Mientras que el 99% de las grandes empresas españolas realiza acciones enfocadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la Agenda 2030, un 39 % de las pymes no lleva a cabo ninguna medida de implantación.
El concepto de sostenibilidad empresarial ha evolucionado mucho en muy poco tiempo. Si bien antes podía entenderse como una cuestión secundaria, ahora se ha convertido en un pilar fundamental en el que basar toda la estrategia de marca. Pero ¿cómo ayudar a las pymes a ser más sostenibles? Dándoles las herramientas necesarias para que puedan saber el lugar desde el que parten, midiendo su actual grado de responsabilidad social.[hde_related]
La sostenibilidad genera negocio
Los consumidores demandan cada vez un compromiso mayor con la sostenibilidad. Un interés que se dispara en las generaciones más jóvenes. Según un informe de la consultora PwC, el 65% de los centennials tiene en cuenta este criterio al adquirir un producto.
Es una forma de mejorar su imagen de marca y mandar un mensaje sobre su compromiso con el bienestar futuro, algo que suscita confianza en el consumidor y se entiende como una señal de excelencia. Por otro lado, genera nuevas oportunidades de negocio, atrayendo a inversores y promoviendo la oportunidad de optar a las ayudas públicas relacionadas con estas iniciativas de RSC.
Para facilitar su transición hacia la sostenibilidad, recientemente se han presentado dos test autodiagnóstico a través de los que, de forma muy sencilla, cualquier pyme puede saber si es sostenible y de qué forma mejorar su trabajo.
Guía de autodiagnóstico de la Cámara de Comercio
Esta guía de autodiagnóstico creada por la Cámara de Comercio de España y con la financiación de los fondos Next Generation EU trabaja a partir de un cuestionario que se responde en cinco minutos y con la garantía de confidencialidad de los datos.
El test se centra en cuatro conceptos fundamentales de la RSC y pide al empresario que señale la respuesta que más se acerca a su modelo de gestión. Además, al lado de cada pregunta se incorporan diferentes ejemplos que facilitan la compresión.
- Aspectos sociales. Con preguntas sobre las condiciones laborales de los empleados, su bienestar emocional y la atención a la diversidad, el desarrollo profesional a partir de la formación en nuevas capacidades y tecnologías y las relaciones con proveedores, clientes y el consumidor.
- Aspectos ambientales. Referido a iniciativas como la reducción del consumo energético o la gestión de residuos.
- Aspectos éticos. Respecto a una conducta ética y transparente en sus operaciones con otras organizaciones.
- Modelo de gestión. Con un análisis de las actividades que identifique el impacto social y medioambiental, los grupos de interés que influyen en las decisiones de la pyme, los planes de acción e integración y los canales de comunicación de la empresa.
Después de recibir un diagnóstico, la Cámara de Comercio facilita a la pyme una serie de recomendaciones para planificar su gestión y valorar los diferentes progresos en materia social y ambiental.
Asimismo, la institución ha puesto en marcha el Programa de Sostenibilidad para pymes que ayuda a estas empresas a cumplir con objetivos relacionados con la eficiencia energética, la huella de carbono o la economía circular.
Herramienta de autodiagnóstico de la CEEI Valencia
También para saber si una pyme es o no sostenible, unos meses antes, la Cátedra de Economía del Bien Común de la Universidad de Valencia junto con el CEEI Valencia (Centro Europeo de Empresas e Innovación) lanzó la autodenominada como “primera herramienta diagnóstica de sostenibilidad”.
Los diferentes aspectos se evalúan según los principios de la Economía del Bien Común (EBC), la propuesta promovida por el economista austriaco Christian Felber que aboga por una evolución del modelo económico del beneficio individual hacia un sistema basado en el bien común. Se asienta en los valores de dignidad humana, solidaridad, justicia social, sostenibilidad medioambiental, transparencia y coparticipación.
El test consta de 20 preguntas que valoran diferentes temas, puntuándolos del uno al cinco según la situación de la pyme:
- Proveedores y sus relaciones con la cadena de suministros. La pyme necesita conocer los productos y servicios que le dispensan, así como el volumen de compra.
- Propietarios y financiadores de la organización. Lo aconsejable es que la empresa no tenga una dependencia excesiva de ningún financiador.
- Personas empleadas. En la que se valoran los perfiles profesionales de los empleados y colaboradores y el tipo de contrato que tienen.
- Clientes y otras empresas. Se refiere a las relaciones con minoristas, mayoristas, contratantes y consumidores.
- Entorno social. Para analizar el vínculo de la pyme con los agentes sociales e instituciones del entorno en el que ejecuta la actividad empresarial. Una buena relación debe atender a principios de corresponsabilidad y codecisión en cuestiones que les atañen directamente.
Los datos obtenidos servirán para colocar a la compañía en uno de los cuatro eslabones de la matriz de Dyllick y Muff explicada en su estudio ‘La tipología de sostenibilidad empresarial’.
A partir de ahí, se realiza un informe de resultados que recoge fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas con el propósito de establecer un plan de mejora de la sostenibilidad, un camino lleno de retos pero también de oportunidades.
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