Configurar adecuadamente una ruta de reparto exige un esfuerzo de planificación que debe sustentarse sobre una buena información.
¿Qué buscamos al planificar rutas de reparto?
Pretendemos varios objetivos. Obviamente, uno de ellos es trazar los mejores itinerarios para tardar el mínimo tiempo posible, enfrentar a las mercancías al menor riesgo, etc.
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Pero la ruta va más allá del mero itinerario. Hay que tomar decisiones sobre los recursos humanos, materiales e intangibles como, por ejemplo:
- Qué conductores y vehículos emplearemos en cada tramo.
- Valorar si es necesario realizar alguna operación de mantenimiento de los vehículos.
- Cómo emplear naves y plataformas logísticas.
- Cómo minimizar el empleo de combustible.
- Qué tecnologías de apoyo a las rutas nos interesan.
Tenemos que evitar emplear recursos innecesarios para llevar a cabo las rutas y, al mismo tiempo, debemos buscar una configuración para ellas que sea lo más económica que sea posible.
El tercer objetivo, de gran relevancia, es sentar las bases del futuro. Necesitamos tomar decisiones, como la política de inversiones, que supongan un acierto a largo plazo. Algunas elecciones no son sencillas de cambiar en cada viaje. Por ejemplo, no se construye un centro logístico de la noche a la mañana y, en caso de ser necesario desprendernos de él, necesitaríamos tiempo para hacerlo.Y algo muy importante: para la consecución de todos estos objetivos es necesario disponer de información. De lo contrario no sabremos adaptar las rutas a las circunstancias que demanda el entorno en cada momento.
¿A qué restricciones nos enfrentamos al optimizar rutas de reparto?
Probablemente, el mayor reto al que se enfrenta una empresa de reparto es el de responder a diversos tipos de condicionantes:
- Laborales. La productividad de los trabajadores puede variar en función de la complejidad del trayecto, de las horas de viaje, de su motivación e incentivos, de sus propias decisiones, etc.
- Comerciales. El emisor y el receptor marcan las condiciones de envío y entrega. No obstante, pueden realizarse ofertas que permitan encauzar cómo se ha de prestar el servicio.
- Administrativos. Hay que respetar varios conjuntos de normas: legislación sobre transporte terrestre, circulación, vehículos, derechos de los consumidores, marco laboral, etc.
- Circulatorios. Al planificar cualquier ruta es importante predecir y valorar las circunstancias del tráfico e, incluso, plantear alternativas por si fuesen necesarias.
- Financieros. Los costes de las rutas son aleatorios. Repetido un mismo trayecto miles de veces, no siempre nos enfrentaríamos al mismo resultado. Pueden, por ejemplo, surgir costes por congestión superior a la esperada, por fallos en la manipulación, por accidentes y responsabilidades, etc. Por ello se deben tomar las medidas que hagan que los riesgos asumidos en cada ruta no son superiores a los aceptables por la empresa.
La importancia de las tecnologías de localización
Después de considerar todos los factores y disponer la ruta correctamente, toca evaluar los resultados. Necesitamos saber cómo ha ido cada reparto: los itinerarios y paradas, las velocidades, las desviaciones del camino marcado, etc. La localización aporta datos que, a su vez, son fuente de aprendizaje.
Así identificaremos las causas de muchos problemas, de forma que podamos dar una respuesta. Y, además, un mayor control previene las distracciones y malas prácticas de trabajo.
En esa línea, Orange ofrece el servicio Localización, una aplicación disponible tanto en Android como en iOS. Permite conocer cuál es la ubicación de cada empleado, contribuyendo a disminuir el consumo de combustible y de tiempo, así como a mejorar el control sobre aspectos como la superación de límites de velocidad o el acceso a zonas prohibidas o permitidas.
El resultado es claro: apostar por la digitalización favorece la productividad de los trabajadores reduciendo los tiempos muertos. Es una gran ayuda para la optimización de rutas de reparto.
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Imágenes | Maarten van den Heuvel, Elevate, Kendall Henderson, Norbert Kundrak en Unsplash
