‘Low-code’ o cómo aumentar la productividad sin programación estricta

Pymes

El low-code se postula como una de las grandes bazas para las pymes que carecen de formación en código o del tiempo y capital para adquirirla. Gracias a esta fórmula, que no requiere saber programar, muchas empresas pequeñas y autónomos pueden acceder a herramientas y aplicaciones antes solo reservadas a empresas que podían invertir en especialistas.

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Esta forma de programación aporta flexibilidad y democratización, acelera la implantación de medidas digitales y mejora la competitividad de las pymes. Sin embargo, también aumenta algunas de las vulnerabilidades digitales, sobre todo aquellas derivadas de la integración de varios sistemas que no se comprenden bien. ¿Es el low-code la solución a la falta de talento en programación?

¿Qué es el low-code?

El low-code, castellanizado como ‘programación sin código’, es una forma de generar herramientas sin necesidad de desarrollar competencias de programación. La idea original es construir entornos en los que no sea necesario saber programar para generar funcionalidades o hacer uso de sistemas.

Los dos tipos básicos de low-code

El concepto de low-code sirve tanto para programación sin saber código como para usar sin saber código.

Programación sin saber código

Cuando se habla de low-code, ‘programar sin saber código’ suele ser el uso más frecuente. Un ejemplo serían OutSystems, Xplenty u Oracle APEX, plataformas que permiten utilizar módulos de código con los que realizar acciones complejas sin necesidad de programarlos.

Suele ponerse como ejemplo Scratch 3.0, un software pensado en principio para educación infantil que permite arrastrar módulos para programar. Cada vez más, es empleado por personas de todas las edades gracias a su potencia.

Usar sin saber código

Aunque también se le llama low-code, se le suele tratar como no-code porque, a menudo, prescinde por completo de cualquier forma de código. Está dirigido a personas que no saben nada de programación. Los ejemplos más frecuentes son el editor visual de Wikipedia, el de WordPress o IFTTT.

IFTT es un servicio en el que se programa que “cuando pase algo, entonces ocurra otra cosa”. Se trata de un low-code básico y secuencial del tipo “si, entonces” (if, then), aunque los hay más complejos.

Beneficios del ‘low-code’

La velocidad, flexibilidad y agilidad son tres de las ventajas más claras del low-code. Al no necesitar la escritura del 100 % del código, este método acelera mucho la producción más avanzada y con aplicaciones soportadas. Sus costes, por tanto, se reducen.

Además, permite la democratización del software. Una persona sin formación en este campo puede generar herramientas sin necesidad de estudiar código. Esta es una característica muy importante en pymes, ya que no siempre disponen de capital o formación.

Con el low-code, un comercio unipersonal cuya persona a cargo no tiene tiempo o capacidad económica para estudiar, puede recibir un curso básico y crear una página web en pocas horas. Sin ser una versión perfecta, al menos facilitará la entrada de la pyme en el universo digital.

Con toda probabilidad, el mayor beneficio de programar sin saber código es hacer frente a la falta de talento en programación. Esta escasez deriva de una demanda imposible de cubrir con los profesionales actuales del sector, un desequilibrio que se estima que crecerá aún más en el futuro.

Falta de seguridad, la mayor crítica al low-code

La mayor crítica al low-code es la baja formación de los usuarios a quienes va dirigido. Esto supone no solo la falta de comprensión de la herramienta usada o programada y, por tanto, sus vulnerabilidades latentes y cómo corregirlas, sino también la falta de preparación ante un ataque.

Dentro del mundo hacker hay una expresión para las personas que emplean código sin entenderlo, los ‘script kiddies’. Ya sea por ahorrar tiempo o porque no se tienen conocimientos de programación, este colectivo suele ser más vulnerable. Tanto, como los consumidores de software pirata.

¿Qué plataformas de low-code existen?

Las plataformas low-code más conocidas son Microsoft Power Apps, Oracle Visual Builder y Zoho Creator. En parte, por la forma en que han permitido a desarrolladores crear sus propias comunidades. La comunidad, en programación, es básica, y en low-code, imprescindible. Y una mezcla híbrida entre programadores y low-code es aún más beneficiosa.

Casi todas las plataformas de programación permiten a especialistas séniores compartir códigos que otros más junior o que acaban de empezar pueden usar con más seguridad. Estos ‘veteranos’ pueden instruir en lo básico y programar de base sistemas menos vulnerables. Además, disponer de una comunidad a la que plantear dudas es un factor crítico.

Los beneficios del low-code, sumado a la falta de talento digital y el aumento de su demanda, están haciendo que se utilice con cada vez más frecuencia. Sobre todo en empresas con pocos recursos y que trabajan con plazos estrictos. Sin embargo, no debe perderse de vista la seguridad informática en la adopción de la programación sin código.

Imágenes | MagicPattern, Emily Morter

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