las primeras. Se quedan atrás, y con frecuencia son incapaces de recuperar la posición que tenían previamente.
Estas posiciones pueden ser extraordinariamente moderadas (unas pocas decenas de euros ahorradas al mes por las empresas inversoras), pero crean grandes desfases de miles de euros en cuestión de años. La mera posesión de liquidez ahorrada otorga capacidad de acción para invertir, mientras que lo contrario tiende a empujar a una espiral de deuda por falta de competitividad.
Dicho de otra forma: las empresas que hoy invierten en tecnología tendrán una oportunidad de invertir en tecnología en el futuro. Mientras que aquellas que en algún momento dejen de hacerlo podrían perder cualquier oportunidad. Un evento que rara vez se identifica porque exige analizar la falta de acción de un momento ubicado a dos o tres años vista.
De hecho, replegarse en un momento de crisis es una estrategia razonable y coherente. Paralizar las inversiones, dejar de contratar e incluso pensar en ‘salvar los muebles’ reduciendo el tamaño de la empresa. Pero esta es una estrategia que, paradójicamente, ofrece unos resultados pésimos a medio o largo plazo. De hecho, es la peor estrategia si el objetivo es seguir existiendo.
¿Qué ha pasado con pymes, inversión y tecnología en la pandemia?
La pandemia ha generado un marco de aceleración digital sin precedentes. En cuestión de año y medio se estima que ha catapultado a algunos sectores a cifras de negocio que iban a tener en los próximos cinco años, según un estudio de Deloitte. Como ejemplo, se ha adelantado entre dos y tres años de la estrategia omnicanal del retail. Todo esto ha reducido los tiempos característicos.
Si hace una década una pyme que no invirtiese en tecnología disponía de un par de años de prórroga para tomar la decisión, en la actualidad esta ha de tomarse en cuestión de meses para no quedar fuera del mercado. Los tiempos se han acortado, y bastante.
Según la cuarta edición del informe ‘Small & Medium Business Trends Report’, de Salesforce Research, las pymes que más problemas están teniendo en la supuesta fase de recuperación económica son precisamente aquellas que no invirtieron en tecnología durante la COVID-19. Una decisión, por otro lado, coherente: los negocios tienden a protegerse de las perturbaciones.
La forma tradicional de protegerse ha sido la de no gastar y, por tanto, no invertir. Y era una fórmula que daba resultado porque, primero, casi todas optaban por ella, y segundo, luego había margen temporal para recuperarse. Ahora no se dan ninguno de los dos supuestos: cada vez más empresas innovan en las crisis, y con ello reducen el marco temporal de actuación del resto.
Actuar tan pronto como sea posible
Del informe de Salesforce así como otros informes previos apuntan a que no actuar pronto es mejor que actuar tarde. Al igual que ocurre con el cambio climático, es mejor evitar el peor escenario posible y quedarse con el segundo peor que no hacer nada.
Hace tiempo que se sabe que las pymes que invierten en robots facturan cinco veces más. Y se ha descubierto que las grandes empresas que ya han adoptado el 5G para trabajar han incrementado su productividad en un 10% desde el inicio de la COVID-19, según el informe ‘5G Business Readiness Report’ de Nokia.
Si invertir en tecnología aporta productividad, y esos incrementos aumentan la competitividad frente a la competencia, entonces la estrategia óptima de inversión es ser capaz de afrontar estos cambios tan pronto como sea posible a nivel comercial. Invertir no implica ser innovador o aumentar el riesgo. De hecho, según esta aproximación, el objetivo es reducirlo.
Es por ello que las pymes deben estar informadas sobre los avances tecnológicos a los que pueden optar (muchos no serán de aplicación en su sector) de modo que puedan posicionarse favorablemente e invertir en ellos una vez hayan sido lanzados al mercado.Imágenes | iStock/ijeab, iStock/Pheelings Media